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¿NUESTROS SINDICATOS ESTÁN A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS?

Una mirada revolucionaria para nuestras organizaciones, la crisis económica y  el colonialismo de las multinacionales y bancos, nos hacen reafirmar que las luchas de la clase obrera son políticas y por lo tanto es la tarea central desarrollar la forma organizativa revolucionaria de nuestros sindicatos, federaciones y organizaciones sociales.

Una dependencia del Estado de todas las organizaciones

En las últimas décadas ha crecido la atadura al Estado argentino de todas las organizaciones obreras,  sean gremiales o sociales. La reglamentación por parte de diferentes instituciones del Estado ha hecho que sea el arbitraje de los ministerios el mecanismo de negociación entre los trabajadores y trabajadoras con sus respectivos patrones. Y el esquema no es distinto entre las organizaciones sociales y los sindicatos, donde el logro de la personería jurídica es requisito fundamental para “obtener” conquistas a través de la movilización o reuniones de partes.

Este mecanismo no solo distorsiona el objetivo de la movilización independiente de nuestra clase, sea ocupada, precarizada o desocupada. Sino que además, implementa dos conceptos, por un lado que nuestra clase tenga los mejores gestores para esas reuniones de arbitraje o negociación, y por el otro que el árbitro, dependiente del Gobierno, pueda influir en las resoluciones.

Lo que demuestra que la dependencia de los sindicatos del Estado es una trampa, que se utiliza para desviar la movilización y el avance de la conciencia de lucha de nuestra clase.

¿Esto indica que nunca vamos a ir a una negociación del Ministerio?

Todo lo contrario, no solo nos afiliamos y creamos organizaciones, hasta nos vemos obligados a aceptar sus formas explicitas de composición de estatutos y reglamentaciones, pero lo utilizamos para nuestros fines, diciendo la verdad a los trabajadores y trabajadoras. Que todo ese aspecto legal es al servicio de maniatar a los trabajadores para desmovilizar y si todo eso no les alcanza, recurrirán a la Justicia o a las Fuerzas de Seguridad para mantener todo dentro del carril legal, siempre a favor de los patrones y los gobiernos.

Lo que debemos hacer es utilizar el mecanismo de negociación en ministerios para desenmascarar su rol nefasto, potenciando la organización y la movilización. ¿Por qué solo deben representarnos los dirigentes gremiales que oficializa el Ministerio de Trabajo?

¿No deberían ser elegidos en asambleas los miembros de esa negociación? Creemos que sí y que además deben votarse veedores obreros u obreras para que sean los que informen con toda la verdad a las asambleas, sin ninguna presión, lo que sucede en las audiencias.

Pero lo que está en juego aquí es quien gana la huelga. Es el poder obrero con un mecanismo superador con asambleas que definan comités o comisiones, piquetes de autodefensa, de organización de suministros y logística, de prensa y difusión, de las comisiones de mujeres y familiares de los trabajadores, de coordinación con las fábricas vecinas (especialmente si están en lucha), las escuelas, el barrio. Y se debe incluir a todo el personal de la empresa, sea afiliado al sindicato o tercerizado, o que están en otros gremios, porque así lo reglamentó coercitivamente el Ministerio aunque trabajen dentro del mismo edificio, planta o yacimiento.

Esta forma no está reglamentada pero es lo que se debe hacer para que sean los métodos obreros quienes impongan las decisiones, y no las mesas de negociación. Por ello quien debe resolver si se acata o no una Conciliación Obligatoria debe ser la asamblea y no los dirigentes gremiales con poder de firma.

Los límites dentro de los sindicatos

Hoy no alcanza con ser un buen delegado gremial, porque  las necesidades de nuestros compañeros y compañeras de trabajo superan los planteos de un simple reclamo del recibo de sueldo, insumos, persecución de jefatura. Hoy los problemas exceden todo eso, nuestras familias padecen hambre, hay desocupados, surgen los problemas de pago de servicios de luz, teléfono, gas, falta de atención en obra sociales, en las ART.

