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Fin del Triunvirato ¿y ahora?

El representante del moyanismo en el triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmid, declaró que el “ciclo de la conducción colegiada de la CGT, está agotado”, en coincidencia con lo nque anteiormente había declarado del representante del Sindicato de Sanidad, Héctor Daer. Por su parte, el hijo de Moyano, Pablo y dirigente camionero, aseguró que en “marzo o abril llamarán al Congreso de la CGT para elegir nuevo Secretario General”. “Hace rato que la CGT está fracturada. Ahora se oficializó” (Perfil 17/2/18).

No sabemos si en algún momento habrá “reconciliación” otra vez. Estos dirigentes nos tienen acostumbrados que los unen los acuerdos y negocios que hacen con las patronales y los gobiernos de turno. Y también se unen para perseguir a los dirigentes combativos y luchadores que pueden hacer temblar sus sillones.

Ante la “desaparición” en la cabeza de las luchas de la CGT, en medio de los ataques del gobierno muchos trabajadores se preguntan: ¿Qué sindicatos y centrales necesitamos? ¿Cuáles son las consignas por las que deben luchar los sindicatos?

Una brevísima historia de “colaboracionistas”, “opositores” y alas de “izquierda”

Los sindicatos y las Centrales Sindicales, (como la CGT), nacieron al calor de las luchas por la necesidad de enfrentar los abusos patronales. Pero las patronales y gobiernos, lograron corromper a un sector mayoritario de dirigentes que se fueron encargando de transformar las organizaciones sindicales en un verdadero freno a las luchas por los intereses de los trabajadores. La Ley de Asociaciones Profesionales fue una herramienta que todos los gobiernos y patronales utilizaron y utilizan para meter sus manos en las organizaciones obreras.

Por eso, en todo momento hubo al interior de la CGT diferentes corrientes que expresaron de algún modo los intereses de los patrones de cada gremio, los proyectos de los gobiernos de turno y los proyectos propios de los dirigentes sindicales.

Aún en vida del General Perón hubo corrientes que se cortaron solas e incluso lo enfrentaron como Vandor, dirigente Metalúrgico de peso que terminó asesinado. Estuvieron los “dialoguistas” y “participacionistas” de la época de la dictadura de Onganía.

A fines de los 60 surgieron tendencias más a la “izquierda” como Raimundo Ongaro de Gráficos (que fundó la efímera CGT de los Argentinos). También fueron importantes las CGT Regionales, que expresaron en su momento un proceso de radicalización de la vanguardia obrera, como el “clasismo” cordobés y la fundación del SITRAC – SITRAM, piezas fundamentales en el “Cordobazo”.

Todas estas experiencias hasta el golpe militar de 1976 se dieron bajo el férreo control de Perón, y el aparato peronista. Este golpe dio se cuando un amplio sector de la vanguardia comenzaba a romper con los dirigentes sindicales peronistas pero también con el Partido Justicialista y el surgimiento y fortalecimiento de corrientes clasistas, de izquierda o no peronistas. La masacre de esa nueva generación de obreros, jóvenes estudiantes y sectores populares explica hoy, como uno de los elementos importantes, el mantenimiento, en el aparato de los sindicatos y la CGT, de lo más podrido de la burocracia sindical.

En los 80 surgió una vanguardia muy luchadora, pero inexperta con expectativas en la “democracia” de Alfonsín. Saúl Ubaldini se transformó en líder de la CGT con su programa de “26 puntos” que incluía la moratoria de la deuda externa, aumentos salariales, defensa de las empresas públicas, etc. logró acaudillar por un tiempo a los nuevos dirigentes. Luego se transformó en diputado bajo el menemismo.

Carlos Menem, en los 90 produjo importantes cambios estructurales en la economía del país.  La CGT expresó todos estos cambios con el surgimiento de un sector que “acompañó” los cambios y fue cómplice de la destrucción de millones de puestos de trabajo. Pero ya entrados los 90 la crisis empezó a golpear y las luchas tomaron un fuerte impulso. Los “fogoneros” en el sur, los despedidos de las empresas petroleras, fundamentalmente YPF y sus familias, empezaron a cortar rutas. Se rompe la CGT y un sector, mayoritariamente de trabajadores estatales forma la CTA. Por su parte Moyano constituye el MTA y se transforman en el sindicalismo “opositor” al menemismo.

Luego, la brutalidad del gobierno de De La Rúa y el descontento creciente obligó a la CGT a convocar a 13 paros generales durante su gobierno, aunque en el argentinazo, tanto la CGT como la CTA estuvieron ausentes.

En ese período se fueron desarrollando importantes corrientes de izquierda, como la del “Pollo” Sobrero en la línea del Ferrocarril Sarmiento u opositoras a la burocracia como los metrodelegados  y se empezó a hablar de los sindicalistas “flacos” en contraposición a los “gordos” traidores históricos.

El kirchnerismo, ayudado por las actitudes mezquinas de gran parte de los partidos de izquierda que impidieron que el fenómeno de los flacos se desarrolle, logró ganar a una gran cantidad de los protagonistas del 2001 desviando el proceso de surgimiento de nuevos dirigentes populares, obreros y de jóvenes.

Cuando los trabajadores empezaron a enfrentar más duramente a estos gobiernos, esos dirigentes jugaron un papel de freno o desvío. Los viejos burócratas sindicales como Moyano, pasaron a la “oposición”. Mauricio Macri, viejo “compañero” de Hugo Moyano, en los negocios del Belgrano Carga y el Correo, encontró en este dirigente un aliado ideal para enfrentar a Cristina.

Luego vino la historia más conocida: La reunificación de la CGT al servicio del ajuste, tregua y 7 de marzo del 2017, fractura expuesta nuevamente. Una crisis fenomenal en la que Moyano, una vez más, se intenta reubicar para desviar.

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