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Contra el hambre y la represión: ¡Fuera maduro!

   125 muertos en los últimos meses, represión a un pueblo hambriento y enfrentamientos entre el gobierno y la oposición patronal del MUD. Ante las brutales imágenes que vemos por tele, cualquier luchador obrero se indigna: “¿Qué es esto? ¿A esto le llama “socialismo”? Este tipo es un corrupto, hambreador y represor, y merece que el pueblo lo eche”.

   Compartimos esa indignación. Sin embargo, desde sectores de izquierda lo siguen apoyando, el kirchnerismo, que siempre fue su amigo “mira para otro lado”. E incluso partidos de izquierda como el PTS, el MAS o el PO se niegan a proponer la caída de Maduro, y se enojan con quienes lo hacemos. ¿Cómo se puede entender?

Las elecciones a Constituyente

   El domingo hubo unas fraudulentas elecciones a “Asamblea Constituyente”. Fueron una farsa – solo se presentó el PSUV (partido del gobierno)-, cuyo objetivo es cerrar la Asamblea Nacional (Parlamento) controlado por la oposición y dominar a la justicia. Maduro y oposición dan diferentes cifras de participación, imposibles de confirmar. Si el gobierno logra, pese al rechazo popular, instalar la Asamblea Nacional Constituyente, significará un avance en su intento de tener impunidad y todos los medios para enfrentar la bronca que crece entre los trabajadores y el pueblo pobre, a través de un régimen cada vez más autoritario y represivo.

¿Cómo se llegó a esto?

   El largo período de gobiernos chavistas fracasó. Aunque se decía “socialista” y peleaba con EEUU –durante el gobierno Bush-, nunca superó los límites del capitalismo. Como indica la LIT-CI : “Así quedó evidenciado en el contenido profundo de las diferentes constituciones que se aprobaron en estos años, en la entrega de 50% de la explotación petrolera a empresas extranjeras, en el dominio absoluto del imperialismo de ramas centrales de la industria (como la automotriz), y en el pago puntual de la deuda externa (el propio presidente Maduro informó hace poco que Venezuela ha pagado 60.000 millones de dólares en compromisos internacionales durante los últimos dos años”.
   Tampoco logró avanzar en superar el atraso de la economía venezolana: “…el petróleo pasó de representar 64% de las exportaciones en 1998, a 92% en 2012. A su vez, los ingresos por el petróleo representan 90% de los recursos del Estado. Al mismo tiempo, el país se desindustrializó: este sector representaba 18% del PIB en 1998, mientras que en 2012 cayó a 14%” . Venezuela importa más del 70% de los alimentos que consume, y el chavismo nada hizo para superar esa situación avanzando en la industrialización del país.”
   Cuando el precio del petróleo bajó abruptamente, no tuvo más condiciones de satisfacer al imperialismo y las patronales, y a la vez mantener algunas concesiones al pueblo.
   Maduro debió elegir y eligió. Pudo optar por dejar de pagar la deuda y enfrentar a los capitalistas, pero hizo lo contrario. Adoptó medidas dictatoriales, controló a todos los sindicatos , apresó opositores –de izquierda y de derecha-, e instauró un Estado de Excepción, con el objetivo de frenar las movilizaciones populares. Contra este drama es que se levantan los trabajadores y la juventud venezolanos. Esto está en la base de la situación actual.
   La oposición patronal, organizada en la MUD –Mesa de Unidad Democrática- y apoyada por EEUU y el imperialismo europeo, se jugó desde un principio a encabezar esta oposición. Primero, movilizó sectores de clase media. Y luego, en la medida en fueron entrando a la lucha más y más sectores, intenta controlar las movilizaciones. Su objetivo es presionar a Maduro hacia una salida negociada, y a la vez impedir que la clase trabajadora y las masas inicien una lucha independiente que pueda tirar abajo al gobierno y poner en riesgo las ganancias capitalistas. Por eso, la MUD hace referéndums y falsos “paros cívicos”, -que nunca apoyamos-, pero se niega exigir la salida inmediata de Maduro, obedeciendo en ese sentido las órdenes de EEUU.
   Es falsa la imagen que muestra una lucha entre un gobierno autoritario y una MUD democrática, como muestra la prensa capitalista. Pero también es falsa la imagen que proyectan diferentes sectores de izquierda defensores de Maduro. “Lo que estamos viviendo hoy en Venezuela no es la lucha entre un régimen socialista o progresivo y una ofensiva fascista, sino la lucha entre un régimen burgués regresivo y agonizante y el hastío de un pueblo frente a esa realidad…”
   Contra este combate de clase contra clase, se postulan dos proyectos burgueses contrarrevolucionarios: el de Maduro y el de la MUD.

