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VENDIMIA Y MINERÍA: SAQUEO, EXPLOTACIÓN Y MACHISMO | ¿FIESTA POPULAR O PANTALLA DE LOS ABUSOS EMPRESARIOS?

El 4 de marzo se realizó la Fiesta de la Vendimia. Esta celebración tuvo un origen eclesiástico entre las primeras viñas, donde se elegía entre las trabajadoras de la cosecha a la “más donosa” y se la coronaba con hojas de parra y racimos de uva. A través de los años esta celebración fue tomando la forma actual por la influencia político-económica de los sectores más adinerados de la provincia: por supuesto, los bodegueros en primer lugar. Hoy en día la elección de las “reinas” está siendo fuertemente cuestionada por ser un instrumento de opresión ya que cosifica a la mujer,  refuerza estereotipos de belleza y esto es estigmatizante para todas las participantes.

Sabiendo que este concurso genera estas repercusiones, algunos sectores han preferido cambiar el nombre de “Reina de la Vendimia” e “Embajadora del Trabajo, el Turismo y la Producción”. Pero lejos de ser progresivo, esto deja ver cuál es el rol que ocupan realmente estas representantes. Justamente representan los intereses del empresariado. Hace mucho que las representantes del trabajo vendimial dejaron de ser esas trabajadoras de la cosecha. Hoy por hoy lo que importa es que represente lo atractiva que puede ser la provincia para la inversión de capitales extranjeros que busquen explotar y saquear los recursos. No representa la explotación laboral que se vive en los viñedos, con familias y sus hijos menores de edad viviendo amontonados en algún galpón durante el período que les dura el trabajo de cosechar. No representa los sacrificios de las familias ni la inestabilidad y precariedad a la que son sometidas. No representan los problemas de salud que pueden generarse por todo el trabajo de producir y cosechar la uva y elaborar el vino.

Minería: otro factor de explotación obrera 

Por otro lado el Gobierno avanza con un proyecto de exploración minera en Cerro Amarillo, bajo el control de la empresa canadiense Meryllion, con intenciones de explotar cobre y oro.  Prometen generar miles de fuentes de trabajo y posicionar a la provincia en el mercado mundial. Pero lo que esto significa para los trabajadores es que tendrán trabajo unos años, tal vez, sin embargo no serán miles, y tampoco será la panacea en el marco de crisis económica que atravesamos. Mientras se lleven fortunas en minerales al exterior, a nosotros nos quedará el desastre ambiental y la contaminación de los glaciares y acuíferos, sin mencionar la exposición a químicos que sufren los trabajadores mineros. Hay muchos casos de desastres que provocaron la negligencia y la irresponsabilidad de las empresas mineras con derrames de sustancias tóxicas (La Barrick Gold derramó cianuro en San Juan, por ejemplo, y sigue contaminando con otras sustancias junto con la china Shandong Gold). Proyectos mineros en manos de empresas privadas sólo significan migas de pan para hoy y hambre, destrucción, contaminación, enfermedades y muerte para mañana.

Los Gobiernos esconden la realidad

El gobierno juega la carta de la Fiesta de la Vendimia para tapar los problemas estructurales que tiene la provincia: desocupación, baja en la producción por el cambio climático que afecta los cultivos (granizo, heladas tardías, sequía, temperaturas extremas),  salarios miserables que pierden contra la inflación, falta de inversión en educación y salud, la Obra Social OSEP quebrada y sin prestaciones adecuadas, un transporte público que es cada vez más caro, déficit habitacional, etc. 

Pero también trata de ocultar que persigue a luchadores sociales como a Nora Moyano, que por manifestarse en defensa de la ley 7722, que protege al agua de sustancias contaminantes que utilizan las empresas mineras, ha sido judicializada con una acusación ridícula. 

Por todas estas injusticias a las que nos someten, es necesario que unifiquemos las luchas y que enfrentemos todos juntos al gobierno y los patrones, es necesario que organicemos comités de autodefensa para evitar que nos sigan judicializando y criminalizando por oponernos a sus ataques. Necesitamos mejorar nuestra calidad de vida, y esto sólo va a ser posible si buscamos una solución de fondo, un gobierno obrero que ponga toda la producción al servicio de las/os trabajadoras/es, que no pague la fraudulenta deuda al FMI y que destine esos fondos a las verdaderas necesidades de la clase trabajadora.