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LUCHEMOS CONTRA EL NUEVO ROBO A LOS JUBILADOS

Soy Sebastián Romero, más conocido como el “gordo mortero”. Ya van a ser casi 3 años, de aquel 18 de diciembre del 2017, en el que fuimos miles los que salimos a enfrentar las Reforma Previsional y frenamos la Laboral en el gobierno de Macri. Desde entonces soy un perseguido político. Estoy preso en la actualidad con el Gobierno de Alberto Fernández, que no le tiembla el pulso para meterles la mano en los bolsillos a los viejos al igual que Macri, con la nueva Ley de Movilidad Jubilatoria.

 Por Sebastián Romero, preso político por defender a los jubilados

La directora del ANSES, Fernanda Raverta, anunció orgullosa que la jubilación mínima será de $19 034.- al mismo tiempo que los medios informan que para no ser indigente se necesitan $20.710.-  ¿Cómo van a hacer los jubilados/as para comer, pagar los impuestos y servicios, los remedios y tratamientos, moverse en colectivo (si es que pueden), con el sueldo miserable que les pagan y les seguirán pagando?  No podemos permitir que se metan con los viejos: es indignante que después de una vida de trabajo duro y sacrificado nuestros viejos mueran en la indigencia. Lo mismo pasa con los pibes y pibas de nuestro país, los diarios anuncian que el 63% son pobres.

Para los patrones y el Gobierno lo más importante es su economía

La pandemia dejó bien claro cómo funciona este sistema en todo el mundo. Algunos con un discurso más popular y otros menos, pero todos los gobiernos mostraron que la economía es más importante que la vida de la clase trabajadora. Cuando hablan de economía se refieren a las ganancias de las empresas y a cómo pueden generar más riqueza.

Mis compañeros mineros en Santa Cruz están dando una pelea porque las patronales los hacen trabajar, aunque haya un brote de contagios de COVID y el sistema de salud ya esté colapsado en algunas ciudades. Esto es un ejemplo de algo que se multiplica por decenas en el país.

Los pueblos se levantan

La rebelión encabezada este año por la población negra en EE. UU demostró que los pobres del mundo estamos  HARTOS y dispuestos a levantarnos incluso en los países del” primer mundo”. La revolución chilena que no pudo ser derrotada ni por la represión, ni por la pandemia, es otra muestra, también la de Bielorrusia. Ahora vemos la lucha del pueblo peruano, sobre el que se cometió un genocidio con el COVID, y ya tiraron abajo 3 presidentes en 10 días movilizándose y enfrentando la represión.

En el mundo las mujeres levantan la voz, se organizan y luchan por sus derechos, sus vidas y por el fin de la violencia a la que son sometidas,  por el fin de las violaciones, acosos y por igualdad social.

Se multiplican las Primeras Líneas

A los que estuvimos en la primera línea de ese 18 de diciembre de 2017, los medios nos tildaron de violentos por defender a los jubilados y  a los pibes y pibas, por defendernos con lo que teníamos a mano de una represión terrible. Yo estuve más de 29 meses sin poder ver a mi familia, aún sigo preso. Y mi compañero Daniel Ruiz estuvo 13 meses en el penal de Marcos Paz por una causa en la que, en casi 1 año de juicio, no pudieron probar absolutamente NADA de lo que se los acusa ni a Daniel, ni a César Arakaki, ni por lo que a mí me mantienen preso. Esa es la Justicia en este sistema: sirviente de los gobiernos y los ricos, dura con los pobres y los luchadores.

Pero a pesar de haber sufrido esos ataques y persecuciones, valió la pena. Estamos orgullosos de haber sido parte de esa primera línea, y de ser hermanos de las primeras líneas que surgen en las luchas del mundo, que también son atacadas. Los trabajadores y trabajadoras tenemos derecho a defender nuestra vida y, para eso, debemos organizar más y mejor la autodefensa en todas las peleas. El desalojo de Guernica y la represión a los municipales de Córdoba nos demuestran que no podemos salir con las manos atadas. Que le quede bien claro al Gobierno: si hay represión, habrá autodefensa.

La lucha es el único camino

Frente a este nuevo robo a los jubilados, algunos medios (de los que en estos años varias veces dijeron cualquier cosa de mí y negaron que además del “gordo mortero”, soy un obrero despedido de una multinacional subsidiada por el Estado), se preguntaban dónde estaba ahora que Alberto Fernández ajustaba a los jubilados. Acá estoy, siendo un preso político, pero en la misma trinchera que en el 2017, en la de la defensa de nuestros viejos y el pueblo pobre, contra los planes del Gobierno, las patronales y el FMI.

Si cientos de miles peleamos contra el plan de Macri, contra los planes del FMI y las multinacionales, que nos saquean y explotan cada vez más ¿Cómo no vamos a luchar ahora que nuestros hijos y nuestros viejos se están muriendo en el hambre, en la pobreza, en la enfermedad, en la indigencia y la tristeza?

Alberto Fernández dijo en su discurso inicial que si está haciendo las cosas mal se lo hiciéramos saber. Ahora es cuando tenemos hacerle saber que está haciendo las cosas muy mal.

Lo que quedó a la vista con el terrible desalojo de familias en Guernica y el ajuste pactado con el FMI, ahora lo quieren tapar con el falso Impuesto a la riqueza y el proyecto de aborto legal.

No nos dejemos engañar: tenemos que pelear pelear por el aborto legal (que, si llega a salir, no es regalo de ningún gobierno, sino un triunfo de una lucha de años) y contra el ajuste y el robo a los jubilados.

Lamentablemente, las conducciones sindicales están cada vez más vendidas. Ahora la mayoría ni siquiera de palabra o con alguna medida mínima se oponen al ajuste, como al menos hacían en 2017. Arreglan paritarias a la baja, hoy con la excusa de la pandemia.

Esto no puede seguir así. Tenemos que impulsar asambleas de afiliados y no afiliados en los lugares de trabajo para discutir un plan de lucha y romper el Pacto Social, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Organizar comités o comisiones para desarrollar la pelea y garantizar las tareas que se votan, no quedarnos atados a la estructura sindical que no sirve para impulsar las peleas. Hay muchos sectores peleando, tenemos que unificarnos y, con mandatos de bases construir un pliego común de reclamos en las zonas y provincias, empezar formar espacios donde coordinar todas las luchas.

Los trabajadores y principalmente las mujeres trabajadoras, venimos de una historia llena de lucha que nos costó sangre, sudor y lágrimas. Nadie nunca nos regaló nada, todo lo obtuvimos con la lucha en las calles.

Sigamos el camino del pueblo peruano y chileno ¡Vivan las luchas de América Latina y el mundo! ¡Fuera el FMI! ¡Por una Revolución encabezada por la clase obrera que conquiste la Segunda y Definitiva Independencia en camino a una sociedad socialista!

Súmate al PSTU para dar juntos estas peleas.