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Para Raul Castro: Obama es un hombre honesto

Cuando hace unos pocos meses se anunció el restablecimiento de las relaciones entre EE.UU y Cuba, desde los diferentes sectores del castro-chavismo  nos decían que ése era “un gran triunfo de la revolución”. En ese momento dijimos que era muy extraño que un triunfo revolucionario fuera saludado por  el Departamento de Estado yanqui, por el Papa, por Angela Merkel y por todos los gobiernos del mundo.

Un triunfo para la burguesía yanqui

 Y afirmábamos que para nosotros eso no era ningún triunfo de la revolución, sino una conquista de los capitalistas norteamericanos, que hasta ese momento habían quedado por fuera de los grandes negocios que los burgueses europeos estaban haciendo en Cuba y que ahora iban a entrar con todo. Es decir, era una profundización de la entrada del imperialismo a Cuba.
De la mano de los hermanos Castro, Cuba pasó a ser un estado capitalista, en donde ya no hay economía planificada, sino que como en todos los países del mundo, se produce en función de la ganancia de unos pocos.  La gran Revolución Cubana garantizó trabajo, educación y salud de calidad para todos, acabó con la prostitución. Con la vuelta del capitalismo volvió el desempleo, la prostitución y la salud de alta calidad está para los que desde diferentes partes del mundo la pueden  pagar y no para el pueblo cubano. Y todo eso se profundizará con la entrada del imperialismo yanqui.

Un paso más en la entrega

El papel del gobierno cubano en la Cumbre de la Américas, confirma lo que decimos. Otra vez se vuelven a oír la voces del castrochavismo, celebrando que Cuba haya sido aceptada en esa reunión y hablando del “gran discurso antiimperialista” de Raúl Castro.
No pasó nada de eso.  En primer lugar se trató  de una reunión de todos los presidentes del área junto al gran jefe: Obama. Es decir una reunión de neto corte imperialista. El que Cuba haya sido aceptada no significa ”el verdadero triunfo de la revolución cubana”, como dijo Cristina. Por el contrario, Cuba es aceptada, por la misma razón que EE.UU restableció las relaciones: porque entró en la órbita de  todos los países latinoamericanos. Dejó de enfrentar al imperialismo para pasar a aplicar sus planes.
Y lo que mejor expresa esto es el discurso  de Raúl Castro. Hizo encendidas críticas al imperialismo yanqui, dijo que en Latinoamérica provocó la muerte de cientos de miles de personas, que impulsó golpes de estado como el de Pinochet en Chile. Pero aclaró que “Obama no tiene la culpa, Obama no es responsable de sus antecesores”. Y agregó: “El presidente Obama es un hombre honesto. Su forma de ser obedece a ese origen humilde”.
Es decir, para Castro, la lucha contra el imperialismo es cosa del pasado. El imperialismo malo es el del pasado. Ahora el presidente de EE.UU, el mismo que mantiene la base de Guantánamo donde se aplican todo tipo de torturas, que apoya los ataques de Israel contra Palestina, el que dirige el saqueo que sufren nuestros países, ese es “un hombre honesto”, que no tiene culpa de nada.
No nos sorprenden estas definiciones de la dirección cubana. Porque como dijimos no estamos frente a los Castro que enfrentaron al imperialismo haciendo una revolución que terminó expropiando a la burguesía. Estamos frente a los Castro que enterraron esa revolución y abrieron las puertas para que el capitalismo mundial se vuelva a apoderar de la Isla.