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SERIA ADVERTENCIA A LA CONDUCCION

Por Roberto García

 

La combinación entre la muerte –el asesinato- de dos compañeros en Moreno, provocada por la desidia y el abandono de los Gobiernos Nacional y Provincial, junto a los Consejos Escolares de todos los signos políticos, se combinó con la bronca por la falta de respuesta salarial.

Eso motivó un aluvión de escuelas cerradas en toda la provincia por parte de padres, alumnos y docentes, por tomar conciencia de que esas escuelas eran bombas a punto de explotar.

La base docente repudió esta situación, así como la política de Baradel y la dirección Celeste de SUTEBA, que esterilizan la lucha con planes de acción aislados y sin destino.

Este año, se hizo más evidente que nunca la necesidad de una nueva dirección para los docentes, que unifique a los padres y alumnos con los trabajadores de la educación, y coordine con el conjunto de la clase obrera una salida  unificada a la crisis que nos golpea.

 

La Multicolor no pasó la prueba

Sin embargo, las seccionales dirigidas por la oposición, y las corrientes que conforman la Multicolor no fueron capaces de mostrar el camino, y ponerse a la cabeza del conflicto de todos los compañeros.

En Matanza, la conducción no unificó el conflicto por abajo, no organizó a las cientos de escuelas en lucha y no respondió  a las demandas y críticas que se le hicieron desde el activismo.

Producto de eso, se multiplicaron las acciones por barrio, escuelas y grupos de escuelas, promovidas por el activismo, muchas veces sin participación de la dirección del sindicato.

Hasta que una asamblea, hace pocos días y contra la voluntad de la Directiva, votó una marcha con corte en Ruta 3 y General Paz.

Con mala gana, la conducción acompañó la medida, e intentó cerrarla rápidamente con un acto. Ante la oposición de más de 200 activistas reunidos, que reclamaban una asamblea para discutir y resolver cómo y dónde se realizaba el corte, los dirigentes no tuvieron  mejor idea que retirarse con la bandera de la Seccional, como si fuera de su propiedad. Ante el abucheo generalizado, tuvieron que volver. Pero enfrentaron a los activistas con una actitud burocrática. En ese momento, se desató la furia: “Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical” y “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fueron las consignas que coreó el activismo, ante la desesperación de la conducción “combativa”.

Se había rebasado el vaso. No va más un método de dirección del sindicato, en que la estrategia se dirime entre cuatro paredes entre las corrientes que hacen parte de la conducción. Es hora de que los debates se hagan de cara a todos los compañeros, y sea la base la que defina el rumbo a través de asambleas de escuela y plenarios de delegados con mandato.

Solo así, nuestro sindicato será la herramienta para enfrentar a los gobiernos y dotarnos de una nueva dirección.