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Un fuerte ataque a los trabajadores y las libertades democráticas

En estas últimas semanas se han profundizado la crisis económica y política. El dólar “negro” ha llegado a los 225 bolívares, los productos de la canasta básica siguen sin aparecer y las colas humillantes, interminables bajo el sol son las protagonistas del momento en todo el país.

El asesinato de Kluiverth Roa, un liceísta de 14 anos en el Táchira, por parte de un policía Nacional (PNB) cuando se desarrollaba una movilización estudiantil el 24 de febrero, produjo una gran conmoción y repudio en todo el país.

La situación se viene deteriorando muy rápidamente y las medidas de ajuste, (“legalización” del dólar paralelo en 170 bolívares, aumentos de precios de varios productos y servicios, y anuncio de aumento de la gasolina) aplicadas por el Presidente Maduro no han logrado modificar una crisis económica que sigue su curso.

La popularidad del Presidente ha caído a niveles más bajos en 15 años. Según la encuestadora Datanálisis, rondaría el 20%.La oposición, nucleada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, compuesta por los viejos partidos como Acción Democrática y COPEI y los “nuevos” Primero Justicia y Voluntad Popular, entre otros), se encuentra dividida, a pesar de que en las elecciones donde ganó Maduro la MUD quedó a menos del 2% del PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela)

Un sector, el más ultra, de la derecha quiere la caída ya del Presidente. Están encabezados por Leopoldo López y Corina Machado y el Alcalde de Caracas, Ledesma, recientemente encarcelado. Y el otro sector es el de Henrique Capriles Radonsky, el ala más negociadora que intenta capitalizar electoralmente el fuerte desprestigio de Maduro. Ninguno ofrece alguna política distinta al ajuste antipopular del Gobierno.

¿Hay posibilidades de golpe de estado? 

Es en este marco que arrecian las versiones de golpe de Estado. Al poco convincente “complot” del “imperialismo y la derecha”, denunciado por Maduro y Diosdado Cabello, (Presidente de la Asamblea Nacional) hace unas semanas, ahora “Pepe” Mujica, ex presidente de Uruguay declara que “tenía miedo de un golpe de izquierda en Venezuela”. (Reportaje de El País de España).

No descartamos que el imperialismo en algún momento quiera avalar un golpe. La historia de América Latina está plagada de ejemplos. Ellos intervienen por la vía violenta o con la negociación como ahora en Irán o en Cuba. En Venezuela hicieron dos intentos en 2002 y 2003 que fueron derrotados y por eso han intervenido desde entonces desgastando al Gobierno de Hugo Chávez y ahora al de Maduro. Más aún, con el desprestigio de Maduro y la crisis política y económica su intervención se ve facilitada. Pero no parece ser el golpe, por el momento la política elegida por el imperialismo, sino continuar con el desgaste hasta el límite posible.

Un golpe en este momento, que la derecha está dividida y no aparece ninguna alternativa burguesa de peso incluso dentro del propio chavismo, podría producir el efecto contrario al buscado, generando una resistencia antiimperialista no solo en amplios sectores del país, sino en varios países de Sudamérica. Justamente cuando los yanquis se encuentra negociando con los Castro una apertura y el fi n del bloqueo. No sería este el mejor marco para un golpe de estado avalado por el imperialismo. Del mismo modo, Maduro y sectores de la llamada “izquierda chavista” denuncian que en Venezuela se estaría preparando un golpe como el de Chile en 1973 contra Salvador Allende. Deberíamos agregar a lo antes dicho que las situaciones no son comparables en el sentido de que en Chile la burguesía corría el peligro de perder el control del Estado, si el proceso de desarrollo incipiente del poder obrero y popular iniciado con los Cordones Industriales (especies de poder paralelo al gobierno que comenzaron a coordinar diferentes fábricas con barrios obreros y sectores populares), que enfrentaban a las movilizaciones de la derecha y cuestionaban a Allende por su pasividad y luego por defender a las “Fuerzas Armadas Patrióticas” y designar a Augusto Pinochet como principal jefe militar. Y este poder paralelo en su desarrollo podía cuestionar el poder burgués. Hoy no está planteado esto. La “alternativa” en Venezuela en esta coyuntura es otro sector de la burguesía. Ninguna fuerza obrera está en condiciones de cuestionar esa “alternativa”.

El fracaso del proyecto chavista

La crisis en Venezuela no empezó con la caída de los precios del petróleo, sino mucho antes. Hugo Chávez debió hacer una serie de concesiones importantes a la lucha de los trabajadores y sectores populares, sobre todo después que las masas derrotaran los intentos golpistas (en abril del 2002 y principios de 2003). Las nacionalizaciones de empresas como Sidor y otras se dieron luego de fuertes luchas en el 2008. Las “misiones” que mejoraron la vida de muchas personas en salud, educación y viviendas se dieron luego de los intentos golpistas, y para responder a la brutal miseria del 40% de la población. Pero esas concesiones no modifi caron la estructura dependiente y rentista parasitaria de la economía venezolana. Más bien la profundizó al desplazar al viejo sector de la vieja burguesía pro imperialista de Adecos y Copeyanos, por otros “nuevosricos”, la “boliburguesía” que se dedicó a hacer buenos negocios y parasitar la renta petrolera. Aprovecharon las “nacionalizaciones” para hacerse de subsidios estatales, del dólar barato para las importaciones de gran cantidad de productos al igual que sus“hermanos de clase” de la vieja oligarquía proimperialista.

