El gobierno nacional y provincial han decidido derrotar la lucha por la tierra, por la vivienda. Primero la votación conjunta con Juntos por el Cambio de la modificación al DNU que prohibía todo desalojo, quitando a las tomas del mismo, para tener condiciones legales de desalojar.

Luego, la amenaza judicial, con el desgaste brutal que esto provoca en las familias, que con sus hijos ocupan los terrenos. Todos los políticos patronales defienden la gran propiedad privada capitalista y niegan el derecho a la propiedad de  una vivienda, consagrado en la Constitución. Defienden la pertenencia a empresas inmobiliarias que hacen negocios enormes a costa de las tierras fiscales.

Por fin, el acoso policial, que impide la llegada de materiales de construcción. Con Berni y su maldita policía haciendo demostraciones en el barrio, de la misma institución que desapareció a Facundo Castro y asesinó a casi cien personas durante la pandemia.

Si Kiciloff posterga el desalojo, es gracias a la disposición a la resistencia de los pobladores, dispuestos a todo para tener un techo. Mientras tanto, negocia uno a uno, presionando para que se vayan.

La toma de tierras, y en particular Guernica, son una lucha testigo. En particular, por la vivienda. Pero más en general, porque dan un ejemplo que los derechos se conquistan con la lucha.  Si falta comida, hay derecho a tomarla. Si una empresa despide, hay derecho a ocuparla. Porque el derecho a la vida choca con. Y los trabajadores deben pasar por encima los derechos a los negocios capitalistas para defender lo suyo.

En este marco, se prepara una convocatoria en Guernica para el 12, a representantes de todas las tomas en curso. Y la lucha contra el desalojo, anunciado el 14.

Como parte de la solidaridad, compañeros de Villa Azul visitaron la toma, arrimando alimentos desde su Merendero a una olla popular el domingo 4, acompañados por el PSTU (de la  juventud de Sur, de Penta, docentes y otros sectores)