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Presupuesto 2015

Cada vez más plata para los buitres y para subsidiar a las grandes empresas, cada vez menos para salarios, jubilaciones, educación y salud. Ése es el resumen del proyecto de ley de presupuesto que el gobierno de Cristina presentó al Congreso.

 

En la segunda semana de septiembre el Gobierno anunció una ampliación del presupuesto para este año. Al mismo tiempo hizo la presentación del proyecto de Ley de Presupuesto para 2015, con un gasto estimado de 1,25 billones de pesos.
Los mayores gastos en 2014 significan un déficit para el Estado de 150.000 millones de pesos hasta fin de año, equivalente a casi un 4 por ciento de todo lo que produce el país (PBI). Y el déficit sería aún mayor en 2015.
Todos los partidos de oposición patronales -el PRO de Macri, el UNEN de los radicales, los socialistas, Carrió y Pino Solanas, la derecha peronista, etc.- han criticado duramente al Gobierno por ese déficit, acusándolo de despilfarrar el dinero de los argentinos. Y le dicen que debe ajustar sus gastos, eliminando subsidios en el presupuesto de 2015. A la vez que le reclaman cumplir con las exigencias de los buitres de la deuda externa.
El kirchnerismo contesta -como lo hizo el diario oficialista Página 12- que el déficit se debe a que el Gobierno utiliza los fondos públicos para favorecer a los sectores más pobres, fomentar el empleo, construir viviendas, hospitales y evitar cierres de empresas por la crisis. Y acusa a su vez a la oposición de querer favorecer a los buitres y las grandes compañías privadas.
Si el Gobierno estuviera utilizando la plata como dice, seguramente se expresaría en más empleo y consumo, mayor actividad de la industria y del campo, en aumento de los salarios y jubilaciones. Pero la realidad dice todo lo contrario: no dejan de aumentar los despidos y suspensiones, de caer la industria, la construcción y el consumo y de retroceder toda la economía, mientras la inflación se devora los salarios y jubilaciones.
¿Cuál es la verdad? ¿En qué gasta la plata Cristina?

 

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Fortunas para los buitres

Los mismos datos que da el Gobierno para el 2015 no dejan dudas: los vencimientos de esa enorme estafa que es la deuda externa -entre capital e intereses- representan más del 40 por ciento del presupuesto: unos 53.600 millones de dólares de vencimientos de capital y 10.200 millones de dólares de intereses. Lo que supera los 600.000 millones de pesos al cambio actual.
Otras fuentes aseguran que los vencimientos de intereses para 2015, contando lo que Cristina se comprometió a pagar a Repsol y el Club de París, supera los 17.000 millones de dólares. Pero aún aceptando las cifras del Gobierno, ¿cómo va a pagar semejante fortuna? Según el propio proyecto de presupuesto, 10.200 millones de dólares se van a pagar con reservas propias. Y el resto se va a renegociar, endeudando aún más al país con nuevos préstamos tomados a los bancos y los fondos buitre.
Es decir, el proyecto de presupuesto de Cristina dice que entregaremos casi el doble de lo que se prevé que va a entrar al país por el comercio exterior y aún así terminaremos mucho más endeudados.

 

Millonadas para las grandes empresas

Junto con eso, en el proyecto de presupuesto hay sumas enormes, de cientos de miles de millones de pesos, para subsidiar a las grandes empresas multinacionales y locales, ya sea directamente o a través de los entes estatales que contratan compañías privadas para obras públicas en el transporte, el petróleo, el gas, la energía eléctrica, etc.
En lo que va de 2014 los subsidios a las empresas suman más de 117.000 millones de pesos, aumentando respecto del año pasado un 74% en promedio; para las proveedoras de energía el aumento fue del 87% y para las de transporte el 49%, por encima de la subida de los precios.
Por ejemplo, el 1° de agosto la agencia de noticias DYN informaba: “El decreto de necesidad y urgencia 1246, publicado hoy en el Boletín Oficial, formalizó en sus planillas anexas el otorgamiento de subsidios a sectores económicos por un total de 96.460.812.098 pesos, destinados mayoritariamente a los sectores de Energía y Transporte. CAMMESA, con 32.750 millones de pesos, ENARSA (23.506 millones) y Plan Gas (14.483 millones) fueron los más favorecidos (…), en lo que se presenta como ‘transferencias a empresas privadas‘”. En estas mismas páginas mostramos las millonadas que se llevan algunas empresas privadas favorecidas por el Gobierno.

 

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Limosnas para los trabajadores y el pueblo

Mientras tanto, los subsidios a sectores carenciados de la población, como el subsidio por hijo y el subsidio a mujeres embarazadas, aumentaron un 35%, por debajo de la inflación. Basta comparar la miseria que son esos subsidios con las inmensas sumas que se embolsan los empresarios amigos del Gobierno.

 

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Los buitres no pagan impuestos

La otra cara de la moneda es que el dinero para pagar la deuda externa y subsidiar a las grandes empresas privadas sale en su mayor parte de aportes del ANSES (es decir de los fondos de los jubilados) y de los impuestos que pagamos los trabajadores y el pueblo: impuesto al salario (mal llamado a las ganancias) y al consumo (el IVA) y en mucha menor medida de los impuestos a las exportaciones. A lo que se suma la emisión de dinero sin respaldo, que desvaloriza el peso y aumenta la inflación, que se devora los sueldos y jubilaciones.
Lo más llamativo de todo es que los bancos privados, que son el sector que más ha ganado en los 11 años de gobierno kirchnerista, y las grandes empresas ¡no pagan un centavo de impuesto por la especulación financiera! Tengamos en cuenta que entre el 55% y el 60% de los bonos de la deuda externa argentina están en manos de bancos y empresas buitres multinacionales y locales que actúan en el país.

