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BLAQUIER: UN ENEMIGO DE LOS TRABAJADORES

 

 

Murió impune el empresario genocida Carlos Pedro Blaquier a los 95 años: propietario de Ledesma y símbolo de la pandilla de parásitos dueña de este país, el pueblo trabajador no debe llorar a uno de sus verdugos; sino seguir exigiendo justicia

 

Heredero por sangre y matrimonio de una fortuna amasada sobre la sangre y el despojo de gauchos, afrodescendientes y pueblos originarios; a lo largo del siglo XX, Blaquier no perdió ocasión de aumentar sus riquezas a costa de los trabajadores y el pueblo en Jujuy y todo el país.

Sus prácticas monopólicas en la fabricación de productos de primera necesidad; hicieron que cada golpe inflacionario lo enriqueciera más, a costa de hundirnos a los trabajadores un poco más en la pobreza. Además, la expansión constante de sus negocios impidieron que Jujuy se diversifique económicamente, condenando a la provincia a la miseria crónica; y a gran parte de sus trabajadores a la emigración. Junto a esto, Blaquier impuso ritmos de trabajo frenéticos, a costa de la salud e incluso de la vida de sus trabajadores; a cambio de sueldos insultantes. Y aún peor, hizo de la precariedad laboral un culto; sobreexplotando a trabajadores golondrina e incluso a familias enteras, incluyendo a menores de edad empujados a realizar tareas pesadas en plantaciones e ingenios.

Pero donde más se destacó Blaquier, fue en incrementar la represión de los obreros azucareros, movilizando varias veces al ejército y la policía para acallar los reclamos obreros, haciendo que padres de familia sufrieran largas condenas de prisión lejos de su tierra solo por exigir condiciones de trabajo dignas; e incluso llegando a ordenar y cooperar en la realización de desapariciones forzadas de activistas sindicales y militantes políticos, durante las “noches del apagón” de julio de 1976.

Hay que terminar con la impunidad patronal

Pese a que la lucha de los familiares y compañeros de estos desaparecidos, obligó a la justicia a abrir una causa penal contra Blaquier; el multimillonario jamás pisó una cárcel. Por el contrario, hasta el final de sus días siguió disfrutando de su poder y riquezas impunemente, gozando de la protección dada por sus relaciones con los dos partidos que gobiernan; y por acción u omisión, de los sindicatos alineados con los gobiernos (UATRE, CGT, CTA, Etc.)

Y no podía ser de otra manera. Lejos de su discurso de haber ganado cada centavo con su esfuerzo, los empresarios argentinos amasan su fortuna a costa del trabajo y la salud ajenas, del crimen y la impunidad. Blaquier simplemente ejemplificó todo esto, resumió en su persona todas las bajezas de su clase social.

Como tampoco podía ser de otra manera el apoyo que Blaquier tuvo desde ambos partidos de gobierno: macristas y kirchneristas, más allá de sus diferencias, administran un estado a la medida de los Blaquier: Un estado patronal que garantiza la riqueza de los ricos mediante la represión, que permite que el país se hunda en el subdesarrollo para que los Blaquier amasen sus fortunas.

Por eso la lucha por justicia debe seguir, por más que Blaquier ya no pueda ser condenado. Debe seguir, en forma de una lucha por una comisión investigadora independiente que castigue a los políticos y funcionarios que le garantizaron impunidad. Debe seguir, hasta derrumbar al poder judicial de los patrones y su código penal, que persigue a los que luchan y premia a empresarios genocidas. Debe seguir, hasta que la movilización se transfome en una revolución socialista que obligue a la familia Blaquier a devolver hasta el último centavo de una fortuna amasada mediante genocidios; hasta que Ledesma y sus propiedades sean expropiadas y puestas al servicio del pueblo trabajador. Una revolución socialista que vengue a nuestros caídos derrumbando al estado patronal; terminando, de una vez y para siempre, con la tiranía de estas sanguijuelas multimillonarias que nos parasitan desde hace siglos.

Blaquier ha muerto. La impunidad patronal no. Nosotros no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Por la memoria de los 30 mil compañeros y compañeras, seguiremos la lucha hasta el socialismo.