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¿HAY QUE APOYAR LA SANCIÓN DE BERNI A LA BASE POLICIAL?

El Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, acaba de sancionar (La Nación – 10/2) a 550 efectivos policiales por su participación en el conflicto salarial llevado adelante por la base de la Bonaerense en setiembre del año pasado. Fueron suspendidos y en poco tiempo la Justicia decidirá su baja. Hay otros más de mil policías sumariados, en su mayoría agentes rasos.

Esos sectores acababan de amenazar con una nueva protesta para el próximo jueves, de modo que esta decisión tiene un primer objetivo, que es abortar esa medida.

Sin embargo, la razón de fondo no es esa, sino algo mucho más importante para el Estado capitalista argentino, y para todas las fuerzas políticas, económicas y sociales que lo defienden: la necesidad imperiosa de mantener a todos los efectivos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad completamente disciplinados al poder capitalista. Los policías deben estar unidos y disciplinados para defender los intereses de los poderosos y su propiedad privada. Y para eso toda posibilidad de agremiación o cualquier forma de organización sindical o política de “los de abajo” es mala palabra.

Estas sanciones son una condena directa contra la rebelión de la base policial y los intentos de agremiación.

No les interesa (tampoco a Berni) si se trata de instituciones corruptas, si sus mandos participan (y en gran medida dirigen) el conjunto del crimen organizado. No importa si muchos de sus miembros, en parte por la propia formación recibida, asesinan a sus parejas. Tampoco si desaparecen jóvenes o los matan por deporte. Todo eso ocurre, pero son “excesos” y “errores”. Lo que no puede ocurrir es que se rebelen contra la jerarquía militar y política del Estado.

Esto no es una opinión nuestra, sino los fundamentos de Berni sobre la medida. El ministro declaró (ADNSur, 9-2-21): “No cumplen con su misión de policías. No cumplen con la ley”, “No cumplieron con su deber” -refiriéndose a la protesta pasada-. Y en relación al derecho a tener un sindicato: “La agremiación es para una policía que funciona. En una policía como la bonaerense, con los problemas y la corrupción que tiene, no”.

Mientras Berni y sus jefes (Kicillof, Alberto, Cristina) dejan libres a los asesinos de Facundo Astudillo, como a tantos otros, expulsa de la Policía a cientos de “perejiles” que tuvieron el descaro de desobedecer porque la plata no les alcanzaba.

¿Qué decimos ante esto?

Hasta allí, los hechos. Pero no basta con describirlos, es preciso pronunciarse. El PSTU repudia estas sanciones y, sobre todo, sus fundamentos. Porque defendemos el derecho de la base policial a rebelarse y crear sus sindicatos. Y convocamos a toda la clase trabajadora a hacer lo propio, mientras exigimos cárcel para los policías corruptos y sobre todo para quienes reprimen a los trabajadores y el pueblo.

La posición de los socialistas revolucionarios está determinada por la defensa de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo, y la estrategia de una revolución que ponga a los obreros en el poder estatal, para terminar con el capitalismo. Y para eso, la necesidad de desmantelar todo el aparato represivo del Estado capitalista (es decir, la médula de ese estado).

Con ese fin, reivindicamos el derecho a la autodefensa obrera y popular en las luchas, y frente a todo atropello de las Fuerzas Armadas del Estado. No somos “pacifistas”, sino que nos organizamos para enfrentar la represión. No son palabras, hemos sufrido los últimos años persecución y cárcel de dirigentes partidarios, por hacer lo que proclamamos.

Reclamamos el juicio y castigo de quienes atentan contra los derechos humanos en general, y el derecho a la lucha obrera y popular en particular. Los genocidas de ayer, los “gatillo fácil” de hoy, y de quienes ejecutan y ordenan represión a los luchadores.

Sabemos que este objetivo solo se logrará con una dura lucha. Y en toda lucha, hay que fortalecer a los nuestros y dividir al enemigo.

La fuerza de una minoría armada por el Estado (eso son el ejército y la policía) sobre el conjunto de la población está determinada por su disciplina, porque no hay lucha sin centralización. Y esa disciplina está íntimamente relacionada a la moral de las tropas, de la base (sean soldados o policías). A su respeto a la jerarquía.

Por eso, defendemos el derecho de la base policial a rebelarse, romper la disciplina y la cadena de mandos y repudiar a sus jerarquías, como hicieron el año pasado, cuando pidieron aumento salarial. Y defendemos su derecho a tener sus propios gremios, porque los dirija quien los dirija, pueden ser un obstáculo para imponer la jerarquía. Mientras les exigimos que no acepten órdenes de reprimir, y llamamos a los trabajadores a defenderse de la manera que pueda si lo hacen.

Esa es nuestra política, y no la exigencia vacía y pacifista al gobierno de turno de la “disolución de la policía”. Eso es pedirle al Estado que se auto-disuelva, una falsa ilusión. Y como sabemos, las falsas ilusiones jamás ayudan a la causa obrera.

¿Qué dirá la izquierda del régimen ahora?

Durante el conflicto del 2020, polemizamos en soledad contra toda la izquierda argentina, tanto el FIT-U y sus miembros, como el Nuevo MAS y demás agrupaciones menores de la izquierda, alrededor de esta posición.

Esas organizaciones han abandonado la política tradicional de los maestros del socialismo, de aquellos que en verdad dirigieron revoluciones, reemplazándola por una política pacifista, inocua, determinada por sus intereses electorales.

Durante el conflicto estuvieron, con argumentos aparentemente “radicales”, del lado de los que pedían represión a la base policial rebelada, a coro con el poder económico más concentrado y todos los poderes políticos.

Nos dijeron que las mejoras que recibieran los policías servirían a la cohesión de la fuerza, y a los patrones. Les respondimos que no era así, que la rebelión dejaba heridas que no cerrarían, porque la base policial se había “infectado” de indisciplina. Ahora, Berni está intentando extirpar esa infección.

¿Qué dirán ahora? Sería coherente con su posición celebrar las sanciones y la depuración de los rebeldes. Apoyar a Berni, y exigirle aún más.

Por nuestra parte, seguiremos defendiendo la posición histórica de los revolucionarios, que cada nuevo hecho no deja de confirmar. Por eso, rechazamos la represión de Berni y defendemos el derecho a sindicalizarse de la base policial.