 

El Gobierno y la oposición patronal defienden el ajuste

De modo que cuando los partidos patronales de oposición, y Clarín y La Nación, le reclaman al Gobierno que deje de subsidiar por completo el boleto del colectivo o la tarifa del gas y la luz y cumpla con todos los pagos de ese fraude que es la deuda externa, lo que le están exigiendo al kirchnerismo es que profundice el ajuste que ya está aplicando a los trabajadores y el pueblo para enriquecer aún más a los banqueros y grandes empresas buitres.
Esto no significa que el kirchnerismo sea el “mal menor”. Por el contrario, el kirchnerismo es el que viene aplicándonos el ajuste para pagar la deuda y garantizar las ganancias de las grandes empresas nacionales y extranjeras.
Y en este camino el kirchnerismo no da puntada sin hilo. Por ejemplo, mientras asegura que no hay plata para aumentos de salarios y jubilaciones que cubran lo que se lleva la inflación, el gobierno hace el escandaloso anuncio de que entre lo que resta de 2014 y el año que viene utilizará 23.000 millones de pesos para comprar aviones de combate a Israel y otras armas para las fuerzas armadas. Un negociado que sin duda dejará una gruesa comisión para altos funcionarios.
Los discursos bonitos y las acusaciones mutuas solo buscan ocultar que tanto el Gobierno como la oposición están de acuerdo en que el presupuesto sirva para beneficiar a los buitres y las grandes empresas y descargar el ajuste sobre los trabajadores. Y su verdadera disputa es por quién controlará los enormes fondos del presupuesto estatal después de las elecciones presidenciales del 2015.

 

 

Una alternativa obrera

Frente a la crisis, desde el PSTU consideramos que es necesario un presupuesto totalmente distinto al que ha aplicado el kirchnerismo y el que propone ahora el Gobierno en su proyecto de ley para 2015. Nuestra plan o presupuesto de emergencia tiene dos diferencias fundamentales con el proyecto del Gobierno: de dónde deben salir los fondos y a dónde debe ir la plata. En vez de pagar a los buitres y favorecer a las grandes empresas, proponemos las siguientes medidas fundamentales para cubrir las necesidades de los trabajadores y el pueblo:

Desconocimiento y suspensión de los pagos de la fraudulenta deuda externa.  Con esta sola medida la Argentina tendría a su disposición las decenas de miles de millones de dólares que el kirchnerismo dedica cada año al pago a los buitres.
Para tener una idea más “terrenal” de lo que esto significa, veamos lo que dice el licenciado Héctor Giuliano, un experto en el tema, en un informe sobre presupuesto y deuda externa: “Lo que se paga de interés de  la Deuda Pública en un día equivale al costo de un Hospital del Bicentenario, como los que se construyen actualmente en el Gran Buenos Aires (aproximadamente 200 millones de pesos cada uno)”.
Estatización de la banca y las finanzas. Así se terminaría con las inmensas ganancias que se llevan los banqueros cobrando a los trabajadores y el pueblo intereses altísimos por los préstamos para consumo y por medio de las tarjetas de crédito. Eso abarataría el consumo y permitiría que el dinero se oriente de acuerdo a las necesidades del país, por ejemplo, con crédito para la vivienda.
Estatización de las grandes industrias, empresas de servicios de transporte y todos los recursos naturales fundamentales como el petróleo y el gas. Así se podrá terminar con los subsidios a las grandes empresas privadas. Lo que significaría más de 100.000 millones de pesos que quedan para los trabajadores y el pueblo.
• En vez de dejar la mayor riqueza del país, la explotación del campo y nuestras riquezas naturales y su exportación en manos de las multinacionales sojeras, petroleras y mineras, su expropiación y estatización, produciendo los alimentos, la energía y los minerales que necesitamos. Y que la totalidad de las ganancias de las exportaciones quede para la Argentina. Esto significa otros 100.000 millones de pesos para cubrir las necesidades populares.
Eliminación del impuesto al salario y el IVA e imponer fuertes impuestos a las grandes empresas y los especuladores financieros. Lo que significa un mínimo de 200.000 millones de pesos que no saldrían del bolsillo de los trabajadores sino de los capitalistas.
Volcar todos esos recursos a un presupuesto y plan estatal al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo. Significaría contar, de acuerdo con las cifras del presupuesto 2015, con 1,25 billón de pesos (125.000 millones de dólares aproximadamente) para desarrollar la producción agropecuaria y la agro-industria al servicio de las necesidades de nuestra alimentación, la construcción de millones de viviendas que cubran el déficit habitacional, hospitales, usinas, explotación de petróleo y gas y concentradoras de gas que garanticen la energía para consumo y la industria, y redes cloacales.
Esto permitirá fuentes de trabajo con sueldos dignos para todos.
Permitiría extender el desarrollo económico a todo el país y distribuir racionalmente la población, en vez de estar concentrada en el Gran Buenos Aires y unas pocas ciudades, terminando así con las diferencias entre campo y ciudad y más aún, entre regiones ricas y pobres.
Permitiría terminar con la situación de marginalidad de millones de chicos y jóvenes, imposibilitados de estudiar y de encontrar trabajo, garantizándoles educación en escuelas con edificios en condiciones, becas, comedores con buena alimentación, maestros y profesores bien pagos.