Así, esta nueva burguesía se alzó con miles de millones de dólares, no para romperla vieja dependencia del imperialismo. No hubo ningún intento de desarrollo industrial,y el llamado “control obrero” en las empresas nacionalizadas, sirvió para burocratizar y corromper a un sector de dirigentes y para“controlar a los obreros”. Y esto a pesar de haber ingresado casi un billón de dólares por exportación de petróleo. Nada se invirtió en las industrias básicas nacionalizadas,que hoy están semi paralizadas y tampoco para la producción de alimentos. Lejos deuna participación o decisión de las bases, el chavismo avanzó en la burocratización de todas las empresas nacionalizadas. Esta burocratización impidió aprovechar esta gran cantidad de ingresos para la inversión productiva.Los campos expropiados son hoy“monte y culebras”, sin producción de alimentos.Venezuela debe importar el 70% de productos básicos.

Los sectores más beneficiados en esta crisis,son los más parasitarios como los bancos y la especulación bursátil, siendo la pequeña bolsa de Caracas la tercera, después de Singapur y Argentina, que más altos porcentajes de ganancias da. El Gobierno se ha entregado a los brazos de la banca internacional, como el Bank of América y los fondos buitre, aumentando al límite posible la deuda externa hipotecando el futuro de todo el pueblo venezolano.

El camino del chavismo, con sus particularidades del “socialismo del siglo XXI”,no es muy distinto al de otros proyectos delos gobiernos “progresistas”, que a pesar de los discursos no rompen ni con la burguesía ni con el imperialismo y por eso no son “independientes” y están condenados al fracaso y a atacar las conquistas de los trabajadores.

La situación de la clase obrera y sectores populares 

En cualquier lugar encontramos que cada vez en voz más alta, los trabajadores hacen escuchar su descontento. Y son tambiénlos sectores de la juventud que ven que no tienen futuro en estas condiciones.Rabia y desencanto, en las colas y en lostransportes. Incluso entre los que se reclaman chavistas. Los pasajes aumentaron un40% a partir de marzo. Productos básicos han aumentado autorizados por el Gobierno como el azúcar, el arroz, el pollo, la carne de res. También aumentaron servicios comoelectricidad y se viene el aumento de la gasolina.Pero la crisis no solo se come el salario,(el básico es de 5.200 bolívares, unos 50 dólares según el que tomemos de los 3 existentes) absolutamente insuficiente. Está aumentando la desocupación. Solo en Carabobo se preparan 6 mil despidos sobretodo en las ensambladoras. Pero también trabajadores estatales. Aumentaron las medidasrepresivas: el Ministerio de Defensaautorizó mediante la resolución 008610 eluso de armas de fuego en las movilizaciones.Hay presos trabajadores de Sidor concausas “inventadas” y continúan presosmuchos estudiantes. Además de contratos colectivos sin discutir y sindicatos no reconocidos por no ser chavistas.

Ante esta situación, no hay todavía una respuesta contundente de los trabajadores.Las direcciones sindicales más importantes están burocratizadas y corruptas y frenan cualquier tipo de lucha. Los trabajadores de Sidor sufrieron la intervención de su sindicato al ser suspendidas las elecciones por el Tribunal Supremo, en enero de este año, en una clara intromisión en las organizaciones obreras.

Pero lentamente han comenzado a darse algunas coordinaciones de empresas, despedidos y luchadores, como en Valencia donde ya se realizó el 11 de febrero una marcha y un encuentro sindical combativo el 7 de marzo, con vistas a un encuentro nacional. Desde las organizaciones obreras, como la UNETE (Central Sindical), la CCura, los luchadores y sectores populares junto a partidos de izquierda debemos facilitar esta unidad que necesitan los trabajadores para construir una fuerte respuesta a los ataques del gobierno y la burguesía.

Pero además necesitamos construir una unidad, política y un programa de los trabajadores para dar una salida a la crisis del país, en las luchas y también en las elecciones. Pero esta vez sin confi ar en patrones, militares, burócratas y falsos socialistas, que son los que nos han llevado a esta situación. Debemos construir una herramienta política porque los trabajadores debemos gobernar y romper con el imperialismo y luchar por nuestra segunda y definitiva independencia. Debemos luchar por un gobierno obrero y campesino para construir el verdadero socialismo revolucionario, con democracia obrera y amplias libertades democráticas. Justamente las que no puede dar la burguesía al pueblo luchador.