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Organizar a los de abajo para derribar a los de arriba

Por la base está creciendo la indignación de un movimiento para una gran huelga general el próximo 28 de abril. Metalúrgicos, trabajadores de la educación y de los transportes ya decidieron que van a parar todo el país. Por otro lado, es posible sentir la indignación de los trabajadores y de la población contra el gobierno corrupto, que cada día muestra su voluntad de atacar nuestros derechos a favor de los patrones y de los banqueros.

Ya tuvimos grandes movilizaciones el 8 de marzo, y el día de la huelga con protestas, el 15 de marzo, sorprendió a todos. El 28 de abril será mayor. Al contrario de los que afirmaban que los trabajadores estaban a la defensiva, fruto de una supuesta ola reaccionaria, la realidad viene mostrando lo opuesto. No solo en el Brasil sino en toda América Latina, los trabajadores muestran una gran disposición de lucha. En el Paraguay acabaron de prender fuego el Congreso. En la Argentina hicieron una huelga general que paró el país el 6 de abril.

El gobierno lo sintió, pero ataca igual

El gobierno Temer mostró que sintió las movilizaciones y el repudio que se extiende y se profundiza en toda la población contra él. Ensayó un retroceso en la propuesta de reforma de la Previsión e hizo chantaje en relación con la salvaguarda de los trabajadores en la tercerización, incluyendo enmiendas en la reforma laboral. Al mismo tiempo, profundiza los ataques. Impuso las tercerizaciones y, mientras cerrábamos esta edición, el redactor de la reforma laboral mandaba más de 100 alteraciones a la CLT [Consolidación de las Leyes del Trabajo]. (…)
No podemos caer en la trampa de negociar las reformas, como defienden sectores como Paulinho de la Fuerza Sindical. El 15 de marzo, hablando a los obreros de la fábrica Deca [cerámicas, metales y accesorios para el hogar], en la zona sur de San Pablo, Paulinho argumentó que era imposible derrumbar la reforma, y que lo máximo que podíamos hacer era aprobar enmiendas para hacerla menos mala. Vemos que eso es una gran mentira.
Primero, porque sí es posible derrotar la reforma. Segundo, porque no existe reforma menos mala.

Fortalecer los comités contra las reformas

Está planteada, a la orden del día, la preparación del día 28, haciendo asambleas en las bases de los gremios [categorías] para aprobar la participación en la huelga general. Pero no solo eso. Es necesario organizar comités contra la reforma en los lugares de trabajo, en la periferia, escuelas, universidades, unificando a los gremios organizados con los sectores populares y la juventud pobre y negra de las quebradas[1].
Podemos, sí, paralizar no solo los gremios, sino ayudar a paralizar el comercio, los transportes y otros sectores.
Tenemos que defender nuestros derechos y apuntar nuestra alternativa. Contra el programa de los ricos para la crisis, precisamos debatir un programa de los trabajadores. Un programa que pase por garantizar derechos, salario y empleos, que, para eso, imponga el no pago de la deuda a los banqueros, que estatice sin indemnización y bajo control de los trabajadores el sistema financiero, que expropie a las grandes contratistas metidas en la corrupción y las ponga bajo control de los trabajadores. Este es el desafío planteado a los trabajadores y el pueblo pobre: construir una gran huelga general, avanzar en la organización con los comités contra la reforma y debatir un programa de la clase trabajadora que imponga una salida de clase para la crisis.

Obreros y pueblo en el poder

El PT y los frentes que se reúnen a su alrededor, como el Frente Pueblo Sin Miedo y el Frente Brasil Popular, no tienen como estrategia principal la acción directa para derrotar las reformas. El PT quiere desgastar a Temer para volver al poder en 2018 y seguir aplicando la misma política que aplicó en los 13 años que estuvo en el poder.
La salida de los trabajadores no está en Lula 2018. ¿Estaría, entonces, en la “construcción de una alternativa de izquierda” como proponen sectores del PSOL, que se adelantan a lanzar pre-candidaturas para la campaña electoral del año que viene?
En un momento en que los trabajadores se lanzan a la construcción de la huelga general, avanzan en su organización y repudian cada vez más a los políticos del sistema, proponer una salida meramente electoral es un paso atrás. Y, además, un programa que no va más allá de la democracia de los ricos es repetir los pasos del PT.
Necesitamos discutir una alternativa política para la clase trabajadora. El problema es que esa alternativa no vendrá por las elecciones de cartas marcadas de la burguesía ni por medio de este sistema. Solo es posible imponer un programa socialista de los trabajadores rompiendo con este régimen y este sistema de los ricos, con un gobierno de los trabajadores.
Es en la victoria de la huelga general y en el fortalecimiento de los comités que podemos hacer avanzar la conciencia y la organización de los trabajadores. Es eso lo que puede apuntar para un gobierno socialista de los trabajadores, no esperar las elecciones de 2018.

[1] Quebradas son asentamientos irregulares, del tipo favelas, que se levantan en las laderas de las estribaciones montañosas, con alto riesgo de sufrir desmoronamientos, caracterizadas en general por la falta de agua potable, electricidad y saneamiento, donde levantan sus precarias viviendas los sectores más pobres de la población o aquellos que pasan del campo a las grandes ciudades en busca de trabajo [N. de T.].