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Pólemica con el PTS: la crisis del MAS de los 80

En el artículo “La crisis del Movimiento al Socialismo, lecciones para el presente”, publicado en el sitio web de La Izquierda Diario, el PTS realiza un balance crítico de la experiencia de construcción del MAS en los años ochenta. En este artículo no polemizaremos sobre los aspectos políticos de ese balance, que serán motivo de otra nota, sino sobre los teóricos.

Para el PTS, las razones teóricas que llevaron a la crisis y posterior estallido del que fuera el partido trotskista más grande del mundo, serían el supuesto abandono de la teoría de la revolución permanente elaborada por Trotsky y las elaboraciones de Nahuel Moreno sobre las “revoluciones democráticas”. Según esa visión, esa sería la raíz del proceso de adaptación al régimen democrático burgués que sufrió el MAS en su etapa final, ya muerto Moreno, y que culminó en su estallido y división. Podemos decir que la trayectoria del propio PTS es la demostración por la negativa de la falsedad de este argumento. Su crítica y rechazo a los aportes de Moreno a la teoría de la revolución permanente no los ha “inmunizado” contra la adaptación al régimen y el oportunismo, como sugiere su razonamiento. Muy por el contrario, pasaron de ser una organización que años atrás defendía posiciones propagandistas y ultraizquierdistas, a un partido que hace girar su actividad, y adapta su programa y política a las necesidades electorales. O al apoyo a organizaciones y gobiernos frentepopulistas como el PSOL y el PT de Lula y Dilma en Brasil.

Las revoluciones democráticas del siglo XX y los aportes de Moreno

Con Moreno sostenemos que son triunfos revolucionarios las caídas abruptas de las dictaduras militares capitalistas y, en consecuencia, las conquistas de amplias libertades democráticas por la acción directa de los trabajadores y sectores populares. Ya no contra el feudalismo, pues el dominio mundial es del imperialismo. Son un nuevo tipo de revolución democrática. La diferenció de otros procesos donde distintos sectores burgueses acuerdan cambios paulatinos con los militares para retirarse.
El PTS acusa a Moreno de “etapista” (1) por plantear lo que de hecho sucedió: que no fue necesario que la clase obrera y un partido revolucionario obrero socialista dirijan el paso de una revolución democrática hacia la revolución socialista. Dice que Moreno convirtió a la revolución democrática en norma programática, congelando la revolución permanente de Trotsky en esa fase para desarrollar la democracia burguesa. Esto es una falsificación. Moreno constató lo que sucedió en las revoluciones de la segunda posguerra mundial que llegaron a expropiar al capitalismo, luego de derrotar regímenes dictatoriales burgueses, como en Yugoeslavia, China, Cuba, etc. Concluyó que los procesos revolucionarios combinan distintas revoluciones (militares, políticas, económicas) pero todas anticapitalistas, por las tareas y aspiraciones que las motorizan y el enemigo que enfrentan: el capitalismo imperialista y sus estados. Son partes o episodios desiguales de un todo: la revolución socialista mundial.
También Trotsky señaló que en 1931 en la España capitalista había triunfado una revolución democrática por el paso de la monarquía a la democracia burguesa, con el voto mayoritario por la república en un plebiscito. Proceso revolucionario que -por el rol traidor del stalinismo- fue derrotado años después por el franquismo. Moreno analizó estas revoluciones democráticas. Nunca las planteó como etapas independientes, separadas en el tiempo. Siempre levantó un programa por el triunfo de la revolución socialista, en combinación con las tareas democráticas. Por ejemplo, la brigada Simón Bolivar -organizada por el PST colombiano bajo su dirección- derrumbó con el sandinismo a la dictadura de Somoza en 1979. Y siguió la lucha contra el gobierno sandinista de Reconstrucción Nacional, por sindicatos revolucionarios, en contra del desarme popular, por la Federación de Repúblicas Socialistas de Centroamérica. Y para ello se empeñó en construir el partido revolucionario. Para el PTS, lo que sucedió en aquel entonces en Nicaragua fue una revolución derrotada. Lo fue. Pero no en 1979 sino cuando la dirección sandinista capituló a los pactos de paz del imperialismo yanqui. Es decir, por falta de una dirección revolucionaria obrera socialista, este proceso revolucionario se congeló en su fase democrática y posteriormente fue derrotado por la política traidora de su dirección que reconstruyó el estado burgués. Retrocedió, al punto de perder incluso las libertades democráticas, la independencia nacional, etc.

