other

12 DE OCTUBRE: SAQUEO, COLONIZACIÓN Y RESISTENCIA

Hace más de cinco siglos, nuestro continente era incorporado a la economía mundial, mediante la mayor de las violencias, permitiendo que desde ese momento, se acelerara como nunca antes la extensión y el desarrollo de la tecnología, la ciencia y las formas de producción, que se fueron revolucionando sin cesar. Así se abría esta era de acumulación de riquezas y prosperidad para unos pocos y miseria creciente para las grandes mayorías, llamada capitalismo. Así se iniciaba el saqueo de nuestra América, que venimos sufriendo y enfrentando hasta la fecha.

Ese fue el origen del orden mundial que aún hoy se mantiene, en el que los países de América están sometidos a la codicia de los dueños del mundo, que se enriquecen hundiendo en la miseria a los trabajadores y los pueblos de nuestro continente. Orden reforzado por el nacimiento, en los países saqueados y sometidos, de una clase dominante que vive de las migas del vaciamiento de sus países: la burguesía, la gran patronal nacional. Que aunque en su momento supo impulsar la lucha por la Independencia -cuando el dominio colonial se transformó en un obstáculo para sus negocios- por su carácter de clase explotadora, a la larga terminó encontrando nuevos amos extranjeros a quienes servir para seguir prosperando.

Basta con tomar como ejemplo el caso de la Deuda Externa, los acuerdos comerciales, la desindustrialización de nuestros países. Hasta casos puntuales como el litio, el fracking petrolero o las vacunas de Astra Zéneca producidas en Garín, para verificar el incremento de la dependendencia económica y política de Argentina y de Latinoamérica toda. Cinco siglos después del inicio del saqueo, el vaciamiento de nuestro continente sigue siendo uno de los pilares del orden económico mundial.

 “Progreso” a expensas de saqueo

Ciertamente, la llegada de los europeos a América no solo revolucionó la existencia de la humanidad entera, sino que incorporó toda clase de adelantos tecnológicos, científicos y productivos. Pero estos adelantos no fueron introducidos en estas tierras con la intención de mejorar la vida de sus habitantes, sino con el único fin de extraer mayores riqueza. Y además implementados mediante un exterminio sin precedentes, que acabó para siempre con civilizaciones enteras, y forzó a la esclavitud a millones de seres humanos.

Hoy podría decirse que sucede lo mismo con la megaminería, las “zonas francas” donde se explota mano de obra barata, y otras “inversiones” que son presentadas como la solución a los males sociales crónicos de nuestro continente, como el desempleo. Pero esta vez, no hay posibilidades de que esta rapiña traiga algún resultado positivo para la humanidad: el capitalismo es un sistema agotado, que ya no tiene otra cosa que ofrecer al mundo que un exterminio mayor al que se vio en la llamada “conquista de América”.

Cómo romper el ciclo de vaciamiento

La colonización de América avanzó sobre una población nativa dividida en cientos de etnias, sometiendo a las rebeldes, utilizando a su favor la opresión ya existente de unos pueblos sobre otros, cooptando a parte de las élites de sociedades complejas como la inca o la azteca, o de naciones que resistieron al avance europeo pero terminaron conviviendo con las sociedades criollas.

Pero en ese camino, el saqueo europeo fue forjando los sectores populares de los que nació la clase obrera y el pueblo trabajador tal y como los conocemos: los sectores de la sociedad que generan las riquezas que los capitales extranjeros y nacionales se apropian, los sectores que  necesitan terminar con el vaciamiento del continente para acabar con la miseria y la explotación que sufren.

Y por eso, solo estos sectores, solo los trabajadores y el pueblo pobre de toda América, podemos lograr tal liberación, arrebatando el poder a los lacayos de los ricos y poderosos, para construir una sociedad en la que la economía esté puesta al servicio de las necesidades de toda la población, y no solo de la codicia de un puñado de poderosos. Esa es la única manera, no solo de revertir las atrocidades e injusticias perpetradas por cinco siglos de saqueo, sino de evitar el desastre al que nos lleva el capitalismo.