other

Declaremos la guerra a Macri

La bronca contra el gobierno y sus “reformas”, la derrota electoral de los “peronismos”, y el odio contra la cúpula de la CGT, están provocando dos efectos que se combinan y alimentan uno con otro. De un lado, la resistencia a la Ley laboral y los ataques, que viene de abajo. Del otro, el inicio de un profundo proceso de reorganización político y sindical, por “abajo” y por “arriba”, que puede ser decisivo para el futuro inmediato de nuestra clase y del país.

La Reforma Laboral del Gobierno, ya está en problemas. El senador Pichetto, gran operador peronista de los proyectos oficialistas, declaró: “Hasta acá llegamos”, ante la crisis abierta en la CGT y la marcha convocada. El mismo Papa está “poniendo palos en la rueda”.

Detrás de todo eso, no hay ningún giro proobrero de esos dirigentes –no podemos descartar que, otra vez, capitulen-, ni menos aún de Francisco. El motor de esta crisis es la bronca de la base obrera y popular contra el Gobierno y sus ataques.

Polarización y dispersión de la oposición

El Gobierno apretó el acelerador de sus “reformas” antiobreras. Y lo acompaña con una profundización de la represión. Pero no le resulta fácil, por la resistencia obrera y popular.

La derrota de Cristina y demás referentes de diferentes espacios “peronistas”, provoca un vacío de oposición. Preocupado, el propio Papa asume desde la Iglesia el papel opositor, ante el peligro de que ese vacío pueda dar lugar a procesos nuevos y radicalizados, como los que precedieron al 2001 . Eso, y no un interés que nunca tuvo por los pobres, es lo que explica el creciente rol de la Iglesia1.

Una pelea por la dirección de la CGT

El apoyo completo al gobierno de la cúpula cegetista está provocando un realineamiento, que impulsa la reorganización en la dirección del movimiento obrero.

Los movimientos “por arriba” (ver recuadro), se combinan con coordinaciones con los mismos protagonistas, a nivel de las regionales de la CGT (Córdoba, Santa Fé, Chubut, varias del Gran Buenos Aires), y a nivel de las localidades – La Plata, Merlo-Moreno, Lanús, Lomas, etc. donde florecen “encuentros” entre los mismos sectores de la CGT y la CTA, junto a organizaciones sociales.

Hay una pelea en curso por la dirección de la CGT. Y a la vez, una construcción de un polo del moyanismo, la Corriente Federal, junto a las CTAs que se muestre “opositor”, frente a la traición del “triunvirato”.

Por detrás, la clase obrera

Esto ocurre porque por abajo la caldera obrera está juntando presión. Los trabajadores no soportan más. Hasta ahora, los dirigentes tenían el recurso de decirles: “Y bueno, aguantemos un poco, y en el 2019 lo sacamos con Cristina”. La derrota electoral de todos los referentes y el efecto “hormiguero pateado” en los diferentes “peronismos”, debilitan ese recurso para frenar. Moyano, Palazzo, Yasky y compañía ven que, si no se muestran distintos a la descarada traición de Daer, Acuña y Schmidt, se pueden hundir todos juntos.

La clase obrera que, como tantas veces, intenta encontrar el camino para imponer su lucha a pesar de sus direcciones, es la que empuja estos movimientos.

Como en la UOM Quilmes, donde varias fábricas marcharon al sindicato para imponerle al “Barba” Gutié- rrez un Plenario de Delegados y una marcha contra la Ley apoyada por Caló y la dirigencia metalúrgica, es un ejemplo de lo que se les viene a los traidores.

Una gran oportunidad

Está abierta la posibilidad de pelear por una nueva dirección en sectores importantes del movimiento obrero y popular. Es preciso aprovechar estos realineamientos. Y actuar en ellos para impulsar la lucha. En las fábricas, talleres, empresas y reparticiones tenemos que llamar a los compañeros a pelear por nuevos delegados luchadores, nuevas direcciones seccionales, y por la solidaridad con las luchas y la coordinación por zona y región.

Lamentablemente, las conducciones influenciadas por la izquierda dan la espalda a este proceso. No participaron de Luján, no participan de las coordinaciones regionales, ni tienen, desde los sectores en que actúan, una política para forzar la mayor coordinación. Eso las dejará nuevamente “fuera de juego”.

Pero el proceso sigue. Cientos de miles de activistas y luchadores, en general peronistas o kirchneristas esperan una lucha contundente que sus direcciones les niegan. Están dispuestos a luchar en serio. En ellos está la materia prima para lograr una nueva dirección del movimiento obrero.

Desde el PSTU estamos al servicio de la unidad de acción más completa contra el gobierno, reclamando a las direcciones una nueva Huelga General y un plan de lucha para derrotar las “reformas” macristas. Mientras tanto, iremos dando debate sobre el plan obrero y popular que necesitamos imponer (ver nota aparte), y sobre la necesidad de un frente único para sacarnos de encima a Macri cuanto antes. Y luchando por una nueva dirección política y sindical para los trabajadores.

1“Es significativo porque el juego de Jorge Bergoglio hoy en la Argentina, probablemente viendo el ocaso de Cristina Kirchner , daría la impresión de que ha decidido que el frente y la demanda social la plantee la Iglesia en alianza con algunos actores como por ejemplo Pablo Moyano y sobre todo el Episcopado cuya conducción se encargó de definir el Papa desde allá…”. (Carlos Pagni – La Nación – 28-11