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CONTINÚA LA CRUZADA CONTRA LOS DERECHOS LABORALES: GANAR MÁS, PAGAR MENOS

Como todos los años, se realizó el coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina), donde empresarios de todo el país se reúnen a discutir sus proyectos económicos. Políticos patronales, tanto oficialistas como opositores, se hacen presentes para tomar nota del pedido de quienes son los verdaderos amos del país. Y todo, como siempre, disfrazado con palabras bonitas como “crecimiento” y “desarrollo”. La crisis ambiental fue presentada como el eje de la convocatoria.

Pero a la hora de ver la programación, los debates y las conclusiones, el verdadero eje fue lo que ha estado en boca de empresarios y políticos desde hace un par de meses: la necesidad empresarial de flexibilizar las condiciones laborales.

Por supuesto que esto no se dice de una manera tan cruda ni directa. Se apela a los ya conocidos y re-utilizados argumentos de que las leyes y los convenios tienen que actualizarse, que son una traba para contratar personal. La realidad es que su objetivo no es generar empleo digno ni mucho menos. Lo que persiguen es superar esta crisis aplastando los derechos de los trabajadores, para así seguir desarrollando sus ganancias a niveles altísimos.

 

Receta para una reforma laboral

La propuesta que presentó la organización IDEA para la falta de empleo consta de tres puntos que son:

  • La creación de un régimen laboral de emergencia, que implicaría reducciones en los aportes patronales más un esquema nuevo para las indemnizaciones que al menos reduzca el costo de despedir trabajadores.
  • Mejorar la productividad por medio de acuerdos para cambiar los convenios, cambiar las leyes laborales para desincentivar la llamada “industria del juicio” y la federalización del servicio de Conciliación Obligatoria, lo que en criollo se traduce en un brutal atropello contra el derecho a huelga.
  • Adaptarse a las nuevas normas del mercado laboral, refiriéndose concretamente a la figura de “trabajador autónomo” bajo la figura de monotributista, más el reconocimiento de los trabajadores de la economía popular.

 

Flexibilización en vivo y en directo

 

Estas propuestas no son ninguna novedad. Son parte del proyecto que Macri planeaba llevar adelante y que la resistencia a la Reforma Previsional en diciembre del 2017 frenó. Desde entonces, hablar de “Reforma Laboral” es mala palabra para los políticos. Pero si bien no se pudo hacer ley, no quiere decir que no se haya avanzado.

Como venimos denunciando desde éstas páginas, este proyecto se está incorporando al mundo del trabajo a cuentagotas, y muestra con claridad que no es la salida para crear empleo digno.

El régimen del fondo de cese laboral ya existe en la construcción, y sin embargo es la actividad que más empleo informal concentra, el 70% de sus trabajadores según el INDEC. Está en marcha ya el proyecto para convertir los planes sociales en trabajo, por el cual los beneficiarios de estos pasan a trabajar en el sector privado por medio de acuerdos en los que el Estado paga una parte de su sueldo. 

Hay tramposas aplicaciones en las redes sociales como PedidosYa, Rappi, Glovo, Uber, que se presentan, no como empleadoras sino como “intermediarias” entre los clientes y los “autónomos”. Trabajadores que son precarizados usando la figura de monotributistas para hacerlos pasar como independientes y no reconocer derechos laborales ni sindicales.

Este método de usar el monotributo para esconder una relación laboral, ya era desde los años ’90 menemistas y sigue siendo utilizado por el Estado, para precarizar a trabajadores en programas sociales, educativos, de salud, etc. Y la contratación eventual por medio de agencias es el método preferido para ahorrarse muchos de los gastos patronales.

Por último, no podemos dejar de hablar de la utilización de la pandemia para profundizar esta flexibilización. Los protocolos impuestos en los lugares de trabajo implicaron en muchos casos que tareas hechas por 3 operarios pasen a ser realizadas por 2. El Gobierno y los dirigentes sindicales permitieron que se acordara una reducción en los salarios, mientras estos eran pagados por el Estado (incluso en multinacionales millonarias).

Y si esto no fuera poco, la prohibición de despidos que el Gobierno insiste que pronto levantará, en los hechos nunca existió.

 

 

Luchemos por trabajo digno y de calidad

 

Toda esta batería de medidas antiobreras no elimina el hecho de que la pobreza alcanza al 40% de la población, y la mitad de los trabajadores está en la informalidad. Es necesario un plan de emergencia, porque el que quieren los empresarios y el que está aplicando el Gobierno solamente servirán para llenarles los bolsillos y jugar al descarte con los trabajadores y el pueblo.

Por eso, además de enfrentar todos los atropellos contra los derechos laborales, tenemos que empezar exigiendo que se anule el secreto comercial y se abran los libros contables de las empresas. Queremos ver que tan mal están que no pueden contratar. Así demostraremos que lo único que quieren es exprimirnos aún más.

Para garantizar empleo digno, proponemos reducir la jornada laboral a 6 horas, sin reducir los salarios, pasar a planta permanente a todo el personal y prohibir los despidos. A su vez, un plan nacional de obras públicas permitiría crear cientos de miles de puestos de trabajo y podría servir, por ejemplo, para construir viviendas que solucionen la crisis habitacional.

Los dirigentes sindicales de la CGT y compañía dicen plantarse junto al Gobierno contra este intento de reforma laboral, pero la están dejando pasar. 

Es necesario que nos empecemos a organizar desde cada lugar de trabajo contra estos ataques. Organizar asambleas de todos lo que están en un lugar de trabajo, sin diferenciación de sindicato al que pertenecen, ni de efectivos y de agencia. Formar comités para garantizar que se ejecute lo que se resuelva.  Tomar el problema en nuestras manos, porque si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie.