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Machismo y lesbofobia: impunidad y violencia dobles

La comunidad LGBT sufre discriminación en todo el mundo que, en muchos casos, llega a la muerte.
Son “crímenes de odio” como el de Natalia “Pepa” Gaitán, que recibió un escopetazo del padrastro de su novia el 7 de marzo de 2010. El asesinato de “la Pepa” se transformó en bandera de la lucha por los derechos de las mujeres lesbianas en nuestro país.
Esos crímenes son solo la manifestación extrema de la lesbofobia: la burla, el desprecio, el ser tratadas como “enfermas” y toda clase de violencias verbales y físicas, que padecen las mujeres lesbianas.
Hoy se suma a la lista de muertes Leonela Gómez Viveros, una chiquita de 12 años. A tan corta edad ya es una menos.
Los medios de comunicación dijeron que se suicidó y la justicia apuntó a un “grupo de Facebook privado al que pertenecía”. Luego el padre declaró que “la nena no era feliz” y que “se cortó el pelo, quería vestirse de otra manera, estilo varoncito y un día vino y nos dijo que le gustaban las chicas”. Al parecer, Leonela era lesbiana y no fue aceptada por su propia familia. Ése es un problema de la mayoría de los miembros de la comunidad LGBT.
Leonela fue víctima de una cultura fatal: machista, lesbofóbica y que oprime a los jóvenes.
¿Cuántas otras “Pepas” o “Leonelas” hostigadas, gravemente heridas o muertas hay en el país? No sabemos: son invisibles en las estadísticas.
Las lesbianas, principalmente las de la clase trabajadora, sufren doble o triple opresión: por obreras, por mujeres, por su orientación sexual.
El gobierno kirchnerista, a pesar de haber impulsado el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género y otras medidas que significaron avances, es testigo mudo de tanta humillación y violencia, acompañado por sciolistas, macristas y massistas, mientras sectores religiosos y de derecha predican abiertamente el odio.
Ninguna solución vendrá de la vieja política, salvaguarda de toda esa impunidad. Nuestra propuesta es la organización con la clase trabajadora y que ésta tome en sus manos la pelea para barrer el machismo, la lesbofobia y toda discriminación. Y luchar a la vez contra la explotación para cambiar definitivamente nuestras condiciones de vida.

El PSTU en el FIT se pone al servicio de impulsar esa organización.