other

¿HONRAR A LOS BUITRES DE LA DEUDA O DEFENDER LA VIDA DE LAS MUJERES?

El viernes 3 de julio Alberto Fernández y la Ministra de Mujeres, Género y Diversidades de la Nación presentaron un Plan Nacional contra la Violencia de Género que tendría vigencia por los próximos dos años. Este plan estaría enfocado en la prevención y combate a la violencia contra las mujeres y diversidades, previendo destinar un presupuesto de 18 mil millones de pesos para esto. En caso de concretarse se avanzaría en algunas cuestiones, pero no se puede perder de vista que es apenas una aspirina en relación al machismo que ataca toda la sociedad y que mata miles de mujeres.  

El gobierno de Fernández se ha mantenido en silencio respecto a la violencia creciente contra las mujeres y del flagelo de ser víctimas en nuestras propias casas del abandono estatal frente a parejas o familiares violentos. Sólo hasta el mes de julio se han registrado en Argentina 162 femicidios, 160 niñes sin madre, y un aumento significativo dentro del aislamiento obligatorio de casos dentro de la vivienda de la víctima. La ilegalidad del aborto en condiciones sanitarias paupérrimas sigue llevándose la vida de cientos de mujeres.  Sin acceso a la ILE (Interrupción Voluntaria del embarazo), sin ESI (Educación Sexual Integral) de cumplimiento efectivo, con violaciones intrafamiliares, muchas niñas terminan siendo madres o muriendo en el intento. Sin cupo laboral travesti trans, muches se ven sometides a la esclavitud inhumana de la prostitución para poder sobrevivir. 

A esto debemos sumar la crisis económica previa pero agravada por el contexto del Covid 19 y vemos como la pobreza arrecia en los barrios populares, se profundiza la precariedad laboral, la desocupación, y la desigualdad salarial de las mujeres respecto a los hombres. 

Todos estos padecimientos configuran un paisaje mortal para las mujeres, sobre quienes recae la violencia estatal y machista.

Un plan atado al pago de la deuda externa

Este plan del gobierno fue presentado con bombos y platillos como “un cambio de paradigma”, lo cual debería significar que existirá un cambio radical en la manera de abordar el combate a la violencia de género. Se propone enfocar en la prevención, la capacitación, la asistencia, el acceso a la justicia y la información, se destacan algunos puntos como la expansión de centros de refugio para víctimas de violencia,  la creación de “casas intermedias” y un plan específico para destinar más  dinero a mujeres y  personas LGTBI en situación vulnerable. 

De llevarse a la práctica, estas medidas serían un avance en relación a la situación actual, pero nada de cambio de paradigma. Al igual que toda la economía de nuestro país, no deja de ser un plan atado a los compromisos asumidos por el gobierno respecto a la negociación de la millonaria deuda externa. Si a eso le sumamos una caída histórica de la economía de un 27% en abril, solo comparable con la crisis desatada en 2001/2002, el panorama será de más ajuste y recortes para el pueblo trabajador. El gobierno debería explicar de dónde saldrán los 18 mil millones, y no caer luego en echar mano a fondos del ANSES, que no es otra cosa que  sacarle a los propios trabajadores sin tocar ni un centavo de las millonarias ganancias empresarias que siguen engordándose. 

Promesas incumplidas

Así como la legalización del aborto ha quedado “congelada” con la excusa de la pandemia, el decreto antidespidos no se cumplió o la expropiación de Vicentín fue “un error”, la suerte de este plan podría ser la misma. Por eso, la concreción del mismo solo puede ser garantizada por la movilización popular, que desde el año 2015 fue masiva y puso el foco en la necesidad de combatir la violencia machista.  Estas movilizaciones tenían una consigna simple y fundamental: Ni una menos. 

Las organizaciones de mujeres que forman parte o apoyan a este gobierno han permanecido mudas el primer semestre frente a tan visible flagelo.  Ante este Plan de Emergencia deben ser consecuentes para que se aplique y movilizar junto a los miles de mujeres que venimos dando esa pelea en todo el país. También los sindicatos y las centrales obreras, inmóviles en la defensa de les trabajadores hasta hoy, deberían tomar en sus manos la pelea por lograr que este plan no quede en promesas vacías, así como también educar a les trabajadores en la defensa de las mujeres y el combate al machismo para lograr la unidad necesaria en el camino de las luchas que tenemos por delante.  Tenemos que tomar conocimiento y organizarnos en cada lugar de trabajo o estudio y en cada barrio hasta imponerlo.

Necesitamos ir por más

Tenemos que pelear para que se apliquen las medidas que se anunciaron e ir por medidas de fondo: no hay combate a la violencia machista sin partir de la independencia económica de las mujeres, por lo cual es necesario terminar con el desempleo y lograr la igualdad salarial para hombres y mujeres con la incorporación de mujeres y diversidades a los sectores mejor pagos de la industria (tales como la minería) , viviendas públicas para cada mujer vulnerable,  capacitación y formación en el combate a la violencia hacia las mujeres de la mano de la ESI y  la aplicación efectiva del cupo laboral travesti trans en todo el país, así como también el cuidado estatal de niñes y ancianes, entre otras medidas concretas que servirían para salvar las miles de vidas que hoy están en juego. De la única manera que lograremos esto es si Argentina rompe sus pactos con los buitres de la deuda y con las multinacionales a las cuales subsidia con muchísimos mas millones de los que destina a educación, trabajo, viviendas, planes de obras publicas y en mejorar la vida del pueblo trabajador. No hay combate verdadero a la violencia machista sin combatir las raíces del problema, que no es otra que el sistema capitalista desigual e injusto para les trabajadores y que tenemos por tarea derrocar. 

17 de Julio de 2020.-