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La conciliación terminó, la lucha continúa

Esta conocida marca de chocolates y golosinas produce fabulosas ganancias para sus patrones, la familia Fort. Esa enorme fortuna cobró gran notoriedad por el derroche del fallecido mediático Ricky. Lo que aún no está suficientemente difundido es la lucha incansable de los delegados de esta fábrica por terminar con la precarización, los despidos, los abusos y las violaciones de la ley de esta patronal contra sus trabajadores, que son la única fuente de esas ganancias.

El actual conflicto se originó el 15 de agosto por el despido de 24 trabajadores, siendo una de ellos efectiva con 12 años de antigüedad. Pero esta es sólo una batalla de una guerra prolongada desde el 2010, cuando los trabajadores de Felfort decidieron decir ¡Basta! a la opresión patronal y dejar atrás casi cien años de abusos y brutal explotación. Los actuales delegados, encabezados por Rodolfo Vidal, son la expresión de ese cambio de época. En esa guerra hubo otras batallas, como el paro de 5 días del año pasado con que se conquistaron más de 70 nuevos puestos efectivos y muchas otras movilizaciones por otros reclamos.
Hoy la empresa intenta volver atrás. Busca cambiar la relación de fuerzas y debilitar a los delegados, que son el principal escollo para arrebatar las conquistas obreras logradas. Para eso ataca, despide, chantajea y divide. Desparrama sus mentiras y amenazas a través de sus jefes, alcahuetes y los “siempre listos” emisarios de Daer, secretario general del STIA (Sindicato de los Trabajadores de la Industria de la Alimentación).
El pasado 7 de octubre se cerró la conciliación dictada por el Ministerio de Trabajo. La empresa no propuso nada favorable. El sindicato ahí se lavó las manos, pero un día antes se reunió con la patronal a espaldas de los delegados y los trabajadores. El Ministerio se limitó a hacer un acta. Los delegados se negaron a firmarla porque no decía con todas las letras que los despidos son parte del fraude laboral y la persecución gremial.
Ninguna sorpresa fue que no se arribara allí a ningún acuerdo. Desde el comienzo la empresa violó la conciliación, no permitiendo el ingreso de los despedidos, aunque tuvo que seguirles pagando las quincenas durante ese mes hasta la fecha. Pero tampoco sorprende que violen esta conciliación cuando violan la ley desde hace años con el fraude laboral. Contratan como eventuales a trabajadores para tareas normales y habituales. De esa forma Felfort tiene trabajadores “en negro”, mal registrados a nombre de Randstad o Talsium, etc. Y eso es reconocido por el Ministerio de Trabajo y el STIA.
Pero el Ministerio no pasa de imponer algunas multas y los dirigentes del STIA no pasan de las palabras, porque están más concentrados en atacar y boicotear a los delegados combativos, que en defender a los trabajadores que dicen representar. La patronal está envalentonada por tenerlos de su lado y seguirá con los ataques.
Pero también la lucha continuará porque los delegados no se venden ni se rinden. Porque apelan a la base, consultan a los compañeros y construyen la unidad para luchar. Porque sólo luchando es posible pararle la mano a esta “familia”. Porque la bronca obrera por tantos abusos le está ganando al miedo.