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PILKINGTON: MUJERES AL FRENTE DE LA LUCHA

No siempre en conflictos o luchas obreras se da el gran paso adelante que se está dando en la lucha por la reincorporación de los obreros despedidos de Pilkington de Munro. Allí, luego de que el 14 de enero, en plenas vacaciones familiares, 13 compañeros recibieran el telegrama de despido,empezó la organización de ellos y sus compañeras de vida por recuperar sus fuentes de trabajo. Pelean por no perder la única fuente de ingresos de
sus familias, de sus hijos, no quieren la indemnización con que la patronal intenta callarlos, sino el trabajo digno que sus compañeros merecen. Pero también pelean porque si esta vez se pierde, la patronal y el gobierno vienen por todo el resto de los que siguen adentro de la fabrica y por sus familias también.
Algunas de ellas trabajan fuera de su hogar. Varias otras han tenido que dedicarse al cuidado de sus hijos pequeños y trabajan duro en sus casas,aunque nadie les paga un sueldo por esto.
Por supuesto, en sus barrios no hay guarderías ni jardines maternales a los cuales enviar a los hijos de la familia obrera. Hoy, con sus hijos a cuestas o quedando al cuidado de todo familiar o amigo que pueda, salen a
recorrer distintas fabricas o lugares de trabajo en busca de solidaridad y de plata para mantener a las familias. Pasan mucho tiempo fuera de sus casas,el cansancio y las boletas de luz las apuran, pero están firmes. Discutir iniciativas como hacer una peña o los bonos para juntar fondos también son enormes tareas. Pero cuando las mujeres trabajadoras se ponen de pie y salen a pelearla, nada las puede parar. Entienden bien que ante los ataques de gobiernos antiobreros como el de Macri, que gobierna para el FMI y las multinacionales, se responde junto a nuestros compañeros, los trabajadores,todos juntos y organizados.
Por supuesto que hay problemas, inexperiencia y dudas, pero tienen claro algo muy valioso: no quieren ser solo quienes juntan la plata para sostener las familias en la lucha. También quieren tener voz, estar al lado de sus
compañeros y no detrás.
En ese camino, quizás sin pensarlo, también se combate el machismo imperante en nuestra sociedad, que pretende que las mujeres sigamos a la sombra de nuestros compañeros. Es en la pelea, en la calle, en la lucha por recuperar los puestos de trabajo, que las mujeres damos un paso al frente y, en la práctica, comprendemos que somos parte de la misma clase, que defendemos los mismos objetivos que nuestros compañeros y que la lucha se da codo a codo para ganarla. Por eso, tenemos que tomar el ejemplo de las compañeras de Pilkington y extenderlo en cada barrio, en cada escuela o universidad y en cada lucha, para aprender de una vez por todas que cuando peleamos nosotras y ellos, podemos ganar.