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Los trabajadores tenemos una alternativa

La bronca crece por abajo. Mientras tanto, desde los medios nos bombardean permanentemente con noticias de los distintos candidatos, sus discursos y peleas. Sean oficialistas u opositores, montan un show, hacen que se pelean, saltan de un partido a otro sin escrúpulos, todo por sostener sus cargos y ver si logran una ubicación mejor en las listas de candidatos. Todo un circo para no hablar de los verdaderos problemas que tenemos los que vamos a laburar todos los días.

 Hay alternativa: fortalezcamos el FIT

Pero en la resistencia al ajuste se construye la alternativa que los trabajadores necesitamos. Esta alternativa se expresó en las elecciones de 2013 cuando el Frente de Izquierda y de los Trabajadores obtuvo un millón y medio de votos. Y se expresa en el hecho de que los integrantes del FIT son parte de la pelea que importantes sectores de trabajadores dan contra los despidos, por romper los techos salariales, en la defensa de delegados democráticos y combativos, etc. Así será, que el próximo 31 de marzo nos encontrará impulsando el paro nacional contra el impuesto al salario y exigiéndole a las centrales que unifiquen en un plan de lucha hasta derrotar el ajuste. Este crecimiento del FIT se ve reflejado también en la incorporación a las listas de candidatos de sectores como “El Perro” Santillán y otros referentes sociales y corrientes como el Frente Popular Darío Santillán. Por eso, es preciso levantar bien alto las banderas del FIT y su programa para decirle a muchos compañeros que hoy se sienten desilusionados con el Gobierno y que ven que la oposición patronal es parte del mismo circo, que la salida de fondo para los trabajadores pasa por fortalecer una alternativa independiente de cualquier candidato patronal y de los grandes grupos económicos.

Por eso, compañero, lo invitamos no solo a votar al FIT, sino a sumarse a nuestras filas, para fortalecer esta alternativa de independencia de clase que, ante los candidatos patronales del oficialismo y la oposición, propone un plan y un modelo obrero para enfrentar la crisis económica mundial.


Es necesario lanzar una campaña unitaria del FIT

Ante la polarización que se da en el escenario electoral entre el Gobierno y la oposición patronal, los integrantes oficiales del FIT deben dar un paso más allá para que el FIT pueda dar respuesta y llegar a todo un sector masivo de trabajadores que busca una alternativa a los candidatos del régimen. Fueron pocas las veces que el FIT, como tal, sacó una declaración común ante hechos importantes de la realidad o convocó de manera unificada a actos y/o reuniones de coordinación de luchadores. Esto debilita las posibilidades de dar respuesta a sectores que ven con desconfianza al Gobierno y a la oposición, pero tampoco terminan de ver a los integrantes del FIT actuando de manera unificada contra el Gobierno y el ajuste. Por eso, en primer lugar, es necesario defender el programa de independencia de clase del FIT y levantar bien alto un plan que dé salida obrera a la crisis económica y el ajuste, que levante las medidas que son necesarias tomar para que los trabajadores y sectores populares no paguemos la crisis capitalista. El FIT no puede limitarse solo a “plataformas reivindicativas” o “puntos en común” con tal de incorporar sectores. Desde el PSTU siempre hemos sostenido que el FIT debía abrir sus puertas, pero sobre la base de ganar a sectores para un programa clasista.

Luego, es urgente que, así como marchamos en una columna única el pasado 24 de marzo, el FIT lance una campaña política unificada de todos sus integrantes y organizaciones que apoyamos.Es necesario superar la dispersión y evitar cualquier sectarismo, en el sentido de que cada partido realiza su propia campaña con su candidato, como viene sucediendo.Las experiencias sindicales demostraron claramente que si la izquierda privilegia sus ubicaciones por sobre las del conjunto y va separada, los que aprovechan son el Gobierno y la burocracia. En el plano político y electoral, el FIT debe evitar cometer esos mismos errores que facilitarían que el kirchnerismo se recomponga o crezca la oposición patronal.

