other

UNA DE CAL,OTRA DE ARENA

En una entrevista en diario Perfil, titulada: «Defiendo a morir al compañero del mortero, en cana tienen que ir Caputo y Sturzenegger», Gabriel Solano, dirigente del PO, luego de contestar una serie de preguntas sobre la realidad nacional y el proceso electoral, inclusive la campaña del FIT-U, responde una pregunta sobre nuestro compañero Sebastián Romero, perseguido por la justicia por ser parte destacada de la oposición obrera a la votación de la Reforma Previsional el 18 de diciembre del 2017.

Sebastián, dirigente obrero de la General Motors de Rosario, y luchador popular –lo cual es correctamente señalado por Solano-, fue denunciado por Patricia Bullrich y el gobierno de Macri, con la complicidad de los grandes medios de difusión, como un delincuente, un terrorista, por el solo hecho de defender de la brutal represión a miles de jubilados que estaban siendo atacados por la policía. Llamado “el del mortero”, su imagen se hizo famosa en los medios.
Paralelamente a la estigmatización de esos medios, en las fábricas y barriadas obreros fue creciendo una gran simparía hacia Sebastián, que pasó a ser un símbolo de la lucha contra el gobierno de Macri y sus medidas antiobreras.
Hoy Daniel Ruiz, también dirigente del PSTU, está encarcelado bajo una ilegal prisión preventiva, por los mismos hechos, y sobre todo por ser compañero de la misma organización de Sebastián.

La defensa de Sebastián Romero
Después de un primer momento de confusión y vacilaciones de parte de la mayoría de los partidos de izquierda –y en particular del Partido Obrero- sobre la actitud a tomar frente a la persecución de Sebastián, el conjunto de las organizaciones políticas de izquierda y de Derechos Humanos independientes asumieron el rechazo a la persecución de Sebastián Romero.
En ese marco, las declaraciones generales de Solano son correctas, y parten de una posición ineludible para toda organización que se declara obrera y socialista. Está muy bien que Solano diga “banco a morir al compañero del mortero”. Y está muy bien que declare que no es él –ni Daniel Ruiz, agregamos nosotros-, quien tiene que estar preso, sino los miembros del actual gobierno. Las mismas son parte de la campaña que cientos de organizaciones, no solo de la izquierda sino opositoras a este gobierno, sindicatos, movimientos sociales, etc.

La actitud frente a la justicia y el régimen capitalista
Sin embargo, hay una parte de las declaraciones de Solano que en nuestra opinión, no solo son equivocadas, sino que es preciso rechazar, porque tratan de un problema crucial: cómo tienen que ubicarse los luchadores obreros y populares, y en especial los revolucionarios, ante la justicia y sus dictados.
Gabriel dice: “Ese compañero debería haberse presentado a la Justicia”, criticando la decisión de Sebastián de rechazar el pedido de captura, y eludir la justicia. Y luego, “Ha sido atacado mediáticamente y se asustó”.
Esta definición muestra un desconocimiento de Solano –que seguramente jamás se encontró en una situación como esta- sobre Sebastián y lo que su actitud representa. Pero más aún, muestra una capitulación ante el régimen político, y en especial ante la justicia de la clase patronal.
La actitud de Sebastián es correcta desde un punto de vista obrero y revolucionario. Sublevarse ante la justicia, no someterse a sus mecanismos y resoluciones nada tiene que ver con el miedo.Es una actitud principista para los revolucionarios marxistas y para los luchadores en general.
Ha sido un recurso utilizado muy a menudo por los más destacados dirigentes revolucionarios, y por luchadores políticos de todas las corrientes que se declaran en combate contra el orden dominante.
Muy lejos del miedo, es necesaria mucha valentía, pero sobre todo convicción, para tomar ese camino.
Entender que la única opción es someterse a la Justicia, «ponerse a derecho», es razonar dentro de los límites del régimen capitalista. Esa puede ser una opción, pero no la primera, y menos aún la única. En nuestra opinión, el Partido Obrero tiene una posición equivocada en relación a esta cuestión. Y no es una cuestión abstracta, sino concreta, aplicada en la realidad en el tratamiento de la acusación a sus propios militantes procesados: César Arakaki y Dimas Ponce.
Es, además, un muy mal consejo práctico para los luchadores. Nosotros les decimos a los luchadores lo contrario. Cuando la justicia procura a un luchador, la primera reacción es desconfiar, enfrentar sus designios. No solo en el terreno jurídico, sino en todos los terrenos. La decisión de entregarse no debe ser nunca la primera opción.

No solo defendemos a Sebastián, sino también reivindicamos su accionar ante la justicia
Sebastián Romero no es un improvisado, es un dirigente obrero revolucionario. Y su actitud no es dictada por el miedo, sino por la más profunda convicción, dictada por toda la teoría y la historia del movimiento socialista revolucionario. Es un ejemplo de lucha y entrega, no solo para nuestro partido sino, en nuestra opinión, para todo aquel que pretenda luchar seria y consecuentemente contra la explotación, el hambre y la opresión de toda naturaleza.
Las conclusiones y enseñanzas de esta situación deben ser objeto de un profundo debate en las organizaciones obreras , e incluso de organismos de derechos humanos.
Con todo respeto, proponemos abrir un debate público sobre esto.No lo consideramos un debate al interior del FIT, sino de cara a todo el activismo obrero, juvenil, del movimiento contra la opresión de la mujer y del campo popular.