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Una enseñanza para todos los trabajadores

El plenario de delegados y comisiones directivas de los sindicatos petroleros patagónicos del 27 de octubre demostró la voluntad de los trabajadores de unirse y organizarse para luchar. En este caso, unirse en la lucha por uno de los puntos más sentidos por millones de trabajadores del país y, principalmente por los patagónicos, como lo es el maldito impuesto a las ganancias.
En mi caso, como trabajador petrolero desde hace más de 8 años, ya me incorporé a la industria sabiendo que parte mi esfuerzo en el campo iba a parar al gobierno que mes a mes me descontó el impuesto al trabajo. ¡Impuesto por trabajar! Una cosa de locos.
Hace menos de un año que fui elegido delegado en mi empresa SP argentina, distrito Chubut. Y más allá de que a nivel interno hemos conseguido muchas conquistas, uno de los puntos más reclamados de los compañeros nuestros fue lo del impuesto. Ante esto respondíamos que resolver eso escapaba al alcance de un simple delegado gremial y hasta el de un sólo sindicato, que se necesitaba la unidad del conjunto de los trabajadores del país. Porque ese impuesto es una de las principales políticas del gobierno.
Pero ante tanta presión y luchas heroicas de la Patagonia, sin olvidar a aquellos compañeros condenados a perpetua por enfrentarlo solos desde las Heras, se logró imponer la realización de un plenario del conjunto de los trabajadores petroleros patagónicos. Es cierto que alguno que otro gremio, como el de Santa Cruz que encabeza Claudio Vidal, no concurrió. Pero aún así, la unidad de más de 700 delegados de petroleros bajo convenio y del sindicato de los petroleros jerárquicos de Mendoza, La Pampa, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego hace que nuestro reclamo ponga nerviosas a las altas esferas del gobierno y de las operadoras petroleras que se negaban a discutir nuestra problemática y escuchar nuestro reclamo.
El plan de lucha votado democráticamente entre los delegados que comienza el próximo 6 de noviembre hizo que el gobierno y las empresas empiecen a agilizar reuniones y negociaciones para buscar evitar la medida con alguna propuesta para nuestro sector.
Como delegado petrolero aspiro a que la fuerza de los delegados petroleros patagónicos, ojalá se refleje en un Plenario de trabajadores estatales o metalúrgicos patagónicos. O más aún, puedo imaginar un Plenario de delegados de las centrales CGT y CTA para encarar éste y otros reclamos urgentes. Esa fuerza a nivel nacional tendría posibilidad de triunfar. Pero, como siempre hay dirigentes funcionales a que los trabajadores no nos unamos. Tanto desde el gobierno o las conducciones que les responden, como también, lamentablemente, desde algunos que se dicen opositores o, incluso de izquierda.
Pero la unidad se debe forjar en la lucha. Si miramos al pasado, veremos sectores que han marcado el camino. Por eso desde nuestro humilde lugar que nos tocó pelear, el de los delegados de SP y los activistas y referentes petroleros de Chubut, podremos decir que fuimos parte de esta pequeña página de la historia y aportamos lo que teníamos a alcance. Y aunque no se llegue ahora al paro general petrolero, sepan que va ser muy difícil derrotar la voluntad de 50 mil petroleros patagónicos en lucha.
Pero este gran primer paso que se dio, desde ya algo puso en evidencia: fuerza manifestada se debe reflejar en próximos plenarios para discutir a dónde va la política energética del país y cómo mejorar nuestras condiciones laborales.