Para ser la alternativa que aproveche este espacio político que se ha abierto para la izquierda, es necesario aparecer ante los trabajadores y las masas con una campaña única, lejos de mezquindades y sectarismos, defendiendo y levantando bien alto nuestro programa y nuestras propuestas para que gobiernen los trabajadores.


candidatos K

 La crisis de candidatos del modelo Nac & Pop

 

Mientras los trabajadores nos preparamos para parar en todo el país el próximo 31 de marzo, el kirchnerismo se sumerge en su propia interna tratando de encontrar un candidato para las elecciones de este año. Una andanada de acusaciones cruzadas que demuestra que lo único que les interesa es encabezar las listas del Frente para la Victoria, pero ninguna referencia a los problemas que sufrimos los trabajadores día a día. Los precandidatos entre los que se debate el kirchnerismo llegan a 7, sin que ninguno de ellos logre posicionarse claramente como favorito. De esta manera, aparecen Scioli, Randazzo, Agustín Rossi, Uribarri, Taiana, Aníbal Fernández… y hay que sumar el amague de La Cámpora con presentar a Axel Kiciloff como candidato “puro” del kircherismo(1). 

Tener que aplicar el ajuste en un año electoral

El problema del kirchnerismo y sus candidatos es que enfrentan la resistencia de los trabajadores a este modelo de ajuste que vienen aplicando.
Son millones los que dejaron de confiar en el doble discurso de este gobierno. Y son cada vez más los trabajadores y sectores populares que acumulan bronca y salen a pelear dispuestos a enfrentar las cada vez peores condiciones de vida. Y esta resistencia es la que los pone entre la espada y la pared. Esto es lo que explica que el kirchnerismo no logre un candidato fuerte que unifique al Frente para la Victoria.

Cristina, para no acelerar la pérdida de apoyo que le queda, no se define por ninguno. Definirse por uno implicaría para Cristina jugarse todas las fichas prematuramente por un candidato no seguro que puede quedar fuera de carrera en cualquier momento. Así, perdería peso para presionar en lo que es hoy su objetivo principal: ser una oposición relativamente fuerte en el parlamento después de octubre para evitar, entre otras cosas, ser procesada. En este sentido, la presidenta le ordenó a La Cámpora trabajar para ubicar la mayor cantidad de candidatos a diputados en las listas de los 7 precandidatos presidenciales,2 demostrando que ya no importa si el candidato termina siendo Scioli, Randazzo o algún otro. Lo único que le importa al Gobierno es tener la mayor cantidad de candidatos a diputados en todas las listas posibles, demostrando también que a veces es mejor no acordarse de las acusaciones de ayer. 

Detrás de escena, la guerra de candidatos 

Ante este panorama, el Frente para la Victoria muestra una paleta de candidatos que van desde defender a ultranza a Cristina (Randazzo) hasta presentarse como continuadores del modelo con algunas correcciones menores (Scioli). Todos intentan con poco éxito hacer equilibrio para evitar quedar pegados a la creciente ruptura de los trabajadores con este Gobierno.

Sin demasiadas sutilezas, cada uno manda a sus segundas líneas a lanzarse acusaciones entre ellos de pertenecer a “la corpo”, de estar más cerca de la oposición que de Cristina o de haber surgido del riñón “menemista”, como si la propia presidenta no hubiese votado en los 90 las privatizaciones de Menem en el Senado.

Así, los equipos de trabajo de cada precandidato están ocupados en tejer alianzas con intendentes, gobernadores y punteros que hasta ayer respondían a otro político, a responder las críticas que reciben sus jefes y a estrechar vínculos con empresarios para que financien sus campañas, pero nadie se preocupa de buscar soluciones reales a la inflación, a los cortes de luz, a las inundaciones, al deterioro de la educación y salud pública, etc.

