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 A 3 AÑOS DEL PRINCIPIO DEL FIN DE MACRI

Seguramente pasarán los años y décadas en lo que el recuerdo y enseñanzas de la jornada en contra de la Reforma Previsional serán estudiados por la vanguardia del movimiento obrero y revolucionario del país.

El 18 de diciembre de 2017 a muchos de nosotros nos cambió una parte de nuestras vidas. Y es que la vida de los revolucionarios y revolucionarias es a sabiendas de que la lucha contra el Estado y sus instituciones nos puede traer cárcel, persecución y hasta la muerte.

Pero eso es parte de nuestro destino. Tratar de destruir al capitalismo va significar que no va ser una lucha inmune, que hay que tomar sacrificios y abnegación por conseguir la felicidad para toda la clase obrera y los oprimidos del mundo, ya que solo será posible por la revolución social, la insurrección.

Esa jornada se puede catalogar como un ensayo de la clase obrera y popular para tomar en sus manos las resoluciones de su futuro.

¿Qué estaba en juego ese día?

Gran parte del pueblo entendió que todas las leyes que Macri quería impulsar eran parte del plan del Fondo Monetario Internacional, de sus llamadas “reformas estructurales”.  Sin embargo la bronca de años de miseria y sumisión de parte del Gobierno ante las multinacionales y países imperialistas hizo que ese día se rompiera todo dique de contención por parte de los sindicatos burocráticos, de los movimientos sociales, de los partidos patronales e incluso sectores de la izquierda.

Ese día nuestra clase dijo basta y luchó con lo que tenía en la mano para resistir la entrega y la brutal represión.

Las jornadas anteriores como una antesala

Diciembre es sinónimo de luchas en nuestro país, pero ese 2017 fue muy caldeado. El gobierno de Cambiemos con su Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fijó una postura inamovible con respecto a las luchas obreras y populares. Utilizar el poder del Estado para la represión, para el armado de causas, la judicialización de toda protesta y la utilización de los medios de comunicación para justificar su accionar.

Y en esa tónica diciembre de 2017 de Bullrich trató de cerrarlo con una victoria de su política. Por eso reprimió y encarceló a la marcha contra la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se reprimió el acampe de los movimientos sociales, se reprimió la protesta contra la sesión de la Reforma Previsional del 14 de diciembre.

No se puede estar dándole palos a la gente sin esperar que un día se cansen y digan: ahora vamos a pegar nosotros. Y ese día llegó.

18 de diciembre: hacer lo que debemos

Para un revolucionario la lucha social no es una simple actividad ni tampoco somos periodistas de lo que pasa. Tratamos justamente de estar no solo a la altura de las circunstancias sino de empalmar con la acción directa de las masas insurrectas para darle una perspectiva de poder y de destrucción de las instituciones burguesas que son una cueva de bandidos en contra de nuestra clase.

Fue por ello que desde el PSTU entendimos desde las jornadas previas, que la bronca acumulada iba a desencadenar  un fuerte enfrentamiento callejero, que en última instancia lo que se ponía en juego era: ¡clase contra clase! Por eso a pesar de nuestra pequeña organización actuamos en consecuencia y allí fuimos a esa jornada en donde la política de avanzar, de defendernos de la represión empalmó con miles de jóvenes, mujeres, trabajadores y trabajadoras en lo que fue una primera línea de lucha de acción directa.

La jornada fue histórica por la resistencia obrera y popular, y por los cacerolazos de la noche.

La salida de Macri

Sin duda la aprobación de la Ley Previsional a ese costo significó el comienzo de la caída de ese Gobierno. Y ante los ojos de la clase obrera se vio que las fuerzas policiales retrocedieron no solo por la masividad sino por la preparación de las primeras líneas, de armar los comités de autodefensa. Esas enseñanzas con aciertos y errores sin duda deberán ser estudiadas para mejorar.

Nuestra participación y represalias

Desde el PSTU consideramos que era nuestro deber estar en la primera línea, porque la historia de los revolucionarios del mundo nos brindó lecciones de cómo debemos actuar ante las fuerzas del Estado y sus instituciones.

Por eso cuando no había ninguna garantía judicial para nuestro compañero Sebastián Romero, ícono de la resistencia, apoyamos la no presentación ante el Juez Sergio Torres. Por eso también entendimos que para los revolucionarios cada lugar es una trinchera y dentro de mi prisión en el penal de Marcos Paz, la pelea continuó por las reivindicaciones de los demás presos.

Sufrimos allanamientos, atentado al auto de nuestro abogado, persecución, cárcel y hostigamiento. A modo de un simple balance, resistir como resistimos es una muestra de que se puede y que la solidaridad obrera y popular tanto nacional como internacional jugó un papel fundamental.

Sin duda, cada 18 de diciembre lo tendremos en nuestra memoria. Pero aún no hemos terminado nuestra tarea, debemos lograr la libertad de Sebastián Romero y la absolución de todos los imputados de las jornadas de diciembre del 2017.

¡VIVAN EL PSTU y la LIT-CI!