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LO QUE NOS DEJARON LAS ELECCIONES Y LAS PRÓXIMAS BATALLAS

Los resultados de las últimas elecciones confirmaron en sus trazos más gruesos las tendencias anunciadas en las PASO. El Gobierno salió nuevamente derrotado a nivel nacional quedando casi 8 puntos por debajo de Juntos por el Cambio (JxC) y perdió el quórum propio en el Senado. La oposición patronal se consolidó como alternativa de derecha aunque sin dar el “batacazo” que esperaban. Los ultraliberales  Milei y Espert crecieron en sus distritos y el FIT-U hizo su mejor elección desde el 2011 en cuanto a los cargos obtenidos. La participación aumentó levemente respecto a las PASO pero fue la menor desde 1983 por fuera de esas.

Una derrota con festejos

La derrota del Frente de Todos (FDT) no sorprendió a nadie. Es la consecuencia lógica de priorizar los pagos de la Deuda Externa, los acuerdos con el FMI y a los grandes empresarios por encima de las necesidades populares, en contra de lo que Alberto había prometido. Y eso en medio de las dramáticas condiciones de la pandemia, que para los sectores populares significó decenas de miles de muertes y agravó terriblemente el hambre, la miseria, el desempleo y la precariedad. Por eso, pese al plan “platita” con su batería de medidas paliativas y las promesas de empleo y obra pública, el Gobierno recuperó sólo 600 mil de los 2 millones y medio de votos perdidos desde el 2019. 

A pesar de esto el Frente de Todos festejó como si hubiera ganado. Sobre todo la remontada en la provincia de Buenos Aires que le permitió a Tolosa Paz achicar la diferencia con Santilli a menos de un punto y medio y también asegurarle a Kicillof una paridad con JxC en la Legislatura, donde estaba en minoría. Es que temían un resultado mucho peor allí y a nivel nacional, donde lograron recuperar Chaco y Tierra del Fuego, aunque sufrieron una derrota significativa en Santa Cruz y nuevamente en La Pampa y Chubut  (provincias históricamente peronistas). Su escenario más temido era una derrota igual o peor que la de las PASO, lo que hubiera significado un salto en la crisis del Gobierno y habría abierto una perspectiva incierta. Esta derrota matizada con algunos logros le da al Gobierno un poco de margen, expectativa de recomponerse y le permite evitar por el momento el estallido de una interna feroz de cara al 2023. También dejó un cambio en la relación interna de fuerzas. Se fortaleció el peso de algunos gobernadores e intendentes del conurbano y del aparato del PJ, y se debilitó el kirchnerismo que profundiza su pérdida de base electoral. 

Se consolida una alternativa patronal de derecha

Más que el triunfo de JxC (que se explica más por la debacle del FdT) lo más significativo de su resultado electoral es la consolidación de un piso superior al 40% en todas las últimas elecciones. Junto con eso resalta su triunfo en todos los principales distritos electorales. Además de su bastión CABA, ganó Buenos Aires y Santa Fe (gobernadas por el FdT), en Córdoba  superó a la lista de Schiaretti por más diferencia y aumentó su votación en Mendoza. Pese a esto perdió 500 mil votos respecto a 2019 y no logró ampliar la diferencia en CABA como esperaba. Eso y los resultados generales inferiores a las expectativas le dejaron un gusto amargo e impidieron que se afirmara el liderazgo de Larreta. Por otro lado el macrismo sigue en disputa permanente y empujando hacia una alianza con Milei y Espert y los radicales se han fortalecido y quieren rediscutir los términos de la sociedad de cara al 2023. Habrá que ver cómo termina cuajando todo eso pero lo cierto es que la burguesía cuenta con un recambio con peso de masas, sobre todo en la clase media, y eso le da cierta perspectiva de estabilidad al régimen. 

En  ese cuadro, el crecimiento hasta el 17% de Milei en CABA y en menor medida de Espert en provincia de Buenos Aires, les permite tener cuatro diputados y proyectarse nacionalmente. No es un dato menor teniendo en cuenta su programa ultraliberal y sus posiciones extremadamente reaccionarias y antiobreras.

El acuerdo con el FMI en el centro del debate político

Para la mayoría del pueblo trabajador las preocupaciones centrales siguen siendo la inflación incesante (pese al “congelamiento” de precios de Felletti) que se devora los salarios y jubilaciones, la falta de empleo y la precarización de los pocos que se consiguen. O la miseria y el hambre directamente en más del 40% de la población. Por no hablar del crecimiento lento de casos de COVID-19 y la preocupación por la nueva variante Ómicron. Pero la verdad es que este panorama puede empeorar el año que viene si avanza el acuerdo que intenta el gobierno con el FMI. 

La misma noche de las elecciones Alberto volvió a la carga con la propuesta de un acuerdo con la oposición con miras a la negociación con el Fondo (Ver “Programa Plurianual en página 5). Como parte del combo también sigue insistiendo con un “Pacto Social” para el cual cuenta con los siempre listos dirigentes traidores de la unificada CGT que motorizaron el acto del 17/11 en apoyo al Gobierno, y también con la CTA y los movimientos sociales oficialistas. Es que el FMI ha endurecido sus posiciones y viendo la debilidad del Gobierno exige que el acuerdo sea respaldado por la mayoría de las principales organizaciones patronales y burocráticas. Sabe que el inevitable ajuste que implica va a ser resistido por el pueblo trabajador y que para lograr imponerlo los Fernández deben contar con todo ese apoyo. 

Es todo un dato que el “Programa Plurianual” que Guzmán va a presentar al Congreso en diciembre se esté elaborando en conjunto con los funcionarios del FMI, al igual que seguramente el presupuesto 2022. Según los trascendidos a cambio de aliviar los pagos inmediatos el Gobierno se comprometería a reducir el déficit fiscal, eliminar subsidios y aumentar tarifas, además de acelerar la devaluación con su consecuente impacto en los precios. Es decir un duro ajuste a la población trabajadora y a los sectores medios. El otro dato fundamental es que Cristina en su nueva carta convalida este plan de ajuste al recordar la trayectoria de “pagadores seriales” (como dijo en su momento) de los anteriores gobiernos kirchneristas. Habrá que ver cómo repercute esto en la base más radicalizada del kirchnerismo que seguramente esperaba otra cosa. 

La gran elección del FIT-U y las peleas que se vienen

El FIT-U hizo una muy buena elección (ver página 6). Es un hecho muy importante que una franja del pueblo trabajador y pobre haya roto electoralmente con los candidatos y partidos patronales y apoye un programa de independencia de clase. Sobre todo teniendo en cuenta todos los condicionamientos y ventajas que impone en las elecciones el poder de los capitalistas y sus medios de comunicación, a favor de sus representantes. 

El gran desafío que tenemos planteados los luchadores/as obreros/as y populares es traducir ese avance en la conciencia de un sector de la clase obrera en movilización y auto organización democrática por abajo. Para enfrentar  el Pacto Social del ajuste y del FMI que buscarán imponernos tanto el Gobierno y las conducciones burocráticas traidoras, como la oposición patronal. Sería un gran paso también para empezar a construir la nueva dirección de la clase trabajadora que pueda no solo derrotar el ajuste, sino pelear por un plan de emergencia obrero y popular como el que necesitamos.