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LEY DE ALQUILERES: ¿ALIVIAR COSTOS O CORTAR EL PROBLEMA DE RAÍZ?

Recientemente la Cámara de Senadores aprobó esta Ley que ya tenía media sanción de diputados desde hace algunos meses. Entre otras cosas que establece se eleva de dos a tres años la duración mínima de los contratos, se fija como criterio para el aumento de los alquileres el aumento de los salarios y la inflación medida por el INDEC y se pone como máximo un mes de adelanto, y un depósito (que no pueden exceder el costo de un mes de alquiler) a la hora de comenzar a alquilar.

Cuesta arriba

Esto fue visto con muy buenos ojos por mucha gente que se encuentra alquilando o buscando alquiler. No es para menos, y no porque la Ley sea extremadamente benevolente, sino porque la situación no da para más. Desde hace años que el precio de los alquileres viene trepando. El alquiler promedio de un departamento de dos ambientes en Capital Federal, por ejemplo, supera los 15 mil pesos, que para la mayoría de los trabajadores representa la mitad o incluso más de su salario. Eso sumado a las astronómicas sumas que hay que pagar a la hora de firmar un contrato.

Para un laburante común la casa propia es un sueño irrealizable hace tiempo, y ahora ya ni siquiera la emancipación total es una posibilidad. Así, al no poder afrontar el precio de un alquiler, muchos se dedican a edificar arriba o atrás de la casa de sus padres.

El problema al desnudo

La pandemia no hizo más que sacar estos hechos a la luz, con millones viviendo hacinados en los barrios populares donde uno no puede “quedarse en casa” como reza la consigna del Gobierno.

Datos señalados por el Ministerio de Hábitat hablan de 9 millones de inquilinos en el país, aproximadamente una quinta parte de la población. El déficit habitacional (familias cuyas viviendas no cumplen con necesidades básicas, o ausencia de las mismas) es de 4 millones. Por otro lado, existen alrededor de 2 millones de viviendas sin ocupar. En zonas como el Gran Rosario, el porcentaje de vivienda ociosa llega al 20% (Censo 2010).

Basta de especulación 

¿Qué explica esto? Los intereses del negocio inmobiliario para la especulación. Así mientras las Fuerzas Armadas cierran barrios como Villa Azul, condenándolas al contagio por hacinamiento, en Puerto Madero, a menos de una hora, hay cientos de viviendas vacías.

Sabemos que muchísimas compañeras y compañeros (principalmente jóvenes y madres solteras) verán con buenos ojos esta ley. Pero también sabemos que los precios continúan siendo altísimos, los salarios cada vez más bajos y en resumen, que alquilar seguirá representando un drama.

Por una salida de fondo

Por eso una solución real no es una ley que simplemente alivie los costos, sino un plan real para garantizar el acceso a vivienda de calidad para los trabajadores y sus familias. Esto no es posible sin atacar realmente el negocio inmobiliario. Sin expropiar la vivienda ociosa, las grandes mansiones desocupadas. Y sobre todo, sin romper con la fraudulenta deuda externa, para poner esos fondos al servicio de un Plan Integral de Viviendas.

19 de Junio de 2020.-