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Violencia económica: un mal que nos azota cada día más a las jóvenes

 En general, cuando se habla de violencia hacia nosotras, solemos pensar sólo en la violencia física. Sin embargo, en la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres se reconocen 5 tipos de violencia distintas. Una de ellas es la “Económica o patrimonial”. Es sobre esto que queremos conversar en esta nota, ya que es una forma de violencia que sufrimos fuertemente las jóvenes.

Siendo mujer y joven es muy difícil poder proyectarse en el futuro, encontrar un buen trabajo o estudiar. En la mayoría de los casos hay miles de obstáculos para el ingreso a los trabajos mejor remunerados, como la minería y el petróleo. Y cuando por fin lo logramos, nos pagan menos que a los varones, nos dan las peores tareas o menores categorías. Eso sin contar toda la lista de actividades desvalorizadas  como “cosas de mujeres” que suele ser la limpieza, el cuidado de personas, áreas de salud y enseñanzas, entre otros.

Laburos precarizados

Las mujeres sufrimos muchísimo la precarización laboral. En primera instancia, porque en promedio ganamos un 29% menos que nuestros pares varones y esa brecha se amplía dentro del trabajo informal, llegando a un 35,6% menos. Luego, dentro de la tasa de desocupación, las mujeres de hasta 29 años representamos un 22%, siendo que en el caso de los varones es un 17,9%. Todo esto teniendo en cuenta que la Tasa de desempleo se mide sobre la Población Económicamente Activa (PEA), es decir que dichos números sólo representan el porcentaje que aún se encuentra buscando activamente trabajo. Esto deja de lado a aquellas que hayan desistido.

En promedio, el 36% de las mujeres que se encuentran trabajando lo realizan de manera informal. Dos puntos por encima de los hombres. Estos datos se profundizan cuando hablamos de las mujeres jóvenes en donde cada día nos encontramos con más trabajos precarios y en peores condiciones.

No podemos dejar de mencionar que muchas, y sobre todo jóvenes, son esperanzadas con promesas de puestos laborales, engañadas y sacadas de sus provincias/ciudades para ser utilizadas como esclavas sexuales. De acuerdo con el informe anual correspondiente a las llamadas recibidas en la línea 145 a lo largo de 2019, fueron unas 1.800 denuncias las formuladas en ese período, la mitad de ellas (48%) referidas a situaciones de explotación sexual, cuyas víctimas fueron mayormente mujeres.

 

 

*Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, 2020.

Todos estos datos no nos dejan ninguna duda sobre las incertidumbres y las problemáticas que debemos atravesar a la hora de pensar en nuestra inserción laboral. Sin mencionar que una vez insertas existe el miedo permanente a perder nuestros puestos laborales por la maternidad. Muchas somos despedidas, no nos reconocen derechos como las licencias por maternidad ni horas de lactancia.

Laburo “de mujeres”

Las actividades mayoritariamente femeninas, y por lo tanto a las que mayormente podemos acceder, son: 17,47% en el servicio doméstico, 16% en el comercio minorista, 13% en la enseñanza, 10,85% en los servicios sociales y de salud, 8,18 % en la administración pública, 6,18 % en actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler.

Según el estudio realizado por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género de este año, 2 de cada 10 mujeres asalariadas trabajan en el servicio doméstico, lo que equivale a un 96% de las personas que se desenvuelven en este rubro. El 72% no percibe descuentos jubilatorios y tienen en promedio un salario de $8.167. Esto claramente no alcanza para vivir, de hecho es sólo la mitad del salario mínimo, vital y móvil establecido en nuestro país.

Es importante aclarar que esto es así dado que son un reflejo de la división de tareas con las cuales nos encontramos diariamente desde el día uno de nuestro nacimiento. En nuestras casas, la distribución de las tareas domésticas no pagas recae mayoritariamente sobre nuestras espaldas. Por lo que al llegar a nuestros hogares nos encontramos nuevamente con el mismo tipo de tareas en las que solemos trabajar, cómo si con una jornada laboral no fuese suficiente.

Según el mismo estudio que venimos mencionando, en las jóvenes, la diferencia de trabajo que realizamos en comparación con nuestros familiares varones es abismal. alcanzando una injusta distribución del 80% para nosotras contra un 20% para ellos.

*Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, 2020

Crisis económica, desempleo y represión

Sumado a esta situación, vivimos la peor crisis sanitaria y económica mundial, que  profundiza muchísimo más nuestras pésimas condiciones materiales. La situación en los hogares de trabajadores y trabajadoras es sumamente grave. Los indicadores de pobreza están cercanos al 40% de la población. El 60% de los y las trabajadoras ganan en promedio hasta $29.000 mensuales, cuando una familia de 4 integrantes necesita en promedio $45.000 para superar el umbral de pobreza.