Entonces nos imponen que solo podemos tener cierta cantidad de delegados y para tales funciones. Lo que estamos viviendo nos dice que eso solo no alcanza, que es necesario avanzar en la organización obrera y que las asambleas vayan planteando nuevas formas que nos sirvan de herramientas para que las necesidades de los trabajadores no solo sean reclamadas, sino que se avance en tratar de luchar por conseguirlo.

Por ello la Bolsa de Trabajo y la unidad con los desocupados desde los gremios arranca por incorporar a todos los familiares y ex trabajadores sin empleo para luchar por tener trabajo para todos. Significa que no podemos mirar para el costado ante lo que le pasa a nuestras familias y a nuestros desocupados.

Qué debemos hacer los revolucionarios en el movimiento sindical

Queda claro que no se puede salir de esta crisis capitalista sin luchar, porque vienen por todos nuestros derechos. Eso significa que no alcanzan las medidas de fuerza aisladas, hace falta darle fuerza a nuestra clase con la necesidad de asambleas que dispongan todo lo necesario.  Piquetes de huelga, boicot, sabotajes, por ejemplo. Para saciar el hambre y miseria de nuestro pueblo no alcanza con movilizaciones solamente, es necesario ir a expropiar a supermercados, frigoríficos, lo mismo con las empresas de energía, para que ningún hogar se quede sin servicios de luz y gas.

Nada de lo aquí expuesto va figurar en la reglamentación de sindicatos o personería jurídica de los movimientos sociales, pero es la tarea que debemos hacer los revolucionarios para instruir a la clase, les decimos la verdad. Ninguna lucha salarial puede durar si no se termina con la desigualdad llamada capitalismo. Es decir, debemos dotar a los sindicatos y a sus organismos –en primer lugar la asamblea- de un programa para enfrentar la catástrofe sanitaria, alimentaria y general del país. Hacer política de los obreros para los obreros y sus familias, y para todo el pueblo pobre. Y además, comenzar a aplicarlo con la acción directa, solidaria y colectiva de los trabajadores.

Ningún ministerio podrá satisfacer nuestras necesidades y el arbitraje solo es una trampa para desmovilizar a nuestra clase que la pone tan indefensa como pretender ir con las manos atadas a una huelga con represión policial.

La huelga de los 77 días de los docentes de Chubut en 2013 o el comité de lucha de General Motors en marzo de 2017 fueron incipientes reflejos de otra forma de superar los límites gremiales que impone  el Estado con su reglamentación.

 

SOBRE EL PLENARIO DEL SINDICALISMO COMBATIVO (PSC)

Este miércoles 12 se realizó un nuevo plenario del sindicalismo combativo. De manera virtual, se reunieron diferentes representantes gremiales ligados a corrientes de izquierda. Más allá de las acciones que se votaron, todavía dista mucho de lo que debemos hacer en la clase obrera, en los diferentes sindicatos o barrios.

Ante la traición de las centrales obreras y el hambre que soporta nuestro pueblo, sigue quedando limitado el rol que debemos tener los revolucionarios: si solo debemos participar de conjunto en listas sindicales o, en cambio, debemos hacer asambleas que voten nuevos organismos que sirvan para la lucha y la movilización.

No se puede decir que queremos una obra social como IOMA en condiciones y no proponer que los sindicatos docentes tomen en sus manos el problema. Por un lado exigiendo al Gobierno, pero al mismo tiempo organizar comités por zonas para conseguir la atención que necesita cualquier afiliado, y eso significa que deberemos ir a laboratorios, farmacias, clínicas para arrancarle con la lucha todo lo que necesitan. Lo mismo para obtener carne, verduras y comida, o un plan de obras públicas, puestos de trabajo en grandes empresas como metalúrgicas, alimenticias, de la construcción, petroleras , mineras o puertos.

Lejos de organizar de conjunto con esa línea, el PSC se va inclinando a movilizaciones y acciones que lamentablemente, son solo “testimoniales” en los hechos.  Los plenarios regionales que se están programando van en ese sentido.

Ante un mundo que se rebela la acción directa nos marca un camino, ante la crisis mundial necesitamos otra forma de luchar.

 

14 de Agosto de 2020.-