Más allá de los discursos, todos son continuadores del modelo cristinista de techos salariales, despidos, suspensiones e impuesto al salario. Por eso, mientras los candidatos K por debajo de la mesa se acusan, se traicionan, se pasan de filas, es decir, venden hasta la madre por los votos, por otro lado demuestran toda su hipocresía al declarar que entre ellos debe primar la unidad.
Son capaces de cualquier cosa por sacarse ventaja, pero se cuidan de no hacer olas. Porque después de las elecciones de octubre todos van a sostener este modelo económico que consiste en seguir pagando la deuda externa, seguir entregando el país y sus recursos naturales al imperialismo y seguir aplicando el ajuste a los trabajadores. Y por eso mismo, ninguno puede evitar chocarse con las luchas obreras y populares.

Notas:
1) Julián Domínguez estaba entre los precandidatos a presidente, hasta que Cristina le ordeno “bajarse” para que compita como gobernador de la provincia de Bs. As.
2) http://www.lanacion.com.ar/1778721-candidaturas- leales-y-armonia-con-el-pj-el-encargo-decristina- a-la-campora


 

UCR PRO

Macri, quien supo jugar al “policía bueno, policía malo” con Cristina en casos como el traspaso del subte a la capital o la creación de la policía Metropolitana, parecía perder terreno como opositor al gobierno con Massa subiendo en las encuestas. Así venía la historieta electoral hasta que, una vez más, el vale todo y los acuerdos por abajo de la mesa dijeron “presente” entre la oposición patronal.
El FA-UNEN, una verdadera “bolsa de gatos” sin principios que agrupaba “socialistas” y radicales de todos los colores, explotó por los aires a fines del año pasado. ¿El problema de fondo? El mismo que tienen Massa y Macri por separado, a ninguno le da la nafta para ser una oposición nacional seria. Así, siguiendo el ejemplo de rejunte del cual surgió el kirchnerismo en 2003 (duhaldistas, menemistas, pejotistas y radicales), FA-UNEN explota para facilitar el pacto por los votos. Dentro de la UCR se impuso la posición de su actual presidente, Sanz, de ir a un acuerdo nacional con el PRO de Macri y la coalición de Lilita. Así, Alfonsín y Cobos, quienes impulsaban un pacto con Massa quedaron desplazados a un segundo lugar.

Algo parecido le pasó a Pino en Capital, que apostaba a abrazar (o ser abrazado) por Massa y quedó por fuera de los acuerdos. Binner, ante el hundimiento inminente, se bajó de su candidatura presidencial y quedó agarrado al Ari y Libres del Sur con un panorama negro, incluso en su provincia Santa Fe, donde tantos favores le hizo a las multinacionales como GM y a las mafias narco. 

Carrió, feliz de la vida, anuncia con bombos y platillos el acuerdo con Macri para ir juntos a las PASO, y en caso de ganar, ir a un gobierno de coalición. Parece haber olvidado su célebre frase: ”Macri es un empresario ligado al robo del país en los años noventa”, o quizás nunca le importó mucho. A la fiesta no faltó nadie, Reuteman, un peso fuerte en Santa Fe, ya cierra el acuerdo con el PRO y hasta se sumaron Palito Ortega y el impresentable de Del Sel.

El reformismo y la derecha, otro acuerdo contra los trabajadores

Macri, el responsable de los negociados inmobiliarios en CABA, la represión a pacientes y médicos del Borda, el que planteó separar con muros la Villa 31, el culpable de haber triplicado la deuda de la Ciudad de Buenos Aires y quién impulsa el financiamiento a la escuela privada como bandera, cuando las públicas se caen a pedazos, se fortalece con el aparato nacional del radicalismo. La UCR, por su lado, tiene un candidato para encabezar, que mide más que Cobos.
Después de tanto baile y tanto franeleo, parece claro que lo que los une es la desesperación por los votos y la posibilidad de gobernar y seguir llenándose los bolsillos. Parece que no hay líneas divisorias entre los radicales y la derecha después de todo. Un rejunte de este tipo solo puede significar peores condiciones de vida para los trabajadores. Macri, tiene motivos para defender el pago de la deuda externa con la plata del pueblo a capa y espada. Con los pagos que autorizó Cavallo en los 90, se deshizo de la deuda de la empresa de su padre, haciendo que la paguemos nosotros, los trabajadores. Por eso, no quiere perder la chance de llegar al timón nacional y multiplicar sus negocios sobre nuestras espaldas.


