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REBELIÓN EN EL TRANSPORTE

Los choferes de colectivos de Córdoba y Buenos Aires están protagonizando un proceso de rebelión contra la histórica conducción de Roberto Fernández. El rechazo al magro aumento conseguido en paritarias, sumado al vaciamiento de la obra social y las prácticas mafiosas de la conducción del gremio, son los motivos más evidentes de esta rebelión, aunque no los únicos.

Hace pocos meses murió David Ramallo aplastado por un colectivo mientras lo arreglaba en la lí- nea 60. Lo mismo ocurrió con Gastón Cisterna en la línea 365. Las empresas se comen los subsidios y la ganancia y no invierten en condiciones de trabajo ni en coches para que los usuarios viajen cómodos y seguros. Por el contrario son muchos los colectivos que andan con pocos frenos, y en condiciones deplorables. Hace menos de un mes los chóferes de la 60 volvieron a salir a la lucha por la reincorporación de 10 chóferes despedidos y 20 suspendidos. Hace pocos días pararon la mayoría de las líneas de zona sur por la muerte del chofer Carlos Sanchez como expresamos en la nota siguiente.

El 5 de Junio, la ciudad de Córdoba amaneció paralizada por una huelga de choferes de colectivos y trolebuses. Los manifestantes exigían la mejora del acuerdo salarial firmado por la conducción nacional de UTA, y la normalización de la seccional Córdoba del gremio, intervenida desde hace más de un año. Encabezados por cuerpos de delegados en su mayoría electos recientemente, los choferes cordobeses mantuvieron el paro por ocho días, contra los gobiernos municipal, provincial y nacional y contra la misma cúpula del sindicato que salió a denunciarlos.

Tres días más tarde de que se iniciara el paro en Córdoba, el día 8, choferes de varias líneas en la ciudad de Buenos Aires se auto convocaron para movilizar a la sede central de UTA, repudiando también el acuerdo salarial firmado por Fernández, y exigiendo mejoras en la obra social.

Así como en Córdoba, las bases tuvieron que ver como el Secretario General de su sindicato los amenazaba. En Buenos Aires, los choferes que concurrieron a Plaza Once tuvieron que enfrentar a la patota de sicarios del sindicato, que en connivencia con la policía evitaron que los mismos llegaran a la sede del gremio. En respuesta, una enorme columna de más de 500 compañeros se movilizó a la Casa de la Provincia de Córdoba, para expresar su apoyo a los que luchaban allá.

Las pésimas condiciones de trabajo de los choferes, con empresas que no invirtieron un peso en mejorar la calidad del servicio, y una conducción sindical que actúa abiertamente como rompe huelgas, son los motivos que explican que salte la bronca y empiecen a organizarse miles de trabajadores.

El día 16 una nueva movilización de choferes se concentró en Plaza Once para repudiar el acuerdo paritario y exigir mejoras en la obra social.

Si bien en esta segunda convocatoria jugaron un rol destacado los compañeros de la Línea 540, cuyo cuerpo de delegados se puso a la cabeza de la movilización, el grueso de la misma lo conformaron nuevamente choferes autoconvocados.

Organizar para seguir la pelea

La rebelión de los choferes, esta marcando el camino para resistir el ajuste del Gobierno y las patronales, como lo hicieron los petroleros de Chubut, o los obreros de GM en Rosario.

La lucha contra el plan de ajuste de Macri, habra que darla con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes. Necesitamos hacer asambleas en todos los lugares de trabajo en todas las líneas de colectivo para exigirle a la conducción de la UTA que convoque ya mismo un plenario nacional de delegados, para discutir entre todos un plan de lucha para lograr la reapertura de paritarias , condiciones de trabajo, una obra social que nos sirva, la reincorporación de todos los despedidos, justicia por David Ramallo y Gastón Cisterna.