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CON AJUSTE NO HAY PAZ SOCIAL

Desde el pedido de condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) por parte del fiscal Diego  Luciani, la figura de la Vicepresidenta se ubicó en el centro de la escena política nacional. Con el atentado del jueves 1º esto aumentó exponencialmente. El oficialismo que venía de disputa tras disputa, intentando retomar la iniciativa y la unidad desde la asunción como “superministro de Economía” de Sergio Massa, ahora “defendiéndose”, se pone la ofensiva. 

El alineamiento con Cristina frente al pedido de condena se dio actividad a su militancia, (congregándose en la esquina de Juncal y Uruguay de CABA donde vive en el barrio de Recoleta) sacó  a relucir los instrumentos de percusión y megáfonos sindicales que tan poco uso vienen teniendo, y hasta hizo enfrentarse  con la Policía de la Ciudad, por las vallas ordenadas por Horacio Rodríguez Larreta.  Con el atentado agruparon  tras de sí a sectores aún más amplios bajo la bandera de la defensa de la democracia y contra el discurso del “odio”.  La “mística” y el relato épico característicos del peronismo kirchnerista volvieron en toda su dimensión, con una oposición patronal tan nefasta que se los deja servido.

La posibilidad de salida del bloque del Frente de Todos de los legisladores del Frente Patria Grande, dirigido por Juan Grabois, quedó en el olvido, ya que consideraron que la situación política ameritaba la unidad, frente a lo que interpretan como una ofensiva de la derecha.  Interpretación a la que ahora se suma internacionalmente el triunfo del rechazo a la nueva constitución en Chile. 

Pero mientras todo esto pasa, el plan económico de Massa (el primer intento de unidad sólida, pos salida de Guzmán) avanza: ajustes a sectores como discapacidad, educación, tarifas, una inflación galopante, etc.  (ver páginas 18 y 19), mientras se premia la especulación de las patronales agrarias con el dólar soja.

La movilización pos atentado

La movilización del 2 de septiembre fue masiva y tuvo un componente mayor que la militancia clásica del oficialismo. Desde el PSTU no fuimos y explicamos por qué (ver en www.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar).  Creemos fundamental polemizar con el contenido de esa movilización porque, más allá de las buenas intenciones de muchos de los que en forma independiente participaron, su contenido estuvo al servicio de fortalecer un régimen al servicio de los ricos y poderosos y es contrario a las necesidades de lucha del pueblo trabajador. 

 

La defensa de “su” democracia 

La convocatoria inicial fue en defensa de la democracia. Para nosotros esta democracia para la inmensa mayoría de la población de “democracia” tiene muy poco, ya que todas sus instituciones (la Justicia, el Parlamento, el poder ejecutivo) están al servicio de mantener la dominación de los mismos de siempre. Sin embargo, estaríamos en la primera línea de defender las libertades democráticas que hay en ella si estuvieran amenazadas, sencillamente porque dan mejores condiciones para la organización y la lucha de los trabajadores. Así lo hicimos desde nuestra corriente, entonces el  Movimiento al Socialismo (MAS), en la semana santa de 1987 frente al levantamiento carapitanda que intentaba garantizar la impunidad del conjunto de los genocidas.  

Sin embargo ¿es eso lo que está en juego hoy?  Creemos que no. Esta democracia es al sistema que apuestan el conjunto de los sectores patronales del país. Si hay algo en lo que acuerdan, además del sometimiento al FMI y lo que ello implica, es en dirimir todas las disputas (aun las internas) en las elecciones 2023, es decir acuerdan en la defensa de este régimen injusto para los trabajadores y explotador de recursos para los capitales extranjeros. 

La estrategia de la Paz Social

El titulo del documento leído en la Plaza de Mayo es “La Paz Social es una responsabilidad colectiva”. ¿Qué significa de Paz Social? Lo que llaman Paz Social es a la pasividad del pueblo trabajador frente a los ataques del imperialismo, el Gobierno y la oposición patronal. Es que nos exploten y que nos dejemos sacar todo, sin oponer resistencia. ¿Con qué autoridad hablan de paz quienes son responsables de que más de la mitad de los niños del país sean pobres? ¿Viven en paz quienes ganan el salario mínimo que no cubre ni la mitad de la canasta familiar? ¿Y quienes sobreviven como pueden con el trabajo informal? ¿Y las familias de los discapacitados que se quedan sin tratamientos? ¿Y las familias sin vivienda que son brutalmente desalojadas cuando intentan tener una tierra para vivir dignamente?¿Y los hijos y familiares de las víctimas de los femicidios que no cesan? En nombre de esa famosa Paz Social es que las dirigencias sindicales, sociales y de derechos humanos, la mayoría adherentes al partido gobernante, han dejado pasar todos los ataques de los últimos años. Esa Paz Social que se reivindicó en esa Plaza de Mayo colmada es la paz para que nos sigan ajustando al servicio del plan del FMI. 

