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María Julia Alsogaray: retrato de las clases dominantes

El domingo 24 de septiembre murió María Julia Alsogaray, debido a problemas de salud varios. Sobre ella pesaban varios procesos y condenas por enriquecimiento ilícito bajo el gobierno de Menem, del que fue funcionaria en las áreas dedicadas a rematar las empresas del estado, y luego Secretaria de Medio Ambiente, donde desempeñó un papel lamentable. Pero su corrupción e ineficiencia no fueron ninguna excepción: Por el contrario, el saqueo del país por el poder económico extranjero y nacional, necesitó y necesita funcionarios como María Julia Alsogaray que lo faciliten.

Proveniente de una familia que ha formado parte de los círculos de poder nacionales a lo largo de los siglos, María Julia Alsogaray comenzó su carrera política como diputada de la UceDé, partido que expresaba el pensamiento de los sectores que manejaban la economía, principalmente el capital financiera, cuyas propuestas giraban entorno al vaciamiento del estado, la apertura total a toda importación y la sumisión completa al FMI.

Al servicio del vaciamiento

Cuándo Menem ganó las elecciones de 1989, la UCeDé -de escaso peso electoral- le proveyó de los funcionarios, entre ellos la Alsogaray, que llevaron a cabo el nefasto vaciamiento de los ’90.

Maria Julia, en particular, se encargó de liquidar ENTel (Empresa Nacional de Teléfonos), abriendo paso a las multinacionales que se han encargado de las telecomunicaciones hasta hoy; y colaboró en la destrucción de la siderúrgica SOMISA de San Nicolás.

Las consecuencias de estas privatizaciones y vaciamientos fueron nefastas: Suba de tarifas, despidos, pérdida de capacidad industrial; pero para los impulsores del neoliberalismo, esos costos eran aceptables. Tal es así, que esas reformas al estado no solo nunca fueron revertidas, sino que hoy se busca la forma de profundizarlas

Los «mil días» del Riachuelo

Tras esos servicios, María Julia fue premiada por Menem con la Secretaría de Medio Ambiente, en la que marcó tres hitos: El giro de millones de dólares a oscuras consultoras, los reiterados incendios forestales en áreas supuestamente protegidas y la promesa tan descabellada como incumplida de limpiar el Riachuelo/Río Matanza -uno de los ríos más contaminados del planeta- en mil días.

Pero estas barbaridades no fueron producto de una pésima gestión, sino el resultado de una política de estado: Los sucesivos gobiernos argentinos han fomentado la destrucción del medio ambiente en beneficio de empresas multinacionales, con lo cual necesariamente sus áreas de medio ambiente van a tender a demostrar impotencia o inoperancia. El impresentable rabino Sergio Bergman es una prueba de ello.

Presa por corrupción

Luego de que el pueblo trabajador acabara con el menemismo y sus sucedáneos en diciembre de 2001, las caras más visibles del desastre de los ’90 empezaron a pagar consecuencias judiciales de sus actos.

Así fue que María Julia terminó sus días paseando entre juzgados, cárceles y arrestos domiciliarios; viendo algunas de sus propiedades malhabidas expropiadas y rematadas, y convertida en una paria política hasta su muerte.

Nada de esto hubiera sido posible sin el Argentinazo, sin la revolución del 19 y 20 de diciembre de 2001 que hizo temblar a políticos y patrones; lo cual nos muestra el camino para terminar de barrer a todas las «Maria Julia» que quedan

Retrato de la clase dominante

María Julia Alsogaray no fue más que una típica servidora de los intereses de su sector social, y del capital extranjero al que este se subordina. Si fue corrupta e inoperante, es porque el saqueo y el vaciamiento al que nos someten exige gobiernos y funcionarios así. Lejos de ser la causa del atraso, la corrupción de políticos y empresarios es consecuencia del dominio del capital nacional y extranjero.

Alsogaray habrá muerto, pero dejó herederos y discípulos que deben ser barridos del poder como lo fue ella: Con la lucha obrera y popular, con una revolución que eche a los patrones del poder y haga que gobiernen los que nunca gobernaron: Los trabajadores y el pueblo pobre.

Para eso, es necesario construir una nueva dirección política y sindical, un partido de los trabajadores que agrupe a los mejores luchadores en torno a la lucha por la segunda independencia y por la reconstrucción obrera y socialista de nuestro país. Desde el PSTU estamos al servicio de esa tarea