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EN EL SARMIENTO, APOYÁ LA “NEGRA”

El 7 de noviembre se realizarán las elecciones para Delegados/as en el Ferrocarril Sarmiento, correspondiente a la Seccional Oeste del Gran Buenos Aires de la Unión Ferroviaria.

En la misma se presentan la Lista Verde (que responde a la conducción burocrática nacional del gremio) y la Bordó (lista opositora que hace 17 años conduce la Seccional, encabezada por el Pollo Sobrero). La novedad es que un sector del activismo ha formado una nueva lista, la Negra, para participar en la elección, en oposición a la conducción nacional, pero también a la Seccional.

Desde el PSTU estamos apoyando esta lista, en la cual participan honestos luchadores con un programa correcto. Creemos que es necesaria una renovación, que permita fortalecer la lucha de los compañeros contra la empresa, como así también un fortalecimiento y relanzamiento de la pelea por una nueva dirección para todos los ferroviarios del país, que enfrente la dirección entregadora de la Verde, cómplice del asesinato de Mariano Ferreyra.

Las traiciones de la Verde

La conducción nacional ferroviaria, encabezada históricamente por José Pedraza, actualmente preso por el asesinato de Mariano, es una de las peores burocracias sindicales del país. En los ’90 participó de las privatizaciones de Menem, permitiendo la entrega de los  Ferrocarriles, el cierre de ramales en todo el país y la liquidación de los convenios.

Durante todos estos años, fue cómplice de los sucesivos cambios flexibilizadores de los convenios colectivos de trabajo, de los ajustes y atropellos de las empresas.

Se benefició de un sistema de ingresos laborales, que les permitió meter a trabajar a familiares y amigos de la Verde, en perjuicio de los demás trabajadores del riel (rompiendo una tradición del gremio, donde todos los compañeros tenían el derecho democrático de hacer entrar a sus hijos).

Frente a esto, en el año 2000 surgió una oposición poderosa, con presencia en varias seccionales, que logró por momentos derrotar en varios sectores a la Verde. Combatía contra la empresa, la burocracia y el gobierno, con el método de la asamblea de todos los compañeros. La referencia más conocida de esa oposición fue el Sarmiento, con el Pollo Sobrero a la cabeza, que hoy se expresa en el Bordó, que conduce desde hace 17 años ininterrupidamente el FC Sarmiento.

Quienes somos hoy miembros del PSTU fuimos parte de esa pelea y construcción.

17 años de la Bordó

Fue una conducción luchadora, que llevó adelante luchas heroicas junto a todos los compañeros. Pero con el correr del tiempo, las luchas dejaron de ser tan intensas, y la construcción de una  oposición en el conjunto del gremio perdió potencia.

En el Sarmiento, surgieron entre los compañeros más activos, críticas y desaliento. El centro de las críticas fue la pérdida de democracia en el funcionamiento del gremio. Había menos asambleas, y cuando había, las decisiones  ya estaban tomadas de antemano, por un círculo mínimo de dirigentes, en general ligados a la agrupación política Izquierda Socialista. La democracia sindical retrocedía. Y junto a eso, la inacción y falta de resistencia a los atropellos patronales y “Verdes”, bajo el argumento de que “no se puede hacer nada”. En el último período un sector importante del activismo se comenzó a agrupar de manera independiente de la Bordó en el “Encuentro Ferroviario”, que el PSTU acompañó desde el inicio.

Además de las denuncias por comportamientos burocráticos de la dirigencia Bordó, la base del gremio manifestaba su disconformidad con la falta de  transparencia en la metodología de ingreso de personal.

La Lista Negra

Los compañeros agrupados en el Encuentro, propusieron en asamblea construir la Lista para las elecciones de delegados de manera democrática, a través de asambleas en cada sector que eligieran a quienes consideraban los mejores luchadores. Recogían así una de las propuestas históricas de la propia Lista Bordó, y que se había aplicado antes en muchas elecciones. Aunque los estatutos burocráticos de la Unión Ferroviaria exigen la formación de listas “sábana”, el activismo ferroviario combatió siempre esta limitación, haciendo asambleas sectoriales que definían los candidatos, los que luego se volcaban a una lista en los términos estatutarios.

La conducción Bordó se opuso, apoyándose en los estatutos burocráticos. Puesto a votación la inmensa mayoría votó a favor de la propuesta de formar democráticamente la lista. Pero insólitamente, la Bordó dio la espalda a la decisión de asamblea, y confeccionó su lista a su gusto. Muchos compañeros comprendieron que detrás de esa barbaridad estaba la intención de hacer una lista homogénea, sin “críticos” ni compañeros que expresaran otras visiones y propuestas. Es decir, una intención autoritaria, y lejana a la verdadera democracia sindical.

Ante esto, los compañeros decidieron presentar su propia lista, defendiendo sus opiniones, en ejercicio de la democracia obrera. No hacerlo habría sido someterse a una maniobra. Esa lista defiende los principios fundamentales de la democracia sindical, la lucha contra la empresa, el gobierno y la democracia sindical. Y agrega un “código de ética” contra todo tipo de privilegios, así como puntos programáticos donde se comprometen a que ningún delegado debe usar su cargo para ascender de categoría, hacer ingresar a sus familiares ni percibir el mejor salario de convenio, sino el que corresponde a su tarea.

El ataque no se hizo esperar. Fueron denunciados de “hacerle el juego” a la burocracia Verde. El criterio de la Bordó es que pueden hacer la lista como quieren, sin considerar las opiniones críticas de los luchadores ni lo que resuelve la asamblea. Y que todo el mundo está obligado a aceptar eso, por la amenaza Verde.

Felicitamos a los compañeros por haber mantenido su lista, sin aceptar ese veto. Y los apoyamos.

Hubiéramos preferido, como los compañeros de la Negra, una sola lista contra la Verde conformada democráticamente, que expresara todos los matices del activismo. Pero la Bordó impidió eso.

Llamamos por lo tanto, a votar la Negra. Y queremos dar continuidad a este debate, sobre los comportamientos de las corrientes opositoras a la burocracia tradicional de los gremios cuando logran ubicaciones dirigentes. Se trata tal vez del más importante problema que enfrentamos en la pelea por una nueva dirección democrática y combativa en los sindicatos.