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 CONSTRUYAMOS UN PLAN DE EMERGENCIA OBRERO Y POPULAR

La crisis de los últimos días sacudió el tablero político. Se está negociando un nuevo ajuste con el FMI, más duro que todo lo que vivimos hasta el momento. La bronca se acumula y las luchas crecen. Así también el Gobierno empieza a mostrar los dientes con más represión, como vimos en el subte y con el anuncio de recompensa ($ 1.000.000) para quienes aporten datos para arrestar a Sebastián Romero, uno de los símbolos de la lucha contra la entrega de la reforma previsional en diciembre pasado.

Por eso pese a que todas las conducciones políticas, sindicales y sociales dividan las luchas y digan que hay que sostener al Gobierno hasta el 2019,  en los barrios obreros y populares cada vez es más mayoritario el sentimiento de que Macri no va más. Como no puede ser de otro modo, esto abrió un debate muy profundo sobre cuál es la salida a esta crisis.

La única salda es no pagar la Deuda Externa

Pese a los esfuerzos del Gobierno y los medios de simular un “nuevo FMI” con un rostro más contemplativo hacia los problemas sociales, nadie les cree. Sólo basta con mirar el manejo de este “nuevo FMI” en la crisis griega para derrumbar la mentira.

Luego de tres “rescates” (el primero fue en el 2010) y el monitoreo de la Troika (Integrada por el FMI,  la Comisión Europea y el Banco Central Europeo) los resultados son desastrozos. Han saqueado y hundido en la miseria a su pueblo: reformas laborales y jubilatorias antiobreras, destrucción de los servicios de educación y salud públicas, miles de despidos, privatizaciones de todos los servicios estatales incluyendo la estratégica industria marítima.  ¡Se quedaron hasta con las islas! Y todo para pagar los préstamos que estos mismos buitres les dan con tasas usurarias para pagarles la deuda.

La única medida realista para que no seamos nosotros los que paguemos los platos rotos es romper definitivamente con todo esto. Está demostrado que estamos ante una deuda ilegitima, fraudulenta e impagable. Acá ya hemos pagado miles de millones y siempre tenemos la soga al cuello. No es verdad que podemos “liberarnos” pagándole en efectivo a los usureros como dice el relato K. Ha quedado claro que así mantenemos la dependencia y nos lleva nuevamente al mismo lugar.  La única salida es no pagar y utilizar esos recursos para dar trabajo, vivienda, salud y educación  (ver más en páginas centrales).

Basta de especuladores y saqueadores. Nacionalizar la banca y el comercio exterior. Estatizar todos los resortes de la economía bajo control obrero

Fue toda una  confesión  las palabras de la diputada Elisa Carrió que en medio de la crisis salió a “suplicarle” a los dueños del campo que liquiden los 5.000 millones de dólares que tenían retenidos para especular  con el alza del dólar.  

A esto hay que sumarle la indignación que causaba las imágenes que se viralizaron por las redes sociales mostrando como estos mismos personajes  fugaban millones de dólares en aviones y camiones de caudales. O como el Gobierno se “gastó” más de 7 mil millones de dólares de las reservas nacionales  en tan solo una semana para luego darles la posibilidad de multiplicar sus fortunas con el festival de bonos (Lebacs) ofreciéndole un 40% de interés sin producir ni siquiera un tornillo ni pagar un solo impuesto para después llevarse ese dinero cuando quieran.

¿Cómo es posible que mientras ajustan a nuestras familias diciendo que la plata no alcanza se permita que estos millonarios se llenen los bolsillos y se la lleven de arriba?

Si algo quedó evidenciado en estos días la total dependencia de la economía argentina y para quien trabaja el Gobierno.  Estamos a merced de un puñado de especuladores que se quedan con todos nuestros recursos, especulan y presionan para multiplicar sus fortunas y se la llevan para afuera. Este es el problema de fondo de la  estructura económica de nuestro país. Por ello, por más difícil que parezca, hay que tomar medidas de fondo para que la crisis esta vez la paguen quienes la provocaron: los bancos y las multinacionales.

Hay que impedir que sigan fugando los capitales y los recursos que producen los trabajadores de este país, nacionalizando la banca, el sistema financiero y el comercio exterior. En el mismo sentido, hay que anular las privatizaciones y estatizar las industrias petroleras, mineras, agropecuarias, las finanzas y todos los servicios esenciales de la economía. Esto debe hacerse sin pagar un peso de indemnización puestas a producir bajo control de sus trabajadores, que son los únicos que pueden garantizar un buen destino de todos estos recursos, al servicio de un plan que beneficie a los trabajadores y el pueblo y no las ganancias de un puñado de especuladores

Solo un gobierno de trabajadores puede llevar adelante este programa

Obviamente un programa de esta naturaleza no puede ser llevado adelante por los mismos que vienen gobernando y sosteniendo la economía capitalista en los últimos años.  Por eso nada puede esperarse de los que ahora que dicen oponerse, pero que aplican el mismo plan en las provincias que gobiernan y ya fracasaron cuando manejaron las riendas nacionales. Nada bueno puede venir de los viejos dirigentes del PJ. Ellos son responsables también de habernos traído hasta acá.

Por eso no hay que sembrar esperanzas en el Congreso, que es una cueva de bandidos que más allá de las roscas y los discursos, siempre aprueba las leyes que estos empresarios y banqueros necesitan para reventarnos a los trabajadores. Siempre es bueno debatirlo pero no es de allí que vendrá la salida.

Por el contrario, estas medidas (y las que hagan falta) deben ser discutidas entre los trabajadores, que somos los que producimos la riqueza de este país y los que siempre pagamos los platos rotos. Debe discutirse en los barrios obreros que se organizan para impedir los cortes de los servicios que provocan los tarifazos. Debe discutirse entre los que protagonizan las tomas y piquetes que enfrentan los despidos y los techos salariales. Entre los maestros, médicos y trabajadores que día tras día sostienen la salud y educación públicas con su esfuerzo.

Es por este camino, desde cada lucha, desde las bases de los lugares de trabajo,  que iremos organizando y preparando nuestra propia salida. Coordinando y construyendo nuestras propias organizaciones y herramientas para aplicarlo.

En definitiva, para que esta vez la crisis no la paguemos  los mismos de siempre, debemos pelear por  un gobierno de los que nunca gobernamos: un gobierno de los trabajadores y el pueblo. Tenemos que sacar a Macri como sacamos a De La Rúa pero esta vez no quedarnos solo ahí. Para que se vayan en serio y no vuelvan todos como ya nos pasó en el 2001 hace falta una Revolución Obrera y Socialista que cambie las cosas de una vez por todas a nuestro favor.