Hace 14 años, 194 jóvenes murieron, y cientos quedaron con secuelas de todo tipo, atrapados en un incendio tan anunciado como evitable, iniciado por una bengala, pero causado por la codicia, y la corrupción. Pero del espanto surgió la resistencia, y familiares, víctimas y amigos, lograron romper el cerco de la impunidad con su lucha. Y aunque muchos de los responsables pudieron zafar de rendir cuentas, esta lucha nos enseñó a enfrentar las consecuencias del capitalismo colonial; que convirtió a todo el país en un Cromañón potencial
Por: Nepo
Una leyenda folclórica de las provincias del Noroeste, decía que los dueños de los ingenios azucareros le vendían almas de obreros al diablo («el familiar») para garantizar el incremento de sus fortunas. Dejando de lado los elementos sobrenaturales, los empresarios y los sucesivos gobiernos parecen dispuestos a darle credibilidad a esta leyenda.
Once, Beara, el taller de Luis Viale, el Repunte y el Rígel, el mismo ARA San Juan; son algunos de los otros “cromañones” que hemos vivido en los últimos años. El común denominador, la raíz de todos estos hechos, es la corrupción, la desidia, el ajuste, la avaricia… El hacer negocios apostando con la vida de trabajadores y usuarios.
Pero la corrupción y la desidia de los empresarios y sus políticos es apenas un síntoma. La causa de fondo, la raíz de cada Cromañón, es el orden capitalista sometido y colonial que impera en nuestro país; dirigido por una clase social cuya avidez por lograr ganancias rápidas a cualquier costo, la lleva a poner en riesgo la vida y la salud de los trabajadores y el pueblo una y otra vez.
No hay que olvidar una lucha actual
De ese modo, Cromañón se repite cada vez que se deja rodar un tren con los frenos en mal estado, o barcos que tienen el casco vencido, o habilitan un lugar para fiesta electrónica sin canillas, o con menos paraavalanchas de los necesarios, o usan un elevador de hasta 9 toneladas para subir colectivos de 15…
Y eso demuestra la importancia de la pelea por justicia por Cromañón: es una lucha que va más allá del ámbito del rock en el que se dieron los hechos, sino que abarca todo lo ancho del país. Las luchas de los compañeros y familiares de David Ramallo, de los familiares de los tripulantes de los pesqueros hundidos, las movilizaciones contra los asesinatos laborales; heredan el camino trazado por los familiares, amigos y víctimas de la masacre de Cromañón. Camino que no solo permitió que el propio Chabán fuera juzgado como empresario asesino, sino que el jefe de toda la corrupción, Aníbal Ibarra, fuera destituido; evidenciando así la complicidad entre empresarios y políticos.
Con el recuerdo de los que murieron, de los que lucharon y de los que siguen, es necesario unir cada lucha contra la corrupción, la desidia y la avaricia; en una gran lucha para acabar de una vez por todas con la complicidad de patrones y políticos para cambiar vidas por ganancias, para que esta «república cromañón» que es la argentina, se convierta en la república de los trabajadores y el pueblo
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