Hace ya más de 70 días desde la desaparición de Facundo Castro, un joven de 22 años, que se encontraba viajando desde su pueblo Pedro Luro hacia Bahía Blanca, cuando fue interceptado por la Policía Bonaerense y detenido en un pasaje. Desde ese día no se lo volvió a ver. Los policías que lo detuvieron dijeron que ellos solo labraron un acta por violar la cuarentena sin permiso y lo dejaron seguir su camino, cosa que luego fue desmentido por varios testigos declarando haber visto como Facundo había sido esposado y subido al patrullero, de hecho hasta hay una imagen que se filtró en donde aparece Facundo esposado al lado del patrullero. La investigación está plagada de irregularidades, inconsistencias y declaraciones contradictorias de los policías. Es la misma bonaerense la que estaba llevando adelante la investigación que los tenía como implicados en la causa. Recién 70 días después, gracias a las investigaciones y a las denuncias que hizo la familia, es que se logra apartar a esa fuerza y hacer una denuncia penal por “desaparición forzada”. La familia del joven apunta a que después de llevarlo a la comisaría, “lo hicieron desaparecer”, un hecho que nos recuerda al caso de Luciano Arruga (2009, detenido, torturado y desaparecido por la policía bonaerense), Santiago Maldonado (2017, desaparecido luego de una represión de la gendarmería), entre muchos casos más.

La violencia policial en nuestro país es moneda corriente

Estos hechos se suman a una larga lista de casos de violencia institucional. Hace unos días se conoció el caso de Lucas Verón, de 18 años, que fue perseguido y asesinado de un balazo en el pecho por la Policía Municipal de La Matanza, mientras regresaba en moto de festejar su cumpleaños. 

Raúl Davila, 22 años, también en estos días falleció por un incendio en el calabozo en donde estaba detenido por resistencia a la autoridad en Chascomús. 

Las policías federales, municipales, provinciales o cuales sean, con el pretexto de hacer cumplir la cuarentena están reprimiendo y matando con total impunidad. Son muchísimos los casos de gatillo fácil en los barrios y no paran de aumentar.  

Con la excusa de la cuarentena pegan a los pibes en los barrios, pero no tocan a los empresarios que siguen haciendo lo que quieren. Es que esta institución una vez más muestra como está al servicio del poder y contra el pueblo trabajador, como cuando reprime las movilizaciones.  

Mientras la familia de Facundo tuvo que ir hasta un basural a comprobar si los huesos que se habían encontrado eran de Facundo, el Ministro de Seguridad, Sergio Berni, se va a cenar al programa de Juanita Viale y a jugar al detective de Luis Miguel en un programa de chimentos. 

Nada nos puede sorprender de Berni, es el mismo que en 2015 entrenaba gendarmes para que saltaran arriba de los autos de los trabajadores que se manifestaban en la Panamericana, para acusarlos de pisar a la gendarmería y justificar así la represión. No es un “loco que se sale de control”. Formó parte de todos los gobiernos peronistas desde 2003. Por eso, mientras la policía sigue torturando y matando en los barrios, Sergio Berni es apañado y defendido por Kicillof y Alberto Fernández. Debemos exigir su renuncia con urgencia, él es responsable no solo de la desaparición de Facundo, la muerte de Lucas y de Raúl, sino también de los miles de casos de muerte por gatillo fácil que ocurren diariamente en los barrios. 

Para saber realmente la verdad no podemos confiar en la Justicia, que siempre apaña a la policía, es necesaria la conformación de una Comisión Investigadora Independiente con la participación de la familia de Facundo y los organismos de Derechos Humanos. Y también es necesario empezar a organizar la autodefensa en los barrios, que incluya clases de técnicas para defendernos y asesoramiento legal.

Llamamos a toda la militancia popular y por los derechos humanos a exigirle al Gobierno la renuncia de Berni. Desde el PSTU vamos a estar en la primera fila de la lucha para que pague por los asesinatos cometidos por su doctrina. 

16 de Julio de 2020.-