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LITIO, «EL ORO BLANCO», NUEVO CAPÍTULO DEL SAQUEO

 

El calentamiento global, con sus consecuencias en el cambio climático y la explotación desenfrenada de la naturaleza por la búsqueda de ganancias, no solamente generan pandemias como las que estamos viviendo, también hacen que recursos no renovables como el petróleo y el gas se estén agotando. Desde hace tiempo los gobiernos imperialistas vienen planteando la necesidad de cambiar la matriz energética con la excusa de la preocupación por el cambio climático. El actual gobierno de Estados Unidos plantea eso como uno de los ejes centrales de su gobierno. ¿Es que realmente los responsables del colapso ecológico en el que está el mundo se dieron cuenta de lo que estaban generando y ahora van a impulsar un “capitalismo verde”? Nada de eso, en verdad las grandes multinacionales y principales potencias del mundo se encuentran en una carrera atroz por la búsqueda de otros recursos energéticos que puedan ser explotados. 

 

Entre estas alternativas, el litio, luego de un procesamiento industrial, se convierte en un mineral estratégico por sus cualidades para la fabricación de baterías. Si bien tampoco es un recurso renovable, su eficiencia es inmensamente mayor, ya que no es utilizado en procesos de combustión, sino que su función es el almacenamiento de energía que se recarga por medio de la red eléctrica.

Hasta ahora, el lobby mundial de las automotrices siguió apostando por los motores a combustión. Pero el agotamiento del petróleo, el endurecimiento de algunas de las normas de cuidado medioambiental, y la competencia por el mercado contra empresas que desde su inicio apostaron por la movilidad eléctrica, mueven el mercado hacia la extracción de litio como actividad privilegiada.  Eso es parte de lo que contiene el Plan del presidente de los EEUU, Joe Biden, respecto al cambio de matriz energética. 

¿Una oportunidad?

En ese marco, la zona noroeste de la Argentina tiene una posición geográfica privilegiada. Junto a Chile y Bolivia, forman el “triángulo del litio”, una extensa zona que concentra más de la mitad del litio mundial. 

De nuestro lado de la frontera, las inversiones para la explotación están en constante crecimiento, ya son 62 los proyectos mineros de litio en nuestro país, que, por supuesto, están en manos de empresas multinacionales, como Livent (empresa líder mundial en el rubro) o BMW, quién firmó un acuerdo con el Gobierno Nacional por más de U$S 300 millones para comenzar a extraer a partir de 2022, además de sociedades mixtas habilitadas por los propios gobernadores con familiares y testaferros. El 55% de las exportaciones de carbonato de litio van a Estados Unidos, aunque también empieza a haber gran presencia de multinacionales chinas en el rubro en nuestro país. 

El Gobierno Nacional y los gobiernos de las provincias con reservas (Jujuy, Salta y Catamarca) plantean esta nueva fiebre del litio como una oportunidad. Pero una vez más las oportunidades son solo para las multinacionales a costa de convertir grandes extensiones, donde habitan comunidades originarias, en “zonas de sacrificio”. 

Y en esto no hay grieta, por ejemplo el Ministro de Industria, Matías Kulfas,  y el Gobernador de Jujuy, Gerardo Morales firmaron un acuerdo con la empresa china Ganfeng Lithium para avanzar en la instalación de una fábrica de baterías de litio

La oportunidad que implica la explotación de litio en función de la ganancia capitalista es la de continuar siendo Argentina una proveedora de materias primas de las potencias imperialistas a costa de reventar su población. 

Litio o Agua 

Los salares representan una reserva importante de agua dulce que es utilizado tanto por biodiversidad de la región como por las comunidades que viven allí. La minería del litio requiere de una gran extracción de agua, superior al nivel de carga existente. Rompiendo así con el equilibrio hídrico de la cuenca. Se necesitan 2.000.000 de litros de agua para producir 1 tonelada de carbonato de litio.  Por lo que, indudablemente, representará un impacto negativo para el frágil ecosistema de la zona. Al disminuir la cantidad de agua disponible, se reducen las posibilidades de abastecer la vegetación, animales y el consumo humano. Afectaría también a las actividades económicas como la ganadería y la agricultura. 

Es por ello que varias comunidades originarias que habitan las zonas afectadas, como la de El Moreno, de las Salinas Grandes de Jujuy, presentan resistencia a estos proyectos.

Basta de saqueo

Aunque aún no hay mucha precisión al respecto, un sector de la considerada “ala dura” del Gobierno estaría preparando un proyecto de Ley que consideraría al litio como “recurso estratégico” nacional, y se propondría trabajar de manera conjunta con Bolivia. Los gobiernos de Jujuy, Catamarca y Salta pusieron el grito en el cielo frente a la posibilidad de perder el control del gran negocio. Aunque aún no hay certeza de si dicho proyecto se presentará, ni mucho menos de sus alcances, la política del kirchnerismo respecto de la explotación petrolera seguramente puede dar luz de lo que se pretende hacer con el litio: aun con el porcentaje estatal de YPF, el saqueo y la entrega a las multinacionales se acrecienta (ver AS 217 articulo “El saqueo continúa”).

En favor de los intereses del pueblo trabajador es necesario pelear contra este nuevo capítulo del saqueo imperialista, exigir la anulación de todos los contratos de extracción con multinacionales. Exigir al igual que con el conjunto de la industria minera y petrolera la estatización y nacionalización bajo control obrero de la producción. 

La sed de ganancia capitalista no tiene límites, hoy el litio y el agua son los nuevos botines de guerra, y vienen por todo si no los frenamos. Por eso para impedir en serio el saqueo necesitamos un cambio de sistema de raíz. Como se plantea en la Revista Marxismo Vivo N° 6 (1). “En definitiva, es una ilusión pensar en un `capitalismo verde´. El único horizonte posible para una economía y una sociedad sostenibles es acabar con la economía capitalista, que sacrifica la naturaleza y a los trabajadores en el altar del beneficio económico de los capitalistas. Y, para acabar con la economía capitalista, hay que acabar con el poder político de los capitalistas, es decir, hacer la revolución socialista” 

 

  • Revista Teórica de la Liga Internacional de los Trabajadores.