¿Se le arrebató el asado a Massa?

El tigrense que desembarcó como la gran promesa opositora y supo pasar a su bando una cantidad nada despreciable de intendentes y figuras de peso del propio kirchnerismo. Hoy sufre el mismo destino a manos del PRO.

Massa, que se forjó como un cuadro de la UCEDÉ y fiel colaborador de la embajada de EEUU, ganó su prestigio como hombre de las patronales con su rol de aliado de las multinacionales en la Zona Norte. Los burócratas lo aplauden incansables, los de la UOCRA, los de La Fraternidad y hasta los falderos de las automotrices del S.M.A.T.A.. Tiene en su “equipo” nada menos que a De Mendiguren, ex líder de la UIA (Unión Industrial Argentina) la cual existe para ver cómo tener cada vez más ganancias a costa de los trabajadores. Lavagna encabeza su “equipo de asesores”, el ex ministro de economía y producción de Duhalde y Néstor, fue el responsable del canje de deuda en 2005 y defiende el pago de la deuda externa a toda costa. Claro, también está con el “colo” De Narváez, el campeón de la lucha contra la inseguridad, que quiere profundizar la gendarmería en la provincia y ataca a los docentes de “ñoquis”. A pesar de todo y de contar con la “astucia” (e información) de “Juanjo” Alvarez (un ex SIDE de la dictadura) a la cabeza de su campaña electoral, a Massa se le empieza a desinfl ar el globo. Se acercan las fechas defi nitorias, las elecciones ya empezaron en varias provincias y los movimientos de Macri y la UCR lo dejan en la cuerda floja. 

…antes de que se hunda

Las ratas abandonan el barco, o eso parece. Así como sumó a los oportunistas que veían venir el fin de ciclo kirchnerista y querían mantener a toda costa sus cargos, en los 3 meses que va del año, Massa empezó a perderlos ante un mejor postor. El más reciente es el intendente de Malvinas Argentinas, Cariglino, que se pasa al PRO sin mayor explicación ante una mejor oferta: ser precandidato a gobernador. El intendente de San Isidro, Posse, ya tomó el mismo camino y se llevó consigo al senador Roberto Costa. Con la salida de Alfonso Coll Areco, el massismo terminó de perder la primera minoría en la Cámara Alta provincial, aunque por ahora se mantiene en la vidriera buscando un “mejor comprador”. Después del furor de “+A” y aunque aún no esté todo dicho, parece que cobra fuerza el apodo que de pibe le pusieron a Sergio “chamuyo” Massa y sus spots de campaña se le vinieron en contra. Massa, ¿Tajaí?

El “vale todo” de los patrones

El “mercado de pases” sigue abierto y muestra una vez más la podredumbre de la política patronal que busca mantener los negocios, los curros y el aparato a cualquier precio, siempre a costas de los trabajadores y el pueblo. Por eso, ayer fueron menemistas, después se fueron con De la Rúa y Duhalde, más tarde con Néstor y Cristina todos se pintaron de kirchnerismo y ahora buscan en Massa o Macri al futuro “garante” de los negocios de siempre, para ellos “vale todo”.
Para nosotros que trabajamos todos los días para salir adelante ninguno representa una solución a los despidos, la inflación, la escuela de los chicos, la salud ni el trabajo en negro o precarizado. Ninguna salida de empresarios y patrones, estafadores y corruptos, puede abrir el camino para el país que necesitamos. Por eso tenemos que luchar todos los días por nuestras reivindicaciones y no regalarles ni un voto a ellos.