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ACUERDO CON EQUINOR PARA LA EXPLOTACIÓN PETROLERA: OTRA ENTREGA AL SAQUEO AMBIENTAL

El 30 de diciembre, el Gobierno Nacional autorizó las actividades petroleras en el Mar Argentino, causando el rechazo y la movilización de amplios sectores populares en la costa atlántica bonaerense, que siguieron la huella del “Chubutazo” contra la megaminería. Sin embargo, el Gobierno de Alberto Fernández desoyó estos reclamos y sigue decidido a permitir el saqueo del mar. Otra demostración de que la política del Frente de Todos es dejar que las multinacionales destruyan el país, y que para frenar esta destrucción hay que profundizar la lucha.

Las medidas aprobadas por el Ministerio de Medio Ambiente dirigido por Juan Cabandié ya han causado desastres y rechazos en todo el mundo. La llamada “exploración sísmica”, que detecta yacimientos petrolíferos mediante explosiones en el fondo del mar, es un método terriblemente dañino para los ecosistemas marítimos. Ese sistema fue prohibido en Sudáfrica y otros países al demostrarse particularmente nocivo para las ballenas y otros animales marinos. En cuanto a los riesgos de las plataformas off-shore, basta ver lo que está pasando el desastre ecológico causado por el derrame de petróleo de Repsol, en Ventanilla, Perú, desde hace algunas semanas. Así y todo, el área del cuidado ambiental del Gobierno dio por bueno un relevamiento de riesgos ambientales elaborado paradójicamente por la misma compañía noruega que va a realizar las exploraciones.

Le llaman desarrollo, pero es depredación

Vale señalar en este punto, que el Gobierno del Frente de Todos no está introduciendo esta nueva forma de saqueo ambiental, sino que en realidad está defendiendo y llevando adelante un proyecto que empezó bajo el macrismo: otra muestra de que, a la hora de servir a los capitales extranjeros, no hay ninguna diferencia entre ambos partidos patronales. Y como era de esperarse, la dirigencia del gremio petrolero bonaerense también apoya esta subordinación al interés imperialista, con el argumento de que así se crearían muchos puestos de trabajo.

Justamente, esta consideración es el principal punto de defensa de todos los partidarios de la entrega: la afirmación de que estas actividades generarían trabajo y desarrollo. Sin embargo, tal aseveración no resiste el menor análisis. Los puestos de trabajo que se podrían llegar a crear serían escasos, muy específicos y no se sostendrían con el tiempo. El supuesto desarrollo es aún más difícil de demostrar. Y lo que se omite, es que la destrucción que causaría tal explotación comprometería las actividades pesqueras y turísticas que sostienen la economía de la zona desde hace mucho más de un siglo. La realidad es que ni al Gobierno, ni al macrismo, ni a los dirigentes sindicales les importa el desarrollo o los puestos de trabajo: el único fin de esta entrega es obtener dólares para pagarle al FMI.

Soberanía y medio ambiente van de la mano

Es ridículo creer que las compañías multinacionales que provocaron el desastre ambiental que está poniendo a la humanidad al borde de su extinción vayan a cambiar su naturaleza y volverse “ecológicamente responsables”, o algo así. Pero es aún más ridículo creer que esas compañías, que hundieron en la miseria a cada país en el que se metieron, sean garantía de desarrollo. Ya nos mintieron con eso en el pasado, y los resultados fueron trágicos. Por otro lado, tampoco es cierto que la Argentina necesite actualmente extender al mar la explotación petrolera para satisfacer sus propias necesidades

Lo que necesita la Argentina es echar a estas empresas saqueadores y recuperar la soberanía sobre los recursos naturales, ejercida por el pueblo trabajador a través de un plan económico obrero y popular discutido en cada fábrica, yacimiento, puerto, barrio y población. Y votado por representantes de estos sectores, con asesoramiento de científicos y técnicos que conozcan las consecuencias reales de cada actividad. Ese es el único camino para desarrollar una economía al servicio de las necesidades de los trabajadores, el pueblo y las generaciones futuras, respaldado en la ruptura con el FMI y el repudio de la fraudulenta Deuda Externa.

Hay que unirse a la lucha contra la extinción

Las acciones de repudio realizadas el 4 de enero fueron un gran punto de partida para una movilización que pare esta entrega, pero no pueden quedarse en eso. Es necesario ampliar las medidas a todo el país, uniendo las diferentes luchas contra el saqueo ambiental en una sola gran pelea contra la depredación imperialista. Y, sobre todo, es necesario profundizar estas luchas haciendo que la clase obrera se ponga al frente, pasando por encima de los dirigentes traidores y sus pactos con el Gobierno y el imperialismo. Por lo pronto, hay que empezar desarrollando la solidaridad con esta defensa de nuestro sur marítimo y cada lucha ambiental en cada lugar de trabajo, en cada barrio, en cada ciudad y provincia. Y acompañar las movilizaciones de la costa con acciones en otros puntos del país de la manera que sea: la lucha por un mar sin petroleras, o por una Patagonia sin megaminería, es una batalla contra el desastre al que nos conduce el capitalismo.