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¡Las más jóvenes tenemos derecho a decidir!

El proyecto de ley que obtuvo media sanción señala en su artículo 5: “Personas menores de edad. Si se tratara de una adolescente, niña o persona gestante menor de dieciséis (16) años, la interrupción voluntaria del embarazo se debe realizar con su consentimiento informado en los términos del artículo anterior y conforme lo dispuesto en el artículo 26 del Código Civil y Comercial, en concordancia con la Convención sobre los Derechos del Niño, la Ley 26.061” y en el artículo 7° de su decreto reglamentario:  “En particular, debe respetarse el interés superior del/a niño/a o adolescente y su derecho a ser oído”

Para la votación del 13 de junio, los estudiantes secundarios de la Capital Federal tomaron los colegios por el aborto legal. Una de las reivindicaciones de las tomas fue la necesidad de no rebajar este punto de la ley para lograr la media sanción. A pesar de la fuerza de los jóvenes, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto negoció esta reforma de su ya limitado proyecto.

 

Niñas y personas gestantes pobres, las afectadas

Esta ley, así como pasó en Diputados, impide elegir el momento de ser madres a las adolescentes. Deja a las niñas obligadas a una maternidad forzada. O destinadas nuevamente a la oscuridad del aborto clandestino.

Es de una perversidad absoluta exigir una autorización de tutores a las menores, cuando en  muchísimos  casos ese embarazo no deseado fue producto de una violación dentro del círculo familiar.

Las mujeres jóvenes no son envases, no son sólo úteros. Muchas son excluidas de la educación, inclusive, menos de la mitad de quienes comienzan el secundario lo finalizan en el tiempo supuesto. En los barrios más humildes, las niñas son las que salen a trabajar desde muy temprana edad como empleadas domésticas, niñeras, mozas, cartoneras, vendedoras ambulantes, entre otras ocupaciones. Ni hablar de los hombres trans, cientos de veces expulsados de sus familias y arrojados a la calle, a la prostitución desde muy jóvenes. Esas son las que quedan por fuera del acceso a un aborto seguro. O inclusive aquellos que no pueden pedir autorización a sus padres o tutores por tener una familia antiderechos.

 

No nos dejemos por vencer

El aborto legal sin autorización para los menores  además de evitar los abortos inseguros, también obligará a profundizar la educación sexual actualmente negada en todos los niveles educativos. Permitirá a los hijos de los trabajadores tener más herramientas para cuidarse de enfermedades, de embarazos no deseados e inclusive entender desde pequeños cómo protegerse de los abusos.

Aparentemente para los diputados que votaron esta modificación, y la Campaña Nacional que lo consensuó, los adolescentes de hasta 16 años están preparados para ser madres y padres, pero no para decidir interrumpir un embarazo y elegir el momento de la maternidad.

Es necesario redoblar la movilización por este punto. Los más jóvenes estamos a la cabeza de la lucha por este derecho. Para el 8 de agosto tomemos más escuelas, facultades y terciarios. Unámonos a los trabajadores para  imponer esta reivindicación.