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LA “LEY SOLIDARIA DEL GOBIERNO” NO ES NINGUNA SALIDA

NECESITAMOS UN PLAN DE EMERGENCIA CONTRA EL HAMBRE, POR TRABAJO, SALARIO Y JUBILACIONES QUE CUBRAN LA CANASTA FAMILIAR

El nuevo gobierno propuso con “bombos y platillos” e hizo votar una “Ley Solidaria, diciendo que es el primer paso contra el hambre, por el aumento del empleo y para favorecer a los más humildes. Que el objetivo de la Ley es que los que más tienen pongan más, para favorecer a los que menos tienen.
Sin embargo, el plan fue saludado por los “mercados” y el FMI, felicitado por Paolo Rocca (el empresario más rico de la Argentina, explotador de decenas de miles de obreros) y la Unión Industrial en pleno. Y el campo, que al principio se quejó por un pequeño (muy pequeño) incremento en las retenciones a la exportación de cereales, después metió “violín en bolsa”, se calló y la aceptó.
¿Será cierto que es un plan “bueno para todos”, tanto para los ricos como para los pobres? ¿Será cierto que un “Pacto Social” con los ricos nos puede servir?

LE SACAN A LOS JUBILADOS Y A LA CLASE OBRERA PARA DARLE A LOS EMPRESARIOS

Pronto se vio que la cosa no era así. Una suma fija para los jubilados que cobran la mínima, pero anulando la ley anterior, que preveía un aumento de más del 25% en febrero por 6 meses, y dejando “superpoderes” en manos de Alberto Fernández para aumentar por decreto lo que se le ocurra, de acuerdo a las “cuentas fiscales”. La mentira de que todos los que cobran un poco más de la mínima son “privilegiados”, pronto salió a la luz. El propio gremio de los docentes (afín al nuevo gobierno), que vio amenazado su sistema jubilatorio, se tuvo que quejar. El gobierno tuvo que retroceder en eso, pero mantuvo lo esencial.
Es que viene la renegociación de la deuda con el FMI, y tienen que mostrar un ajuste. El conjunto de las medidas representan un ahorro al Estado de miles de millones de pesos, casi el 1,5% del PBI. Y la mayor parte la pondrán los jubilados. El segundo objetivo para no dar ese aumento de más del 25% en febrero o marzo por 6 meses, es impedir que esa cifra incida en las negociaciones paritarias, poniendo un piso de negociación cercano al 50% para un año.
El otro recurso para incrementar los ingresos fiscales es un aumento a las retenciones a la exportación de soja y demás cereales ínfimo, del 9%. Es decir, ni siquiera les pone de nuevo lo que Macri les quitó. Las retenciones son hoy menores al 2015. Los grandes productores y exportadores vieron multiplicados por cuatro sus ganancias con Macri en menos de dos años (de acuerdo al aumento brutal del dólar) y Fernández solo le aumentó un 9% sus impuestos.
Y el campo es el único sector empresarial que pone un poquito. El resto de las patronales se beneficia con la Ley. Por ejemplo con la reducción de los aportes patronales (que son salario indirecto para los trabajadores) con el argumento de que eso hará que tomen más empleados. Una mentira que ya vivimos con Menem, con De La Rúa y con Macri. Ponen menos y no toman a nadie.
Le sacaron a los jubilados para darle a los pequeños y medianos empresarios. En Argentina pequeña o mediana es una fábrica que tiene entre 60 y 235 obreros, y que factura decenas o millones de pesos anuales (ver https://pymes.afip.gob.ar/estiloAFIP/pymes/ayuda/default.asp). Le roban a los jubilados e indirectamente a todos los trabajadores, para favorecer a empresarios millonarios.
Y no se aumentó un centavo (más bien se disminuyó) los impuestos a los bancos, las petroleras, las mineras, y demás empresas exportadoras que vieron aumentadas sus ganancias gracias al aumento del dólar. Y que, como en Mendoza, quieren envenenar el agua y terminar con la naturaleza para saquear nuestros recursos naturales.
Por otra parte, la ley abre la puerta para la renegociación de todos los convenios colectivos para incorporar “las nuevas formas laborales”. Es decir, para consagrar la precarización y flexibilización y avanzar con la reforma laboral por gremio, tal como ya iniciaron Macri con petroleros y mecánicos, y Fernández prepara con los metalúrgicos.
Y con la excusa de que “el sistema jubilatorio de reparto” es “insostenible”, y que por eso lo están cambiando en todos los países (Francia, Brasil, etc.) los periodistas afines al oficialismo (como C5N) ya están diciendo que no se puede mantener el actual sistema. Es decir, que están preparando la elevación de la edad jubilatoria, con los mismos argumentos que utilizó Menem cuando la llevó de 60 a 65 para varones y de 55 a 60 para mujeres, y que Macri usó para explicar su proyecto de Reforma Previsional, que no llegó a concretar por la lucha de los trabajadores.
Por último, está la medida demagógica de “congelar” las tarifas por 6 meses, legalizando y manteniendo los aumentos tremendos del gobierno anterior. Y la farsa de duplicar las indemnizaciones, lo que jamás impidió despidos, como se ha visto tantas veces en la historia.
Es por eso que tanto el FMI como las principales entidades empresariales del país, incluyendo las que representan a las multinacionales, dieron el visto bueno a la Ley.
Esa ley es un poquito de plata ahora para los jubilados con la mínima y para los más pobres, a cambio de mayor pobreza , precarización y desocupación en el futuro. Es una estafa. Nada tiene que ver con las promesas de “poner plata en los bolsillos de los más pobres”. Es repartir unos centavos ahora para seguirnos quitando derechos, salario y puestos de trabajo, con el objetivo de favorecer a las patronales y mostrarle al FMI que harán los deberes que Macri no pudo hacer.