La guerra de Malvinas y las tareas democráticas antiimperialistas

Para el PTS tampoco hubo en Argentina en 1982 una revolución democrática triunfante. Acusa a Moreno de subestimar la derrota de Malvinas. Sin embargo nuestro partido y la LIT-CI fundada a inicios de ese año aplicaron una política para ganar la guerra -contra el pacifismo- conscientes de que de lo contrario el imperialismo reforzaría sus cadenas aquí y contra la clase obrera inglesa y mundial. Justamente Moreno alertó, producida la derrota, que la base militar en Malvinas hacía más compleja la lucha por el triunfo de la revolución socialista. Pero por otra parte, la movilización antiimperialista que -luego de la derrota- provocó la caída de Galtieri y la dictadura genocida, favoreció la organización obrera y popular para la revolución pues cambió la relación de fuerzas. Esta comprensión permitió que el PST argentino saliera rápidamente de la clandestinidad como MAS para aprovechar las libertades conquistadas y construirse hasta llegar a ser un polo revolucionario para miles de luchadores que rompían con el peronismo.
Siguiendo a Trotsky, Moreno sostuvo que en los países coloniales y semicoloniales como el nuestro es una tarea fundamental la lucha antiimperialista por la independencia nacional. Si bien es originada en las revoluciones democrático burguesas, la burguesía no está interesada en llevarla a cabo. Como tampoco la reforma agraria, la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas, los derechos femeninos, etc. Con las tareas socialistas fue parecido. Exceptuando a la revolución bolchevique de octubre de 1917, la clase obrera nunca ejerció directamente el poder con sus organismos. Pero sectores pequeñoburgueses que tomaron el poder destruyendo a las fuerzas armadas -principal institución del estado burgués-, llegaron a cumplir con tareas obreras (expropiación de la burguesía y estatización de la economía), yendo más allá de sus objetivos iniciales. ¿Por qué? Porque el imperialismo no les dejó a esas direcciones otra alternativa -para defenderse como pequeñoburgueses- que enfrentarlo «de contragolpe», con medidas cuya dinámica es anticapitalista. Pues no existe una economía pequeñoburguesa dominante: o es burguesa, o es obrera.
Pero esas mismas direcciones -por las mismas razones materiales de clase social- se oponen al desarrollo de organismos obreros para que ejerzan el poder. Son burocráticas, enemigas de la democracia obrera para planificar una economía estatizada, y centralmente para ponerla al servicio de la extensión de la revolución como proceso regional e internacional. Por el contrario, son nacionalistas que buscan la coexistencia pacífica con el imperialismo. En realidad, es imposible mantener un equilibrio mundial entre la revolución y la contrarrevolución. Allí donde el capitalismo fue expropiado, esas mismas direcciones pequeñoburguesas lo restauraron liquidando las conquistas sociales.
Desconocer que la revolución socialista combina tareas democráticas necesarias y sentidas por la clase obrera y sectores populares, que incluyen derribar dictaduras militares, lleva al PTS a dejar en manos de direcciones burguesas, pequeñoburguesas y burocráticas esta lucha, y por esta vía les capitula. En consecuencia, por ejemplo, se opuso a exigir armas y remedios para los rebeldes sirios en guerra contra la dictadura de Al Assad, igualando ambas trincheras. Nosotros combatimos a las direcciones burguesas y al imperialismo desde la trinchera rebelde, con todas sus contradicciones. «Los mejores soldados», como decía Trotsky, cuando hay un choque físico. No confundimos una lucha justa con sus direcciones traidoras. Luego del golpe de 1976 el PST de Moreno coronaba su programa: «Abajo la dictadura militar». Y, durante la guerra de Malvinas, estuvimos en la trinchera militar contra el imperialismo agresor, exigiendo a su vez medidas en todos los aspectos para ganar, que incluían el restablecimiento de las libertades democráticas para permitir la más amplia autodeterminación obrera y popular.

Ariel Gonzalez

Nota

(1) El etapismo es la teoría-programa que el stalinismo usó para derrotar las revoluciones, opuesta a la de la revolución permanente. Apoyó y llamó a la clase obrera a confiar en sectores de la burguesía para hacer «su» revolución democrática burguesa, en lugar de organizarla en forma independiente para tomar el poder y avanzar hacia la revolución socialista nacional y mundial.