Inflación, despidos y flexibilización laboral son parte central de la agenda del gobierno de Macri. La situación se vuelve cada vez más difícil y en los lugares de trabajo muchos se preguntan quién nos salvará de este infierno.
Como venimos diciendo desde estas páginas al plan del Gobierno Nacional, que se traduce en más miseria para los de abajo y más ganancias para los de arriba, hay que oponerle un plan diferente, una salida obrera y popular a la crisis económica. Pero para lograr imponer ese plan, hay que ponernos en movimiento para salir a las calles a luchar.
En pocos días se llevará a cabo la nueva reunificación de la CGT, muchos compañeros y compañeras quizá piensen que es un paso necesario para que se ponga a la cabeza de la pelea por nuestros derechos. Pero ¿es realmente la unificación que necesitamos?
El 29 de abril, los trabajadores demostramos que tenemos fuerza para derrotar el ajuste. Pero ninguno de los dirigentes de las CGTs le dio continuidad. Ellos son garantes del ataque de Macri a los trabajadores y no debemos engañarnos: Esta unificación viene a enchalecar al movimiento obrero para garantizar la gobernabilidad a Macri y los empresarios.
Con cambio o sin cambio, siguen los despidos
Según el Ministerio de Trabajo, durante el mes de mayo, los despidos superaron los 40.000. Ya suman más de 100.000 los despedidos desde diciembre. A esto se suman las suspensiones masivas. Sólo en el sector automotriz de Córdoba hubo alrededor de 4.000 suspensiones. Otras 1.000 en el sector metalúrgico de Rosario. En las Petroleras se vive una situación parecida.
La polémica de los “ñoquis” que se había desatado a principio de año vuelve a salir a la luz. Ahora las cifras del Gobierno indican que sólo la mitad de los despedidos en el Estado eran “ñoquis”(1). El propio Gobierno desnuda sus intenciones. No se trataba de una cruzada contra los acomodados K, sino de recortar puestos de trabajo para tener más plata para pagar a sus amigos, los buitres, entre otras cosas.
Los medios, el Gobierno y las patronales repiten como loros que el problema del desempleo se debe a la falta de inversiones o incluso tienen la picardía de alegar grandes dificultades para los empresarios a la hora de contratar nuevo personal. Esto se debe, según ellos, a la traba que representan los derechos laborales (ver recuadro en esta misma página).
La verdadera causa es que los trabajadores somos moneda de cambio para los empresarios, que nos tienen tres meses y nos despiden. O que cuando nos organizamos para pelear por nuestros derechos, amenazan con presentar la quiebra y cerrar.
Que no nos engañen, la culpa no es nuestra, la culpa es de ellos.
1) Clarín “Un informe oficial revela que la mitad de los despedidos del Estado eran ñoquis” 23/07/16
Notas complementarias:
