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Balas para los pobres, perdón para los “arrepentidos”

El lunes 4 de septiembre una multitud de Qom y criollos se concentró frente a un supermercado en Sáenz Peña, Chaco; para manifestarse contra la retención de la tarjeta social de alimentos que el dueño venía practicando para especular con la inflación. La única respuesta de las autoridades fue desplegar a la policía para proteger al supermercado.Pero además, civiles allegados a las fuerzas de seguridad se movieron para apoyar a la policía con armas no reglamentarias y munición real: uno de ellos, asesinó de un disparo Ismael Ramírez, de 13 años, e hirió a otro chico.

El Gobierno Nacional, abandonando la famosa “grieta”, apoyó el accionar de las fuerzas del gobierno peronista del Chaco; e incluso salió a echar más leña al fuego, denunciando una imaginaria conspiración para realizar saqueos, y difundiendo noticias falsas a través de sus medios y trolls. Todo eso, como excusa para anunciar el recrudecimiento de la represión, como única respuesta al creciente descontento social.

Frente a esto, el escándalo de los cuadernos K reveló la existencia de una mafia de la obra pública formada por las principales empresas; que durante décadas depredó las finanzas del estado mediante sobreprecios. Pero a diferencia de los hechos del Chaco; en este, el auténtico saqueo, no hubo represión ni excesos policiales: tras admitir sus chanchullos, los empresarios imputados quedaron en libertad como “arrepentidos”.

Estos hechos son la demostración más brutal de que la única política de Cambiemos, es la de organizar la fiesta de los ricos sobre la base de la guerra contra los pobres. Una política que no nos deja margen para esperar hasta 2019, ni buscar otra salida que no sea echar a Macri e imponer un gobierno obrero y popular.