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Veintipico de años en este mundo

Nací en el año 91, el muro de Berlin ya había sido derrumbado, Rusia y EE.UU ya habían firmado la Perestroika y el neoliberalismo entraba con fuerza de tornado en América Latina, en Argentina de la mano del Innombrable y su gabinete.
Soy del siglo pasado, pero me tocó nacer para la parte de los aplausos… las historias más grandes ya se habían contado y empezaba el próximo acto.
Toda mi infancia escuché a los grandes quejarse… las maestras, mis viejos…
Un día se me ocurrió preguntarle a mi mamá por que no nos mandaba a una escuela pública y me contestó que en el Estado los maestros siempre están de paro y los chicos no pueden aprender nada, entonces preferían mandarnos a una privada para que tengamos una educación más decente. (Con ocho años aun no podía pensar en todos los que no podían “preferir”, ni por qué los maestros siempre estaban de paro).
Con diez años vi el 2001. Lo vi por la tele. Gente furiosa en la puerta de los bancos, abuelos llorando, saqueos en los supermercados, la policía montada sobre las Abuelas de Plaza de Mayo, la gente tirando piedras, el helicóptero que se llevaba al presidente, las placas de crónica, el que se vayan todos, los bollos en las cacerolas, los muertos…
No me sorprendía mucho, habia escuchado toda mi vida a la gente quejarse del desastre, en las radios sonaba “son todos narcos”, “se viene el estallido”, “devolvé la bolsa” (para aquel entonces yo me imaginaba una bolsa con dinero) entonces todo me parecía lógico, llegó el estallido nomas.
Me acuerdo de mi mamá rompiéndose el lomo con las compras comunitarias de libros que ella misma organizaba para todas las familias de la escuela. Iba a Morón, compraba al por mayor los libros de cada grado y los repartía al costo chico por chico, “para que a nadie le falte” me decía. Una gran tarea la de mi vieja.
La veía cansada, quejándose y le pregunté por qué hacía todo eso y me contesto “que querés hija, estamos en Argentina 2002”. Argumento irrebatible.
Pasaron los años y todo iba mejor al parecer con ese tal Kirchner. Mis viejos estaban más tranquilos, entonces me gustaba este gobierno, la Asignación Universal, la economía estable, no al Alca, el Anses, Aerolíneas Argentinas, los discursos de Cristina, 678, el Canal Encuentro, todo muy bien, por suerte.
En 2010 empecé a cursar el CBC en Filosofía y Letras y estaba fascinada… tantos carteles, tanta política, aunque no entendía un carajo quién era quién yo disfrutaba de esa efervescencia porque era lo que deseaba en mis años de secundaria. (era una rebelde sola, no tenia nadie que me acompañe a organizar sentadas en contra de la “ley del gallinero” que nos imponía la directora, nadie con quien confrontar a la preceptora cuando exigía que los púberes se afeiten la barba… yo solo podía soñar con pegar carteles en ese privado de Ituzaingó)
Filo me encantaba… y los carteles de “los troskos” me indignaban. No entendía como podían decir “NO al pago de la deuda externa”. yo pensaba: ¿qué quieren? ¿que nos bombardeen?¡¿82% móvil?! Que flashean!! no hay plata para eso! están locos!
También me acuerdo que con mis amigos de Ituza siempre nos quejábamos del Sarmiento… jodíamos, decíamos que es el tren de la muerte, que en cualquier momento se descarrila y nos morimos todos… también lo decía el resto de los pasajeros, pero en un tono menos jocoso, un tanto más premonitorio… Y así fue: El tren de la muerte.
51 personas y un no nacido murieron esa mañana de lunes de febrero del 2012, cuando estaban yendo a laburar, recontra cagados de calor, hacinados, llegando tarde por culpa del servicio y a riesgo que le descuenten el presentismo…
Yo viajé en esa misma formación el domingo anterior a la noche y tuve el desagrado de escuchar a algún político u opinólogo decir que si el choque hubiera sido un domingo el costo político no hubiera sido tan grande. La mamá de mi gran amigo estaba en el tercer vagón, no murió porque no se subió al segundo, lisa y llanamente.
Pasaban los días y Cristina no aparecía, yo estaba esperándola, ¡tenía que salir a decir algo! Se sabía cual era la situación del tren, TBA lo sabía, los pasajeros lo sabíamos, el gobierno lo sabía y ¡se estaba queriendo culpar al maquinista! Una semana sin dar la cara después de esa masacre… me traicionó.
Empecé a entender toda la tramoya de los subsidios, la muerte de Mariano por la patota sindical y la policía que liberó la zona, lo escuché a Tomada hablando con Pedraza y me traicionaron y me traicionaron y me traicionaron…
En 2011 voté a Cristina y publiqué en facebook “La TNes adentro”, en 2013 voté al Frente de Izquierda y me fui a festejar al bunker de la calle Mitre… sí, así de “traidora” fui, así fue como empecé a “hacerle el juego a la derecha”
Después, lo natural, enterarme que todo lo habían hecho a medias: estatizaron YPF indemnizando a Repsol y dejando entrar a Chevron, que el sistema de subsidios es una fiesta para las empresas, que el empleo generado es a costa de la precarización (o no estamos todos en negro o tercerizados, juventud?) que se enorgullecen de pagar una deuda externa ilegítima y fraudulenta que jamás se gastaron en revisar, que en esa lógica pagaron mas que nadie y debemos como nunca. Su argumento es “y bueno, con el capitalismo salvaje en el que vivimos ¿qué querés?, no te olvides del 2001”
Resulta que no quiero ir cediendo para que el capitalismo salvaje nos mate de a poquito… vaciando los hospitales de a poquito, vaciando la educación pública de a poquito, que el salario se nos deprecie de a poquito, que los pibes caigan y mueran en la droga de a poquito, que las redes de trata avancen de a poquito, que las mujeres que abortan solas porque no pueden ir al hospital se desangren de a poquito.
¿Qué esperás vos? Plantate de una vez.
Desde antes de que nazcas ya te habían robado lo que es tuyo, lo que no pudiste tener y en el mejor de los casos tuviste que pagar. Cada bebé que nace ya esta endeudado con el imperialismo y la va a pagar durante su vida sin enterarse prácticamente… con el hospital que no tiene, con la salita que se cae a pedazos, con la escuela sin tiza, etc etc etc.
A mi casi me matan un domingo cualquiera.
“Que se vayan todos” decían las masas en 2001. Hoy los troskos decimos: Que se vayan todos y que lleguen los trabajadores a tomar lo que es nuestro, la fábrica, la escuela, el hospital, la plaza, el gobierno, el futuro del planeta.
De una vez por todas.
Cortala con eso de que es utópico.
Es utópico seguir sobreviviendo en este capitalismo del orto o pensar en cambiar al mundo meditando.
Organizate.
Yo estoy en un partido que te puede gustar, el PSTU, en la Liga Internacional de Trabajores (Cuarta Internacional)
DALE.