NECESITAMOS UN PLAN OBRERO DE EMERGENCIA

Cuando criticamos estas medidas nos dicen que “no se puede arreglar las cosas enseguida”, que el país está en la ruina. Eso no es cierto. Los trabajadores, los jubilados, están en la ruina. Y también lo está el Estado nacional, que fue saqueado y no puede garantizar la educación, la salud y los servicios esenciales.
Pero las multinacionales y los grandes empresarios, banqueros, las mineras, las petroleras, los grandes empresarios están muy bien. Plata sobra.
Lo que no se puede es mejorar la situación de los trabajadores y jubilados y el pueblo pobre, manteniendo las ganancias de esos sectores, y pagando la deuda externa. La única forma de estar mejor, es sacarles a ellos.
Para eso se necesitan una serie de medidas de fondo, que terminen en serio con la desocupación, el hambre y las penurias, garanticen trabajo para todos, salud y educación dignas para todo el pueblo.
Es totalmente posible decretar un aumento inmediato de salarios y jubilaciones del 50%, como piso para las futuras paritarias, recuperando así una parte de lo perdido durante el macrismo.
Se puede retrotraer las tarifas de servicios públicos al 2015, en lugar de congelarlas a valor actual, para que todos los hogares tengan acceso a las necesidades elementales.
Es posible una ley que prohíba los despidos por dos años, impidiendo el cierre de fábricas (y nacionalizando las que quiebren). Eso, junto a un plan nacional de obras públicas (viviendas, caminos, ferrocarriles, puertos, hospitales, tendidos energéticos, etc.) daría trabajo a millones de desocupados y avanzaría en el desarrollo de la capacidad productiva de nuestro país.
Es posible duplicar los presupuestos de salud y educación, con salarios iguales a la canasta familiar y comedores escolares con comida nutritiva y en cantidad, remedios al alcance de toda la población (con la nacionalización de los laboratorios), y un sistema de salud para todos.
A la vez, reinstalar al Junta Nacional de Granos y del Carnes, para que haya comida barata y de calidad para todos.
Para eso, hay que suspender los pagos de la deuda externa y cortar relaciones con el FMI . Fernández prometió que pagaría cuando el país crezca. Nosotros decimos que la deuda ya está pagada, y se robaron todo. Pero le exigimos que al menos cumpla con lo que prometió: ni un centavo hasta que las necesidades obreras y populares estén resueltas.
Y a la vez, imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas. El campo cuadriplicó sus ganancias al ritmo del dólar. Pueden pagar perfectamente como mínimo retenciones del 50%. Lo mismo las mineras y petroleras, y demás empresas extranjeras y grandes fortunas nacionales.
Nuestro programa es la nacionalización de todos los recursos naturales y la producción de alimentos, la banca y el comercio exterior. No es el plan de Fernández. Pero estas medidas serían posibles de inmediato, aún con el actual gobierno, si estuviera dispuesto en serio a hacer “pagar a los que más tienen”.

