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Necesitamos un Plan Obrero de Emergencia

Es posible tener luz, gas, transportes y servicios eficientes y baratos, agua corriente y gas natural en todos los hogares, así como obras para prevenir inundaciones y demás desastres que afectan a los barrios obreros.

Para eso, hay que romper con la matriz salvaje del capitalismo. Necesitamos otro criterio: lo primero es resolver las necesidades populares, sacando los recursos a los que han saqueado nuestro país.

1) El Estado está obligado a proveer todos estos servicios a bajo costo. Las tarifas de gas, luz, agua y todos los demás servicios (incluyendo transporte) para las familias, no pueden superar el 5% de un salario mínimo ($475). Toda familia con ingresos inferiores a la canasta familiar ($26.700) debe contar automáticamente, con solo presentar su recibo de sueldo, tarifa social mínima para todos los servicios. No puede ser que el pueblo esté condenado a morirse de calor en verano y de frío en invierno, viajar como ganado con precios  “VIP”, y pasar todo tipo de privaciones. Mientras el Estado no garantice tendido de gas, la garrafa debe ser gratuita.

2) Para eso, es necesario renacionalizar toda la energía, el transporte, los servicios. Esa nacionalización no puede ser fuente de corrupción, como lo fue en el pasado. No puede confiarse en los funcionarios de ningún gobierno. La gestión de esas empresas tiene que estar bajo el control de sus propios trabajadores, junto a organismos de consumidores. Estos son los únicos interesados en que los servicios funcionen bien, como un verdadero servicio social.

3) La reestatización,  debe ser sin ningún pago. No podemos repetir la farsa del kirchnerismo, que pagó fortunas por Repsol, cuando sus dueños habían amortizado varias veces lo que habían pagado, sin hacer ninguna inversión. Y además, Cristina puso YPF (estatizada por la mitad) al servicio de favorecer nuevos negocios multinacionales, como el caso de Vaca Muerta y los contratos con Chevron y otras empresas.

4) Mientras se da el proceso de renacionalización, hay que poner fin a todos los subsidios. Los costos operativos tienen que salir de las grandes empresas, que utilizan la energía para sus ganancias, y de las viviendas lujosas. Fuertes aumentos de tarifas para las grandes empresas y barrios privados, y no para el pueblo trabajador.

5) Necesitamos un plan de obras públicas para prevenir las inundaciones no solo en las ciudades, sino también en los campos. El país necesita caminos, redes ferroviarias, puertos, hospitales, escuelas, jardines de infantes, planes de viviendas dignos a precios populares. El dinero para eso debe salir de fuertes impuestos a las grandes fortunas y del cese del pago de la deuda externa. Con un plan de obras públicas como este, puede haber trabajo para todos los desocupados, con salarios mínimos iguales a la canasta familiar.

6)Es imprescindible  dejar de pagar la deuda externa. Con esos fondos sobra para resolver todos los problemas más acuciantes de la población.

Así se reactivaría la economía sobre bases sólidas, con trabajo genuino, altos salarios  y producción de riqueza para el país y sus habitantes. La CGT y demás centrales, los sindicatos y todas las organizaciones obreras y populares, deben debatir un plan obrero de emergencia para que haya trabajo y servicios baratos y de calidad para todos, salarios iguales a la canasta familiar y un proyecto de desarrollo industrial para el país.

En nuestra opinión, esto no ocurrirá con ningún gobierno patronal. Necesitamos un gobierno diferente, de los trabajadores y el pueblo, dispuesto a romper con el FMI y las multinacionales, e iniciar una Segunda y Definitiva Independencia para poner todas las riquezas de nuestro país al servicio de la mayoría de la población.