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CHACO: DEL QUEBRACHO A LOS CHANCHOS, EL SAQUEO CONTINÚA

El pasado 29 de enero se cumplieron cien años de la masacre de trabajadores del quebracho, perpetrado por la policía privada de la compañía inglesa productora de tanino conocida como La Forestal. La empresa destruyó los extensos bosques de quebracho que cubrían la mayor parte del norte santafesino: una página sangrienta, en una historia del saqueo ambiental que permanece hasta nuestros días, como puede verse en la entrega del Chaco en el acuerdo porcino con China.

Instalada en el país en 1906, la compañía de tierras, maderas y ferrocarriles La Forestal; había logrado desplazar a todos sus competidores, y establecer un dominio monopólico del norte santafesino. En los hechos, tanto el estado provincial como el nacional habían renunciado a la soberanía en favor de esta empresa inglesa, que estableció una especie de “país aparte”. La Forestal era dueña de pueblos, distribuía agua, emitía su propia moneda (vales canjeables en los almacenes de la empresa que monopolizaban el comercio minorista), y hasta tenía su propia policía. Todos estos hechos se asentaban sobre la explotación brutal de los trabajadores (en muchos casos, habitantes originarios: qom, abipones y pilagás, forzados a esas tareas) y la destrucción desenfrenada de un ecosistema enorme: el 90% de los quebrachales del norte de Santa Fe y el sur del Chaco fueron talados sin reforestación, provocando la extinción de varias especies.

Esta situación fue generando una respuesta obrera. Los trabajadores formaron su sindicato; y exigieron un convenio colectivo a la empresa; la cual lo rechazó, empujando a los trabajadores a realizar medidas de fuerza. Ante esto, la patronal contestó con un “lock out”, que dejó a las poblaciones del norte santafesino al borde de la hambruna: eso llevó a un estallido social que fue respondido con una represión feroz, una cacería de luchadores por parte de las fuerzas represivas privadas, respaldadas por el ejército: nuevamente, el gobierno “nacional y popular” de Yrigoyen dejaba pasar una masacre de obreros.

La huella del saqueo

Unas décadas después de estos hechos, ahogada en sangre la resistencia obrera, La Forestal se retiró, habiendo depredado el monte chaqueño a cambio de unos pocos pesos que le dejó al estado en forma de impuestos. El imperialismo se llevó las ganancias, la Argentina se quedó con las deudas.

Pero lejos de revertir la historia, los herederos de quienes entregaron los quebrachales siguen insistiendo con permitir que empresas extranjeras provoquen desastres ambientales que pagaremos los trabajadores y el pueblo argentino. Hoy el entreguismo le regala la zona que destruyó La Forestal, a los criaderos de cerdos chinos: focos infecciosos que fueron punto de origen de varias de las últimas pandemias.

Romper la rueda del entreguismo

Con la excusa de “atraer inversiones” o “generar puestos de trabajo” (el argumento varía según quien ocupe la Casa Rosada), gobierno tras gobierno regalan pedazos del país a capitales extranjeros, ávidos de obtener ganancias rápidas sin hacerse cargo de las consecuencias; pretendiendo que el pueblo trabajador crea que esta entrega es “progreso”. Por el contrario, si no queremos sufrir la miseria combinada con el desastre ambiental; se hace urgente luchar para frenar estos proyectos.
Hay que rodear de solidaridad las luchas en curso, impulsar la movilización más allá de las zonas en conflicto, y sobre todas las cosas, exigir a las centrales sindicales que rompan con el entreguismo y se pongan al frente de estas luchas para desatar toda la fuerza del movimiento obrero contra este saqueo. Hay que derrotar en las calles a las empresas saqueadoras y a los gobiernos que las apañan, para evitar que esta historia de explotación, saqueo y devastación se vuelva a repetir.