LUCHAR POR NUESTRAS NECESIDADES INMEDIATAS

La mayoría de la clase trabajadora votó al Frente de Todos para echar a Macri, y tiene (o quiere tener) la esperanza de que las cosas estén mejor. Esta Ley no va en ese sentido.
Nosotros no confiamos en el actual gobierno, ni lo votamos. Pero no se trata ahora de discusiones electorales. Se trata de luchar por lo que necesitamos de manera urgente.
Por eso, proponemos ponernos de acuerdo en debatir en toda la clase obrera estas medidas de emergencia y otras que surjan, y salir a luchar por ellas todos juntos. Para acabar con el hambre y tener trabajo para todos, hay que imponer medidas de fondo. Exigirles a los dirigentes sindicales que abandonen el “Pacto Social”, que significa relegar nuestras necesidades y anhelos en beneficio de las ganancias empresariales.
Y si no lo hacen, como es casi seguro porque están entregados a las patronales, tenemos que procurar nuevos dirigentes, nuevos delegados en cada empresa, y la unión y coordinación de los que luchan contra los despidos, por el salario y las jubilaciones, por la salud y la educación, o como ahora contra las multinacionales que destruyen el medio ambiente para saquear nuestros recursos.
Necesitamos ir preparando la pelea por nuestros derechos, más allá de a quién hayamos votado.

EL FIT -U VOLVIO A ERRAR

El FIT-U denunció y rechazó este proyecto de Ley, lo que es correcto. Pero lo hizo muy mal, unificándose con la oposición macrista-radical en negar el quórum para el tratamiento, cuando era sabido que lo lograrían para votar la ley.
Una política revolucionaria hubiera sido rechazar la Ley, denunciarla y presentar un proyecto de Ley de Emergencia con los puntos que surgen del programa electoral del FIT-U, llamando a luchar en las calles y en las fábricas por él. De ese modo hubiera puesto en el centro del debate una propuesta diferente a ambos campos patronales (oficialismo y oposición), con una salida revolucionaria, de los trabajadores. Hubiera estado el gobierno con su Ley, el macrismo-radicalismo rechazando pero sin propuesta (porque no es demasiado diferente), y la izquierda con una alternativa propia, extraparlamentaria, opuesta a ambas.
En lugar de hacer eso, es decir de utilizar sus bancas para favorecer una salida revolucionaria, se limitó a una oposición a la Ley de carácter parlamentarista, poniendo el centro en los mecanismos del Congreso. Y su gran propuesta fue negar el quórum. Es decir, se limitó a los mecanismos del Poder Legislativo, en lugar de denunciarlos, demostrando su completa inutilidad para resolver los problemas obreros y populares.
Eso permitió al oficialismo denunciar a la izquierda en el sentido de que hacían causa común con los representantes del gobierno anterior, cuando en verdad debieron actuar de manera opuesta.
Un nuevo ejemplo de la necesidad de abrir una discusión sobre el desempeño de las fuerzas de izquierda en el Congreso, y su adaptación al régimen político de esta democracia mentirosa.