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ENFRENTEMOS DECIDIDAMENTE LA VIOLENCIA DE ULTRADERECHA

El atentado a Cristina Fernández es un hecho muy grave, que muestra la existencia de grupos de ultraderecha decididos a utilizar la violencia directa.  

No se trata de grupos de “loquitos”, sino un síntoma del estado de ánimo de un sector de la población. Ese estado de ánimo es motorizado por una política consciente de determinados sectores políticos patronales, que no solo justifican sino que promueven este tipo de acciones. 

Es el caso, por ejemplo de Javier Milei, cuando en sus discursos agita: “zurdos, van a correr”. 

Este tipo de grupos existen y son muchos. Algunos son un tanto improvisados (tal vez fogoneados y financiados por sectores patronales, como todo indica que ocurre con Caputo y Revolución Federal). Pero otros mucho más organizados, influenciados por servicios y/o militares en actividad o retirados. Hay infinidad de grupos que reivindican a Mohamed Alí Seineldín como un héroe. 

Estos sectores deben ser combatidos de manera activa. En la acción, y no solo en el discurso o la propaganda. Su existencia misma es un serio riesgo, porque en desarrollo cuestionarán y podrán en peligro las luchas obreras y populares. Es necesario inculcar en toda la clase trabajadora, en los sindicatos, en los movimientos sociales y en toda la militancia política que se considera de izquierda la tarea de combatirlos fuerte y duramente. 

No es con “amor” que enfrentaremos el odio de ultraderecha 

El discurso del “amor” es peligrosísimo. No es cierto que el amor vence al odio violento de las bandas antiobreras. Solo puede vencerlos la acción contundente, concreta y tan o más violenta de la clase trabajadora, el pueblo y sus organizaciones. 

Contra el odio de derecha, tenemos que inculcar el odio obrero y popular, no solo contra estos “violentos”, sino contra la clase a la que sirven: los capitalistas.  

Los sindicatos y organizaciones sociales tienen que debatir la autodefensa de sus luchas, de sus movilizaciones, en primer lugar para enfrentar la represión estatal. Pero eso no alcanza. Tienen que debatir también que no es posible permitir que este tipo de grupos actúe y se desarrolle. Hay que enfrentarlos antes de que crezcan. A ellos, y a quienes los fomentan. 

El kirchnerismo, que conduce enormes sindicatos y movimientos sociales, y que en este caso fue atacado en la persona de su máxima dirigenta, ha sufrido agresiones a sus locales, debería dejar de predicar con el “amor” e impulsar en esos ámbitos de su influencia el combate a estos grupos. Su prédica del “amor” y sus medidas antiobreras, solo abonan el terreno para que estos grupos crezcan.   

Pero en particular la izquierda, que conduce una minoría importante de organizaciones obreras y populares, tiene la responsabilidad de desarrollar esta lucha. No solo con educación y propaganda en la clase, que es un primer paso fundamental,  sino también impulsando acciones a partir de los sectores que dirige. 

Si Milei amenaza con hacernos correr a los zurdos, hagámoslo correr a él. Ante cada acto de su fuerza política, movilicemos cientos y miles de militantes y movimientos para impedirlo y boicotearlo. No dejemos que sigan con sus actos de violencia.  

Ante cada convocatoria de Revolución Federal, pongamos en la calle cientos de trabajadores. No para defender al gobierno, sino para enfrentarlos a ellos, ponerlos en fuga, desmoralizarlos.  

Cada acción que realizan sin respuesta los envalentona. La Justicia no tiene ninguna capacidad ni decisión de enfrentarlos. Los medios tampoco, ya que hoy los critican y mañana los justificarán. Ya lo hacen hoy cuando convocan a enfrentar las movilizaciones o piquetes obreros y populares. Menos lo harán, por supuesto las fuerzas de seguridad. Por su propia naturaleza, amparan a estos grupos, además de que los tienen infiltrados y los influyen. No proponemos acciones individuales ni de pequeños grupos por su cuenta. Proponemos desarrollar una campaña, y acciones concretas de cientos y miles contra la violencia antiobrera y antipopular. Es la única forma de enfrentarlos. 

Es necesario que las organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y de DDHH, partidos de izquierda y organizaciones kirchneristas que acordemos con esta necesidad empecemos a  debatir cómo abordar esta tarea. Desde el PSTU nos ponemos al servicio de desarrollarla. 

¡Contra la violencia de ultraderecha: autodefensa de la clase trabajadora y el pueblo!