 

Las “minorías violentas”

El documento también dice “La vida democrática es incompatible con el accionar de minorías violentas que pretenden llevar de las narices al resto de la sociedad”. En este caso se refiere a los sectores de ultra derecha que son completamente repudiables. Pero ese argumento de minorías violentas contra la democracia, ¿no es el que se usa para perseguir y encarcelar luchadores? ¿No es el argumento con que justifican la prisión desde hace más de 6 años de Milagro Sala, el que se usó para reprimir y encarcelar luchadores en las jornadas de diciembre de 2017 y con las movilizaciones contra el acuerdo con el FMI en marzo del 2022? ¿No es el argumento que usan siempre quienes tienen el poder para justificar la represión? 

Las verdaderas minorías violentas son las que sostienen un sistema en el cual la inmensa mayoría vive cada vez peor para sostener sus ganancias o la de los sectores a los que representan. Violencia es que más de un millón de niños y adolescentes se tengan que saltear comidas (1), violencia es los miles que viven en la calle, violencia es que nuestros viejos mueran en la miseria luego de trabajar toda la vida. Frente a esa violencia, tenemos todo el derecho de defendernos enfrentando a quienes la ejercen. 

El derecho al odio

Otro de los ejes de la convocatoria era contra el odio, identificando al peronismo con el amor. Pero el discurso del amor contra el odio, en una sociedad dividida en clases, con opresores y oprimidos, es funcional a los que detentan el poder ¿Está mal odiar a los genocidas, a quienes viven en la riqueza obscena a costa del hambre de millones? ¿Está mal odiar al imperialismo yanqui que nos saquea? ¿Qué hubiese sido de la Independencia Continental sin el odio a los españoles? Tenemos derecho a odiar a quienes nos revientan todos los días y ese odio, el odio de clase, cuando se convierte en lucha y organización, es el motor que puede cambiar la historia. Por eso negar ese odio tiene un papel reaccionario. Y mucho más si se usa como excusa para penalizar el “odio” como en el proyecto que pretendían presentar, aunque luego retrocedieron. 

A los “fachos” se los combate

Nosotros no dudamos un segundo en enfrentar a los sectores de ultra derecha o fachos, que, si bien hoy son una minoría con expresión esencialmente electoral, pueden ser un peligro real para la movilización de los trabajadores, que es lo que más odian. Y si realmente esa es la perspectiva no alcanza con repudiarlos discursivamente o con acciones testimoniales, hay que prepararse para enfrentarlos también físicamente, para impedir que se propaguen. Para eso hay que organizar la autodefensa obrera y popular, para defendernos de la represión estatal y también de los fachos. 

Decir que hay un avance de la derecha y al mismo tiempo proponer la Paz Social, como hace la dirigencia peronista, es atar de pies y manos al pueblo trabajador tanto en la defensa de sus condiciones de vida, como de sus libertades democráticas.

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¿Cuál es la tarea: defender la democracia y a Cristina o enfrentar el ajuste?

En este momento está planteado un dilema para el pueblo trabajador: el conjunto de las direcciones que se dicen defensoras de los trabajadores/as y del pueblo que  plantean que la tarea es defender a Cristina y la democracia (hasta se barajó la posibilidad de una huelga general en defensa de la Vicepresidenta). Nosotros decimos que como las libertades democráticas no están en juego, la tarea alrededor de la cual los trabajadores y trabajadoras nos tenemos que organizar es la de enfrentar el ajuste brutal que Alberto, Cristina y Massa están imponiendo acordando con la oposición patronal al servicio del FMI. 

Nosotros decimos que es necesario preparar la pelea por urgente aumento salarial con indexación automática por la inflación en cada lugar de trabajo, que es fundamental la unidad de los trabajadores ocupados y desocupados y, en este sentido, combinar la pelea de salario con la pelea por trabajo genuino, que es necesario resistir a los avances en la Reforma Laboral que imponen de hecho y la que está por venir. 

Para eso es necesario que rodeemos de solidaridad las peleas que están en curso, como la lucha de los trabajadores del neumático (SUTNA) que lleva más de 3 meses, la lucha contra el recorte a las prestaciones por discapacidad o la de los trabajadores de la educación de distintas provincias. Hagamos lo posible por romper el aislamiento y difundirlas para intentar que las peleas triunfen. Ir dando pasos en la perspectiva de construir una Huelga General con la clase obrera movilizada, que unifique todos los reclamos obreros y también los populares como la pelea contra la violencia machista o contra el agronegocio que destruye el medio ambiente. 

No nos dejemos engañar por las polarizaciones que tienen una funcionalidad electoral. La verdadera grieta es entre ajustados y ajustadores, entre los que tienen todo y los que no tenemos casi nada. Y esa grieta no se cierra con discursos o elecciones, sino con los trabajadores organizando su bronca de manera independiente de los sectores patronales y las burocracias sindicales.