El Foro Económico Mundial de Davos, es una organización no gubernamental internacional  que se reúne anualmente en Davos (Suiza) desde 1971. Allí se juntan los principales líderes empresariales, los líderes políticos internacionales, así como periodistas e intelectuales selectos, a efectos de analizar los problemas más apremiantes que afronta el mundo. Entre ellos, la economía, la salud y el medio ambiente. La crème de la crème del capitalismo mundial, las elites más ricas y poderosas. 

Este año sesionaron en mayo unas 2500 personas, sin presencia de funcionarios argentinos del Gobierno de los Fernández y con asistencia de algunos empresarios como Marcos Bulgheroni de PAE y Eduardo Elsztain de IRSA.  Trataron situaciones ambientales y la economía después de la pandemia de Covid-19. Pero el tema principal fueron las consecuencias de la guerra ruso-ucraniana y la crisis alimentaria, ante no poder contar mundialmente con la producción cerealera que se exporta por el Mar Negro.  

Después de debatir durante cinco días, no hubo ninguna respuesta concreta a la crisis alimentaria. La titular del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió sobre la recesión incipiente que comenzó y se profundizaría, con la inflación que se dispara en gran parte del planeta, alimentada por los precios de los combustibles, los alimentos y la crisis energética. «La ansiedad en torno al acceso a los alimentos a un precio razonable a nivel mundial está tocando techo«, resaltó la líder del organismo político-usurero.

En los hechos, la cúpula del capitalismo mundial, privilegiando sus intereses de clase y de burguesías concentradas en disputas por su acumulación de ganancias, no harán nada para siquiera atenuar la calamidad del hambre y desnutrición que se expande como el peor virus por todo el planeta.