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Las inundaciones de la “revolución de la alegría”

Mientras los medios afines al gobierno transmitían desde Miami el paso del huracán Irma; en diferentes puntos del país, miles de personas sufrían graves inundaciones, que a la fecha aún persisten si haber causado alguna reacción acorde en el gobierno.

El panorama es más que malo: Cientos de evacuados en el sur del GBA, pérdidas multimillonarias en el campo, y una situación que amenaza con agravarse. Y frente a esto, los oficialismos de todos los niveles solo se limitan a echar culpas hacia afuera, esta vez a las «gestiones anteriores”

Un desmanejo de larga data

Y aunque es cierto que las inundaciones no son una novedad, lo cierto es que el macrismo continúa y profundiza las políticas que las causan: obras públicas inexistentes, o bien mal pensadas y peor ejecutadas (pero con un costo altísimo), falta absoluta de planificación urbana en beneficio de los negocios inmobiliarios, y una ausencia de control sobre el agronegocio, en especial sobre el monocultivo sojero, cuyos efectos colaterales favorecen las inundaciones.

Así, lejos de ser un problema climático, las inundaciones son consecuencia de la política que han llevado adelante los sucesivos gobiernos, y de la que Cambiemos es abanderada: La entrega del país a los grandes capitales sin importar las consecuencias, que siempre termina pagando el pueblo trabajador.

Por una respuesta obrera y popular a las inundaciones

Por estas razones, no se puede esperar que los gobiernos resuelvan la crisis causada por las inundaciones. Hay que imponer la salida, exigiendo al gobierno indemnizaciones y subsidios para las familias afectadas; y a los hipermercados y empresas de consumo que aporten en forma urgente y gratuita los productos necesarios para asistir a los damnificados. Hay que exigir el pago de los días que los trabajadores no pudieron ir a trabajar por inundación, sin perder premios ni el presentismo.

Debemos luchar para que la patronal pague el desastre con impuestos a los bancos, al agronegocio, y a los capitales extranjeros; con control obrero sobre sus planes y cuentas. Y debemos luchar también para que la plata del estado vaya a obras Públicas y ayuda a los damnificados, y no a los buitres de la deuda externa; y para imponer un plan obrero y popular de obras públicas que además sirva para crear empleos y combatir la desocupación.