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INFLACIÓN: ¿UN FLAGELO IMPOSIBLE DE PARAR?

Aprobadas por el Congreso las bases del acuerdo de sometimiento al FMI, Alberto Fernández dispuso lo que difundió como “una guerra a la inflación”, pero las medidas anunciadas, de cuestionable efectividad, fueron recibidas con escepticismo por la población. ¿La inflación, es imposible de frenar?

 

Sumando la inflación proyectada de marzo de un 6%, la del primer trimestre llegaría ya al 14,8%. La interanual, de marzo 2021 a febrero 2022 es del 52,3%. La de los alimentos solo en los dos primeros meses del año ya llegó al 12,8%. Proyecciones económicas pronostican que podría llegar entre 55% y 60% anual.

 

El Gobierno promocionó cinco medidas que por aunque muy limitadas, como mostraron experiencias anteriores, tampoco llevará a fondo por su carácter de clase burgués, en definitiva, para no afectar la propiedad privada y las ganancias de las empresas. 

  • Un programa de “precios cuidados” a 1.321 productos. 
  • Precios máximos a productos de primera necesidad pero después de ser aumentados en promedio un 30%. 
  • Un “Fondo Fiduciario” (fideicomiso) para las verduras frescas pero solo para el Mercado Central del AMBA.
  • Un “fideicomiso” para subsidiar el precio de trigo con fondos de un 2% más en retenciones solo de harina y aceite de soja 
  • Convocó a diálogos con productores y empresas agropecuarios, a los dirigentes sindicales burocráticos, para debatir como bajar la inflación.

 

Medidas que hasta ahora no frenaron nada, situación que se agravaría al permitir otros aumentos al margen de los alimentos. 

 

Salarios a la baja y  precios a gusto del FMI  

 

El Ministro de Trabajo, Claudio Moroni, hipócritamente declaró: “El promedio de salarios del sector privado no está perdiendo contra la inflación”, ya que “las paritarias están funcionando bien”. Por los trabajadores/as estatales prefirió callar. La caradurez del Ministro omitió la pérdida de poder adquisitivo de millones de trabajadores/as. Pero resaltó los aumentos que se firman son del 40% al 45% promedio, como el Salario Mínimo, Vital y Móvil, y en cuotas hasta fin de año. Además de declarar otros funcionarios que habría disminuido la pobreza no obstante reconocer el INDEC que una familia tipo debería percibir ingresos por $83.807 cuando el salario promedio nacional está en $47.000. 

 

¿Por qué no la combaten realmente?

 

El capitalismo argumenta que la inflación es un reacomodamiento de precios del mercado y de políticas monetarias de los estados. Para los marxistas es en realidad una colosal transferencia de recursos del bolsillo de los trabajadores a las empresas y a los especuladores financieros.

 

La inflación al Gobierno argentino, con semejante crisis económica y las presiones del FMI y la escalada de precios, le permite recaudar mucho más con los impuestos como el IVA, Ingresos Brutos, al Cheque, a los bienes y servicios. Y al gastar menos en salarios y servicios públicos como salud y educación lograría reducir el déficit fiscal para disponer en el tiempo económico de fondos para cancelar servicios de la Deuda Pública impagable

 

Así se permitieron los recientes aumento de combustibles, tarifazos en energías, en la medicina prepaga, los medicamentos, y en todos los servicios como los de telefonía y comunicaciones.

 

Hay herramientas económicas que no quieren aplicar

 

El Gobierno evita apelar a verdaderas medidas económicas para frenar la inflación. La primera medida para realmente combatirla debería ser decretar el aumento general de salarios, indexado a la inflación, partiendo de que ningún trabajador gane por menos de la canasta familiar.

 

Esto debería acompañarse con mecanismos reales de control de precios. Los Fernández ni siquiera apelan a recursos que los propios gobiernos peronistas aplicaron. Aunque serían medidas capitalistas transitorias, el recrear las Juntas Nacionales de Carne y Granos o el Mercado Único de Cambios podrían garantizar alimentos y bebidas básicos con precios accesible y el resto exportarlos. Y además podría imponer la Ley de Abastecimiento  interviniendo en las empresas productoras para controlar los mentirosos motivos de las remarcaciones y los posibles desabastecimientos. 

 

Los socialistas revolucionarios sabemos que la única forma contundente para contener esta odiosa inflación es con el pueblo movilizado. Con el control de los trabajadores en sus propias empresas organizados democráticamente para denunciar e impedir abiertamente la especulación de los patrones para sus mayores ganancias.