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Macri quiere pasar el ajuste con represión

La Gendarmería está en boca de todos. Es la responsable de la desaparición de Santiago Maldonado, como ya comenzó a asumirlo el propio Gobierno. No es la primera vez que la Gendarmería o la policía reprimen furiosamente una lucha. Pero hoy el gobierno de Macri quiere hacer pasar un ajuste mucho mayor contra los trabajadores, con la reforma laboral y jubilatoria, aumentando la deuda externa, aumentando el costo de vida y despidiendo masivamente. Para mantener al pueblo a “raya” necesita aumentar el nivel de la fuerza represiva, pero como algo “aceptable” al estilo de Peña Nieto en México, de Bachelet (antes Piñera) en Chile o de Temer en Brasil. Para eso rearma al aparato represivo e intenta avanzar en todos los ámbitos. Así lo retrata La Nación , máximo defensor del gobierno: “El Presidente tiene dos prioridades: que Santiago Maldonado aparezca cuanto antes con vida y que ningún dato nuevo desacredite a las fuerzas de seguridad. Las necesita y las necesitará. La certeza más común en su gobierno es que la violencia callejera será una constante de los próximos tiempos.(…)”
Sin embargo el aparato represivo del Estado tiene un amplio rechazo de la población, a partir de los crímenes de la dictadura, que todo el pueblo repudió. Macri quiere “reconciliarlo” con los trabajadores y el pueblo. Tenemos que enfrentar ese proyecto, a través de la organización, la solidaridad y la lucha.

Los palos del plan

Macri asumió reprimiendo a los trabajadores estatales en La Plata. Aún había expectativas en el Gobierno de una parte de la sociedad, por eso aquella acción pasó relativamente desapercibida. Pero Macri repitió la fórmula contra los obreros de Pepsico y como resultado recibió un repudio generalizado. Desató una fuerte crisis en el Gobierno y la CGT, quién tuvo que salir forzada a anunciar ése mismo día la marcha del 22 de Agosto.

A la juventud y los barrios

Hoy el gobierno alienta a las fuerzas represivas a actuar impunemente. Así, la policía intentó interrumpir varias clases públicas por Santiago Maldonado e ingresar a las escuelas tomadas de la Capital. En consonancia con esto, el 31 de agosto fueron allanados en Córdoba 11 locales de organizaciones políticas y sociales que habian participado de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil.
A esas acciones se suman los violentos cacheos permanentes, cada vez más comunes, en las estaciones de tren y colectivos, donde hacen bajar a todo el pasaje para ponerlos contra la pared como si fueran delincuentes. El objetivo no es encontrar “narcotraficantes” como dicen (a esos los cuida la propia policía y por lo general operan desde los countries), sino amedrentar, meter miedo, a los trabajadores que son la inmensa mayoría que usa esos medios de transporte.

Macri y Gendarmería reciben un fuerte golpe

Frente a la desaparición de Santiago Maldonado, el Gobierno, mediante su Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, defendió a la fuerza y su accionar, intentando desviar la investigación con decenas de hipótesis que se comprobaron todas falsas. Finalmente, con nuevas declaraciones de testigos y sobre todo tras la multitudinaria movilización de 250.000 personas a Plaza de Mayo (y las plazas del país), tuvo que retroceder. El propio Macri debió asumir que la Gendarmería “podría estar involucrada”.
Por ley, desde la Dictadura (cosa que quieren modificar) las Fuerzas Armadas –Ejército, Marina, Aviación- no pueden intervenir en la represión interior, por eso la Gendarmería es la “fuerza estrella”, para enfrentar las luchas y para la vigilancia de las grandes ciudades. Por eso, esta situación compromete todo el proyecto represivo de Macri y la gran patronal argentina.