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Sigamos hasta echar a Bullrich

   Casi 45 días lleva desaparecido Santiago Maldonado. Tiempo en el cual la movilización de masas provocó cambios en el panorama político nacional y puso a la defensiva al Gobierno con respecto a su politica de avanzar en la impunidad de la represion por parte de las fuerzas armadas.
   La defensa cerrada e incondicional de las fuerzas de seguridad (Gendarmería) que el Gobierno mantuvo todo este tiempo cayó y hoy la Gendarmería, Nocetti (jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad) y la propia Ministra Bullrich, están en la mira.

   Solo se explica esto por la masiva movilización de 250 mil personas el pasado 1° de septiembre a Plaza de Mayo y miles más en todas las plazas del pais, reclamando la aparición con vida de Santiago, a un mes de su desaparición. 
   El Gobierno, luego de las PASO, quiso dar vuelta una página y borrar de la memoria de los trabajadores y el pueblo el odio a los milicos. Según Macri, deberíamos aceptar mansamente que las fuerzas represivas avancen sobre los derechos democráticos, repriman y desaparezcan personas, sin que nadie se atreva a levantar la voz. Esto es lo que necesita para seguir aplicando su tremendo ajuste que tiene a la reforma laboral como estandarte. Es que estos planes de hambre y miseria no pasan sin represión. 
   Párrafo aparte merecen los radicales, que se llenan la boca hablando de Alfonsín como el padre de la democracia, pero ahora nada dicen, ya que son parte del Gobierno en todo el pais. 
   Pero la movilización del 1° demostró que al igual que nos movilizamos cuando la Justicia quiso avanzar con el “2 x 1” para los genocidas, no estamos dispuestos a olvidar ni a permitir que ni los milicos ni ninguna fuerza represiva siga actuando impunemente en la actualidad. 
   Encima, si había alguna confusión con respecto a los incidentes, con el correr de los días fue quedando claro que los violentos habían sido los mismos agentes de los servicios de inteligencia y de la Policía Federal, que montaron una provocación para justificar la represión que se llevó a 31 compañeros detenidos, cuando la marcha había terminado y el grueso de los manifestantes ya se había retirado. 

La crisis política 

   Esta situación sumergió en una crisis política al gobierno de Macri, quien, desde el principio, intentó mostrar que lo que pasaba era producto de la especulación electoral. 
   Sin embargo, mas allá de los cálculos electorales de Cambiemos y de los dirigentes K para sacar rédito de cara a las elecciones de octubre, lo que quedó claro es que el verdadero enfrentamiento es entre el gobierno ajustador de Macri y sus fuerzas de seguridad contra los trabajadores y el pueblo que lo enfrentan en las calles. 
   Por eso, ahora el Gobierno intenta distintas maniobras para evitar que el golpe sea mayor. Pero no sabe cómo salir del atolladero, ya que es probable que a esta altura alguien tenga que pagar al menos con su cargo para intentar descomprimir tensiones. 
   Hasta los principales empresarios del país le piden que dé una solución al caso Maldonado. Es que el ajuste que necesitan los empresarios difícilmente pase con los trabajadores y el pueblo en las calles. 
   Lo que debería ser un tranquilo proceso electoral se transformó en una crisis política que amenaza a una de sus principales ministras, Patricia Bullrich, y a la cúpula de Gendarmería. Entre las PASO de agosto y las elecciones generales de octubre, la movilización de las centrales del 22 de agosto y la del 1 de septiembre por Santiago Maldonado reunió a más de 400 mil personas en la calle cuestionando directamente al Gobierno. 

La estrategia del Gobierno. 

   Por eso, las distintas hipótesis sobre lo que había pasado que el Gobierno propagandizó desde un inicio fueron cayéndose, revelándose como mentiras para tapar las verdaderas responsabilidades. 
   Ahora el círculo se va cerrando y ya no pueden negar que la Gendarmería está involucrada. 
   Y monta una nueva maniobra que busca echarle la culpa a algunos gendarmes puntuales, para encubrir la responsabilidad de la cúpula de Gendarmería y sus jefes políticos (Nocetti y Bullrich) y que el caso deje de ser investigado como “desaparición forzada” para desligar responsabilidad del Estado. 

¡Sigamos movilizados hasta echar a Bullrich! 

   Por eso no podemos aflojar. La unidad conseguida el 1° de septiembre en las calles exigiendo la aparición de Santiago y la renuncia de Bullrich tenemos que llevarla hasta el final. 
No podemos volver a dividir lo conseguido el 1°. Es momento de no aflojar y seguir en la calle hasta que Bullrich se vaya. Los organismos de DDHH mas afines al kirchnerismo tienen la responsabilidad mayor para no caer en sectarismos y convocar a continuar con la movilización para derrotar esta intentona de Macri de garantizarle impunidad a las fuerzas armadas. Está planteada la caida de Bullrich junto a la cúpula de la Gendarmeria. Que ello suceda depende de si seguimos exigiendo en la calle o se ponen en primer lugar, las especulaciones electorales y se divide la unidad conseguida. 
Luego de la movilización, los estudiantes secundarios tomaron 20 colegios en Bs. As. contra la reforma educativa y los femicidios y se sumaron al reclamo por Santiago Maldonado. Por eso, hay que seguir profundizando la unidad de todos los sectores en lucha que enfrentan el plan de ajuste y represion de Macri. 

¡Paro Nacional ya! 

Además, tenemos que llevar el reclamo por Santiago Maldonado a nuestros lugares de trabajo como lo hicieron los docentes, a pesar que la CTERA luego de publicar el cuadernillo los dejo solos y no los defendio de los ataques. Los trabajadores tenemos que tomar en nuestras manos la bandera de aparicion de Santiago Maldonado, sacando pronunciamientos de las comisiones internas, juntando firmas y organizándose para exigirle a los delegados y centrales sindicales. Que ahora postergarian el Confederal para el 3 de octubre, que no podemos esperar y que un desaparecido en democracia es suficiente para convocar un Paro Nacional ya para exigir la renuncia y la cárcel para Bullrich y la cúpula de Gendarmería.