En el segundo trimestre hubo más de 3 millones de despidos, tanto en el trabajo formal como informal, a pesar del decreto “Antidespidos” presentado por Alberto Fernandez a principio de año.

El problema del  déficit habitacional se profundiza con la pandemia y con la pérdida de los puestos laborales. Millones de familias que se encontraban alquilando, debieron abandonar sus hogares, quedando en las calles por no poder afrontar los gastos que estos representan. Faltan alrededor de 4.000.000 de viviendas. Sin embargo, la única respuesta obtenida hasta el momento por parte de Alberto Fernandez, como también de Axel Kicillof es la de represión. Una muestra de ello fue la toma de Guernica, en donde más de 1.500 familias tomaron hectáreas desocupadas en reclamo de una vivienda digna y mejores condiciones de vida, pero fueron brutalmente desalojados por la policía de Berni.

Un estado ausente!

Como vemos a través  de lo expuesto, queremos remarcar que la violencia viene fundamentalmente por parte del Gobierno Nacional.

Los sucesivos gobiernos en vez de dar garantías y soluciones a la situación actual, han preferido mirar para otro lado. Como  sucede con la legalización del aborto actualmente, que Fernández ha aplazado constantemente su sanción. Esto condena a miles de mujeres y personas gestantes a sufrir los riesgos de la clandestinidad. En vez de proponer un plan concreto, con presupuesto estatal, para luchar contra las desigualdades socioeconómicas que parecemos las mujeres jóvenes y el pueblo trabajador en su conjunto, prefiere seguir respondiendo a su agenda de pago con el FMI.

Por eso decimos que se decrete ya el aborto, legal, seguro, gratuito y en hospital, y exigimos el cese inmediato al pago de la deuda externa. La situación en la que nos encontramos es su responsabilidad.

También denunciamos el rol de las direcciones de los movimientos de mujeres, como el colectivo Ni Una Menos, la Campaña Nacional por el Aborto, Legal, Seguro y Gratuito, entre otros, que en vez de llamar a la organización para pelear por mejores condiciones de vida, nos llaman a confiar ciegamente en el Gobierno Nacional. Exigimos que los centros, federaciones estudiantiles y sindicatos se pongan a la cabeza de nuestra lucha. Llamamos a todas las mujeres jóvenes a organizarnos para exigir las respuestas que necesitamos.

¡Basta de violencia económica hacia nosotras!

Luchar contra la desigualdad salarial y de trabajo para las mujeres y jóvenes es fundamental para lograr la independencia económica. Y sin independencia, es imposible erradicar la violencia machista.

Las mujeres jóvenes tenemos derecho a poder pensar en un futuro distinto para nosotras. Un futuro que no sea sólo precarización y desigualdad. Por eso, necesitamos organizarnos junto a nuestros compañeros. Tanto ellos como nosotras somos del pueblo trabajador y necesitamos dar las peleas de conjunto para ganar.

Por eso, desde Lucha Mujer proponemos organizarnos y pelear por:

La defensa de los derechos de las trabajadoras, ¡Basta de discriminación! ¡Igual salario y categorías por igual trabajo! ¡No a los despidos de embarazadas y madres! Prioridad de empleo para madres solas. Guarderías y jardines maternales gratuitos en las empresas, lugares de estudio y barrios. Reducción de la jornada laboral sin perjuicio salarial durante la primera infancia de nuestros hijos. Hora paga de lactancia. Licencias pagas extendidas por maternidad y por violencia machista. Licencias por día femenino; enfermedad o actividades escolares de los hijos y por días de estudio.

Cupo laboral para mujeres y jóvenes en los sectores prioritarios de la economía, como la minería y el petróleo.

Abolición de la prostitución y las redes de trata. Estamos contra toda forma de cosificación y mercantilización de nuestros cuerpos. Prohibición de la prostitución. Ninguna penalización, trabajo genuino para las víctimas.  ¡No a las redes de trata! Estamos contra las mafias del poder político, judicial y policial que las sostienen. Cárcel a los responsables e incautación inmediata de sus bienes.

Basta de pagar al FMI mientras suframos de hambre y desocupación. Ningún peso más, que todo ese dinero se invierta en salud, viviendas, educación y trabajos en condiciones dignas para hacer frente a la enfermedad vigente.

En el fondo, lo que necesitamos es un gobierno que esté al servicio de nuestros intereses y no de los intereses de los poderosos que siguen sosteniendo las desigualdades existentes. Llamamos a toda la clase trabajadora a tomar esta tarea en nuestras manos y luchar por un gobierno de los y las trabajadorxs.

¡LA REVOLUCIÓN Y NUESTRA LIBERACIÓN SERÁ CON TODA LA CLASE TRABAJADORA!

 

2/11/20