Lucha obrera y popular hasta echar a Maduro

   Ante esta situación, es preciso desarrollar la lucha obrera y popular hasta tirar abajo este gobierno. Es la forma de enfrentar sus crímenes, y luchar por un plan económico obrero y popular que parta de dejar de pagar la deuda externa, y ponga todos los recursos al servicio de las necesidades populares.
   Poner en el centro de la lucha la reivindicación de que se vaya Maduro y la necesidad de echarlo a través de la huelga general y la movilización, es enfrentar no solo al gobierno sino a la oposición de derecha.
   Es criminal la posición de sectores como el kirchnerismo, que siempre defendieron al chavismo y ahora no saben qué decir sobre las barbaridades de Maduro, pero siguen denunciando a una “ofensiva de la derecha” como la razón de los problemas del pueblo venezolano. Es la misma posición de sectores chavistas argentinos como el Frente Darío Santillán.
   Pero es también un error tremendo la ubicación de partidos de izquierda argentinos, como el Nuevo MAS o el PTS, que bajo el concepto de que el papel de la MUD es parte de una “ofensiva reaccionaria”, se niegan a levantar el reclamo de “¡Fuera Maduro!”. Lo critican, pero en última instancia lo ven como un “mal menor” ante la “avanzada derechista”. Y por lo tanto, más allá de sus intenciones, se ubican –aunque vergonzantemente- en el campo de los que terminan defendiendo a Maduro. El PO, aunque con contradicciones, se ubica en este mismo terreno.
   Es producto de una incomprensión profunda de la situación latinoamericana, en que los pueblos enfrentan y se deshacen de los falsos gobiernos “progresistas”, aunque en el camino surjan gobiernos más neoliberales, en la búsqueda de una superación que pueda traer un cambio de fondo, la Segunda Independencia del imperialismo, y el camino hacia el socialismo. Por eso, cuando los Lula-Dilma o los Kirchner se van, los pueblos siguen luchando con más fuerza aún. Si fuera una “avanzada reaccionaria”, lo que veríamos sería la parálisis de la clase trabajadora. Pero nada así ocurre ni en Argentina ni en Brasil, ni ocurrirá en Venezuela si cae Maduro.
Ante esto, desde el PSTU y nuestro hermano partido venezolano, la UST, llamamos a enfrentar y derrotar a Maduro a través de una alternativa independiente de la clase trabajadora y la huelga general, con un proyecto y por un gobierno obrero y popular. Y sin capitular a la MUD y sus maniobras.

   Un trabajador medio gana 10 dólares al mes. Los petroleros ganan poco más. Los obreros de la estatal PDVSA emigran hacia otros países ante el hambre. Ese es también el salario de los maestros.
   Si tiene la suerte de contar con canasta básica, puede comprar parte de los alimentos a precio rebajado. Eso le permite pasar parte del mes. Para eso, debe “andar bien” con los punteros chavistas. Si no la tiene, está obligado a changuear todo el día.
   Existe un gran desabastecimiento de productos básicos como arroz, harina, papel higiénico, remedios. Para conseguirlos es necesario hacer colas de varias horas al día, a veces sin resultado.
   Cuando aparecen en algún negocio, están a precios exorbitantes.
   El saldo represivo del régimen en los últimos meses es de 125 muertos, más de 100 detenidos, 400 presos políticos.